Fidel Torres / Periodista

He recibido, oh reverendísimo maestro, como regalo por mi cumpleaños, acontecimiento que tuvo lugar hace pocas semanas, un libro de Camilo José Cela, no sé si con segundas o terceras intenciones pues, la verdad, es que leo poco si se exceptúa lo que se publica en las redes sociales, y me temo que no deja de ser una pulla el hecho de que me hayan puesto en las manos dicho libraco, además impreso en papel. ¿Puede usía, si no es abuso, servirme de guía sobre dicha obra y autor?

– Al menos dime de que obra se trata, intrépido devorador de literatura “tiktoker”.

– Mieles de la Alcarria, o algo así.

– Viaje a la Alcarria, pequeño melón.

– Será eso. Me gustaría leerlo, pero tampoco sé mucho del tal Cela. Me suena algo del colegio, pero imagino que será un tío plasta.

– Escucha mocosillo. Cela tiene, entre otros premios, el Nobel, el Cervantes y el Nacional de literatura. También el premio Planeta, pero a estas alturas no te sabría decir si este último es para sentirse orgulloso ya que desde hace muchos años es un premio ya pactado con un autor famoso con vistas a vender mucho y que la editorial se forre el riñón. Claro que Cela no se iba a poner colorado por el amaño de este premio, pues fue un autor experto en amaños y compraventas, vamos, que éticamente como persona dejaba mucho que desear.

-¿Quiere decir que era un sinvergüenza?

– Hay motivos para creer que sí. Una de sus peores novelas, La Catira, fue encargo del dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez, hoy uno de los productos celianos menos legibles, y se tuvo en su momento por «pastiche» desmesurado, un libro que no pasa de folletinesco con adobos escatológicos, mientras los venezolanos lo consideran una caricatura de la realidad, hasta el punto de que un tal Fabbiani Ruiz llamó a Cela «desequilibrado mental». Vamos, que Cela escribió al dictado de un dictador.

Pero no sólo eso, todavía quedaba por llegar el escándalo de “La Cruz de San Andrés”. El asunto pasó por los tribunales pero el caso fue sobreseído. La historia fue más o menos así. En 1994 Camilo José Cela ganaba el premio Planeta con la novela antes mencionada. El premio fue de 50 millones de pesetas, (hoy es de un millón de euros, más o menos equivalente). Unos meses después la escritora Carmen Formoso descubrió, al leer la novela de Cela, que ésta era una copia casi literal de una que ella había enviado precisamente a concursar en el mismo premio. Tras mucho ir y venir y denunciar, todo quedó en nada, pero los hijos de Carmen suponen que la cosa ocurrió de la siguiente manera. Planeta había propuesto a Miguel Delibes que escribiese una novela con la garantía de que se llevaría el premio. Pero este declinó la oferta, no sabemos si porque no tenía novela a mano o simplemente porque era honrado a carta cabal y no quería presentarse a un concurso que estaba amañado. Por eso se le propuso a Cela, el cual tampoco tenía novela a mano, ni tiempo para escribirla, pero lo aceptó. Entonces, alguien con suficiente poder y decisión en Planeta le hizo llegar una copia de aquella historia de una maestra de La Coruña, Carmen Formoso, que los jurados habían desechado como aspirante al galardón. El escritor se dedicó a alterar páginas y páginas de la novela original de su paisana manteniendo la acción, paisaje y personajes, y muchos detalles que serían considerados como una clarísima apropiación indebida, o sea, un plagio. Además, se supone que utilizó “negros” (escritores a sueldo) para que le ayudasen en la labor.

– Pues me lo está poniendo a caer de un burro.

-Y eso que no hemos hablado de su persona. En 1938 se ofreció a “prestar datos sobre personas y conductas” no afines al llamado Movimiento Nacional, trabajó como censor durante los años 1943 y 1944, sugirió a Fraga que sobornara a algunos escritores para “recuperarlos” para el régimen franquista, y entre otras muchas “barbaridades” que dijo a lo largo de su vida está la famosa frase “mis animales preferidos son el perro, la mujer y el caballo, por este orden”. En definitiva, un ser grosero, pretencioso, machista, e insolidario en numerosas ocasiones.

– En resumen, admirado maestro, que me sugiere que no lea una línea de este impresentable.

– Al contrario, Lorencito, al contrario. Cela es un genio de la literatura, y aunque dentro de su amplísima producción literaria hay mucha morralla, tiene auténticas obras maestras, de lectura obligada: Pascual Duarte, Viaje a la Alcarria, Pabellón de reposo, San Camilo 36, numerosos libros de viajes por España (no todos, pero algunos maravillosos), y cientos de artículos. Porque, ¿qué tiene que ver su vida privada con su obra? Kevin Spacey, Gérard Depardieu, Dustin Hoffman, Morgan Freeman, Harvey Weinstein, Bill Cosby, Woody Allen, han sido procesados o denunciados por actos privados. Condenados o absueltos, su obra sigue intacta y al servicio de la humanidad. ¿Por qué hemos de ignorarla? Otros han quedado señalados como Plácido Domingo, Pablo Neruda, Pablo Picasso, Juan Ramón Jiménez… Fijémonos en su obra, disfrutemos de su arte, y allá ellos con su conciencia y con los tribunales, que para eso están.