Estos días se celebra en los exteriores del Santuario de la Virgen de las Cruces un concurso comarcal de colombicultura, cuya final será el próximo domingo. La competición consiste, tras la suelta de una hembra, denominada “paloma de suelta” dotada de una pluma blanca que sobresale en la cola y que la distingue, en el cortejo por parte de los machos que participan en dicha prueba o “suelta” para conseguir llevársela a su palomar o estar el máximo de tiempo con ella.
Como explicaba el presidente del Club de Colombicultura “Tablas de Daimiel”, Juan Carlos García Consuegra, “por cada minuto que el palomo vuele al lado de la hembra se le otorgarán dos puntos, y cada suelta tiene una duración de unas dos horas”. Para lograr este objetivo, los palomos deportivos son entrenados desde pequeños en el arte de perseguir o cortejar a las palomas, que normalmente son de color azul u oscuro, según detallaba García Consuegra.
Las competiciones, normalmente, se dividen en seis pruebas o sueltas distribuidas a lo largo de un mes, que bien pueden desarrollarse los martes y sábados o los miércoles o domingos, apuntaba el presidente del club local.
Una de las problemáticas más comunes en este deporte es la pérdida o desaparición de ejemplares, que suelen perseguir a otras palomas camperas que no participan en la competición. Por ello, los palomos suelen llevar un chip en la cola que permita su localización a través de un sistema electrónico como el radar.
En la competición que se está celebrando en Daimiel, García Consuegra comentaba que participan un total de 90 ejemplares, en un deporte que actualmente siguen unos 30 socios en la localidad.
Sin duda una disciplina “curiosa” en la que los ejemplares ganadores están “muy cotizados”, señalan desde el Club de Colombicultura daimieleño. Y es que por la venta de un campeón a nivel nacional, como el palomo ‘Voltio’, “te pueden pedir hasta 60.000 euros”, especificaba García Consuegra. Una inversión que puede ser recuperada a través de dos años de buenos resultados en competición. A esto, habría que sumarle lo obtenido por la venta de sus crías, “cuyo precio rondaría entre los 1.000 y 2.000 euros”.