Francisco Javier Morales

Francisco Javier Morales Hervás/ Doctor en Historia

Nos encontramos a finales del siglo XVI en una de las villas más prósperas y dinámicas de la Castilla meridional. Por las calles se aprecia mucho movimiento, se respira el ambiente de la alegre tensión que preludia la celebración de unos intensos días en la feria ganadera que cada año congrega en Almodóvar del Campo a cientos de tratantes y comerciantes de todo tipo que aprovechan estas fechas para ofrecer vistosas mercancías que ávidamente cambian de manos al calor de unas jornadas en las que el dinero se mueve con una contagiosa avidez.

Rodrigo es la primera vez que acude a esta cita ferial y en su decisión de visitar esta reconocida reunión de tratantes de ganado no sólo ha influido el encargo de su padre de adquirir buenas reses, sino el personal interés por contemplar una joya arquitectónica de la que le han llegado atractivas descripciones. En su paseo vespertino por las calles de Almodóvar del Campo percibe enseguida el llamativo ambiente religioso y cultural que transmite esta villa del Campo de Calatrava que a lo largo del siglo XVI pudo contemplar con orgullo el nacimiento de dos Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Almodóvar del Campoexcepcionales personajes como el místico humanista San Juan de Ávila y San Juan Bautista de la Concepción que llevó a cabo la reforma de la Orden Trinitaria. Esta rica y atractiva vida sociocultural también explica que esta villa fuera visitada por personas tan célebres como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y Miguel de Cervantes.

La llegada de ideas, mercancías y personas a Almodóvar del Campo se veía favorecida por su privilegiada situación en plena trayectoria de importantes rutas como el Camino Real de Toledo a Córdoba y algunas cañadas ganaderas empleadas por la Mesta para llevar sus ganados hacia los ricos y cálidos pastos del Valle de Alcudia. Los viajeros encontraban en esta villa un excelente lugar para el reposo y para el disfrute de los sentidos, los cuales se dejaban seducir con las estéticas sorpresas que les esperaban en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Al acceder a la plaza principal de la villa nuestro amigo Rodrigo pudo contemplar un recio edificio religioso en cuya construcción predominaba la mampostería, aunque complementada con algunas zonas reforzadas con sillares. El tipo de piedra empleada no sorprende al viajero pues responde a la que ofrece el entorno, por lo que alternan las cuarcitas con las rocas volcánicas. Una vez situados en el interior de la iglesia se comprueba que el templo responde a una característica planta de cruz latina de tres naves, separadas por arcos apuntados. Pero cuando Rodrigo levanta la mirada en la nave central permanece extasiado contemplando el maravilloso espectáculo que le otorga la extraordinaria visión de un rico artesonado mudéjar de finales del siglo XIV o comienzos del XV, que ofrece una bellísima decoIglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Almodóvar del Camporación estrellada en una obra digna de un orfebre que se expresa en un delicado acabado y magnífico ensamblaje, considerada la techumbre mudéjar más grande de España construida en una sola pieza. Las naves laterales se cubren con bóvedas de arista y el crucero y el ábside con bóveda nervada florida cuyo evidente atractivo parece quedar empequeñecido tras la contemplación del magnífico artesonado.

La retina de Rodrigo permanece impactada cuando al día siguiente se dispone a participar en la feria del ganado de Almodóvar del Campo y desde un imaginado pasado nos invita a disfrutar de esta primorosa obra mudéjar que nos espera en una tierra acogedora y generosa en frutos y sensaciones.