juan-jose-rubioEs todo un estadista de las finanzas y el sistema fiscal español. Ha dirigido entre 2000 y 2004 el Instituto de Estudios Fiscales, organismo autónomo dependiente del Ministerio de Hacienda de España. Ha participado en más de 30 proyectos financiados por las más importantes instituciones de investigación económica del país y ha publicado más de 20 libros y monografías. Juan José Rubio (Madrid, 1957) es también miembro del Observatorio de Trabajadores Autónomos (ATA).

Pregunta.- Preocupa a los españoles la hucha de las pensiones. La caída del fondo de reserva de la Seguridad Social hace que nos preguntemos, ¿habrá pensiones a medio y largo plazo?
R.- La pensión se va a cobrar, la cuestión es que no sabemos con qué cuantía. Hay una serie de datos preocupantes sobre el funcionamiento del sistema público de pensiones en España. Desde 2008 hemos perdido del orden de 3,5 millones de cotizantes y en 2014 con la recuperación económica compensamos con 1,6 millones pero seguimos con un decalaje de en torno a 1,5 millones. Por otra parte, tenemos un volumen de 8,5 millones de pensionistas, 9 si contamos los que cobran doble pensión. Haciendo una proyección, en 2050 se estima que puede haber 17 millones de pensionistas en España, o sea, en unas décadas, poco, nos podemos encontrar con el doble de pensionistas. A partir de ahí tenemos un problema. Además, la esperanza de vida se incrementa de forma significativa, cada 10 años aumenta en 16 meses, a lo que se añade que las personas que están falleciendo actualmente tenían pensiones bajas pero las personas que se están jubilando ahora disfrutan de pensiones un 30% superiores a la media de los que están falleciendo. Consecuencia: tenemos que revisar el sistema de pensiones de arriba a abajo. ¿De qué manera? La primera, incorporando a la última reforma de pensiones el factor de sostenibilidad y los elementos de graduación de la pensión al tiempo de cotización. Los técnicos hablan de las cuentas nocionales, en el que se establece un sistema a partir del que la pensión pública se aproxime a la cotización en la vida laboral. Luego están los Presupuestos Generales del Estado (PGE), cada vez va a ser más frecuente que una partida importante se destine al pago de pensiones; el primer paso sería que los PGE asumieran las pensiones no contributivas (ojo, hablamos de 20.000 millones de euros) y después, en segunda instancia, si es necesario complementar parte de las pensiones con alguna inyección presupuestaria.

Todo esto nos lleva a que probablemente se vaya reduciendo el poder adquisitivo de las pensiones a medio y largo plazo y, por tanto, se pueda reducir la cuantía en capacidad de compra. Pero tampoco hay que alarmar a la gente, pensiones va a haber. Es importante, sobre todo los jóvenes que inician  su actividad, que se planteen complementar la pensión con alguna prestación privada.

P.- También preocupa a la sociedad el desempleo en unas cifras aún demasiado elevadas… ¿cuál es el problema de que, por ejemplo, una persona con una titulación universitaria no pueda encontrar trabajo?
R.- No hay tejido empresarial suficiente para poder integrar toda la oferta de personal cualificado, ni tampoco hay mentalidad de crear
empresas. Durante muchos años se ha demonizado al empresario, el empresario es una sanguijuela que chupa la sangre, un debate que acaba permeando en la sociedad pero que hace un daño enorme. Cosa que no ocurre en otros países donde al emprendedor se le cuida porque al fin y al cabo es el generador de riqueza y empleo. Hay que transmitir a la opinión pública que hay que crear empresa, estimular la innovación empresarial, incentivar la producción y proteger al autónomo.

En mi opinión hemos cometido un error estratégico durante la crisis y es que hemos permitido que se destruya mucho tejido empresarial e industrial. A lo mejor, con un pequeño esfuerzo de apoyo muchas empresas se podrían haber mantenido bajo mínimos, porque es muy fácil destruir una empresa pero crearla es complicadísimo. Esta filosofía ha faltado en el pasado achacable a los sucesivos gobiernos de este país.

Dicho esto, el asunto de la flexibilidad laboral tan criticada ha impedido que se destruyan más empresas y que además ahora (al haber ajustado las plantillas) están justificando que se necesite más empleo, por ello España está creciendo de forma mucho más rápida que el resto de la UE. Por todo ello confío en que en un periodo de dos o tres años, si no hay incertidumbres ni sorpresas, podremos aproximarnos paulatinamente a un nivel de empleo y una tasa de paro razonable. Es difícil que bajemos del 10-12% de desempleo por motivos estructurales pero es posible llegar al 12-15% en tres años.

Hay además otras variables con buenos resultados que permitirán generar empleo, como la exportación, el consumo y la demanda interna, por lo que estimo que España puede crecer en torno al 3% en 2016 y el 2,5% en 2017 si las cosas se mantienen.

P.- Otro asunto mediáticamente llamativo es el fraude existente, papeles de Panamá, fraude al fisco de personajes conocidos, ¿cómo se puede atajar esta situación?
R.- Hay que separar la evasión fiscal nacional de la internacional. Respecto a la primera, habría que dotar de mayores recursos a la Agencia Tributaria a la vez que establecer mecanismos de infracciones y sanciones lo suficientemente potentes para que el infractor sienta el peso de la ley pero con criterio y proporcionalidad para evitar tratamientos exorbitantes. La segunda parte es la educación, debemos transmitir a nuestros hijos la idea de que el cumplimiento de las obligaciones tributarias es esencial para un país desarrollado y moderno.

En el ámbito internacional es importante la coordinación de políticas fiscales y macroeconómicas entre los países. Ya he hablado anteriormente de mi defensa de una Agencia Tributaria Internacional, hecho que se ve corroborado por el mismo ministro de Finanzas chino en una reunión del G-20 al señalar la necesidad de crear mecanismos de coordinación macroeconómica internacional. Ello permitiría intercambio de información, actuaciones conjuntas que permitan financiar acciones internacionales importantes como el asunto de los refugiados que está generando un coste importantísimo. Un mecanismo a través del cual se provean bienes públicos internacionales como por ejemplo la policía para actuar en determinados territorios en conflicto y pacificarlos, o redistribuir la renta de
países ricos a pobres creando posibilidades de desarrollo económico en África y Oriente Medio evitando así esos flujos de refugiados. Hoy en día, ningún país, ni siquiera EE UU o China, tiene fuerza suficiente como para, aplicando sus propias políticas, poder condicionar al resto
de los países.

P.- En esa coordinación e integración puede ser preocupante la salida de Reino Unido de la UE, ¿no?
R.- Estará integrado o no pero Reino Unido es Europa y participará de una u otra manera. Es una lástima que se hayan separado, han pasado de ser cabeza de león a cabeza de ratón. Han perdido proyección y capacidad de liderazgo internacional. Ahora son un país que puede establecer una relación bilateral pero sin el peso de los otros 27 países de la UE.

P.- ¿El Gobierno traerá más recortes?
R.- Recortes va a haber. Vamos a tener que ajustar entre 12 y 14.000 millones de euros y eso es mucho dinero, es el 1,3% de nuestro PIB y esa desviación de los requisitos nos podrían suponer problemas importantes. Es evidente que el Gobierno que entre va a tener que tomar
decisiones estratégicas respecto a la disponibilidad o no de crédito presupuestario de cara a final de año, que se va a congelar determinado tipo de gasto público.

Texto y foto: Oliva Carretero