Entrevista a Segundo Alcázar

Segundo Alcázar García, jubilado y visitador médico de profesión, lleva nueve años dedicado en cuerpo y alma a la noble tarea “de dar dignidad a los que no tienen qué comer en la provincia” desde la presidencia del Banco de Alimentos de Ciudad Real. Un quijote del siglo XXI al servicio de una solidaria causa que ha recibido, a título personal, la Medalla de Castilla-La Mancha en la Iniciativa Social 2014 o el Príncipe de Asturias de la Concordia 2012 dado a todos los Bancos de España.

Pregunta.- ¿Qué es un Banco de Alimentos y cómo funciona?
Respuesta.- Es una entidad sin ánimo de lucro, en este caso el de Ciudad Real está declarado de utilidad pública y está integrado en la Federación de Bancos de Alimentos de Castilla-La Mancha, que también presido, y la Federación Española de Banco de Alimentos (FESBAL). En origen, nos ocupamos de gestionar los alimentos procedentes del Plan de Ayuda de la Comunidad Europea para distribuirlos entre las entidades benéficas quienes, a su vez, los reparten entre las personas más necesitadas. Pero también hacemos campañas, operaciones kilo y colaboraciones de empresas y donaciones ciudadanas. Ahora es mayor el volumen de recogida propia que el de los fondos europeos. En 2014, el Banco de Alimentos recibió 1.400.000 kilos de alimentos y productos de primera necesidad, de los que 258.000 procedían de Europa. El Banco existe gracias al buen hacer de las personas solidarias, diferentes instituciones y el tejido empresarial. Ahora, atendemos a 30.000 personas y damos alimentos a 89 entidades benéficas.

P.- ¿Cuándo se creó en Ciudad Real el Banco de Alimentos?
R.- Comenzó en 2005 de la mano de Antonio Márquez pero al poco tiempo lo dejó y le sustituí yo en 2006. No teníamos nada, ni oficina ni apoyo de ningún tipo. Empecé a llamar a las puertas y algunas entidades me abrieron como el Ayuntamiento de Ciudad Real.

P.- ¿Qué requisitos se pide a las entidades benéficas que posteriormente distribuyen los alimentos que ustedes han recogido y a los propios beneficiarios?
R.- A las asociaciones benéficas se les pide estar registradas como tales y que cuenten con el visto bueno de los servicios sociales. A los beneficiarios se les exige el DNI o pasaporte, que estén empadronados, el libro de familia, la última nómina, un certificado del Inem que estipule que no reciben ninguna ayuda económica, y un informe favorable de los servicios sociales. Sin eso, nosotros no podemos dar alimentos. Eso se renueva cada año, porque la gente puede encontrar trabajo y no debe ocupar una plaza.

Quiero una Navidad de esperanza con un plato en todas las mesas”

P.- ¿Cómo ha cambiado el Banco de Alimentos de Ciudad Real en estos nueve años?
R.- Al principio en 2006 entregamos 300.000 kilos de comida y el año pasado llegamos a 1.400.000 kilos, algo que hay que agradecérselo a los voluntarios que colaboran con nosotros, sin ellos no somos nada. Para nosotros, es reseñable el hecho de que el año pasado, el Banco de Alimentos de Ciudad Real ocupó el primer puesto de ámbito nacional en volumen de recogida atendiendo a la ratio del número de habitantes. Y para haber llegado hasta aquí, tengo que agradecer la ayuda de mucha gente, por ejemplo a los medios de comunicación, que han hecho posible que el Banco haya llegado al último rincón de la provincia.

Sin embargo, si la gente no tiene vivienda, el Banco no puede dar alimentos. Por ello, muchas veces he dicho que el Ayuntamiento de Ciudad Real y la Diputación deberían ponerse de acuerdo para hacer un comedor social, que tienen sitio para hacerlo, como el hospital provincial que es muy grande. Donde tanto se lleva el diablo viene muy bien incorporar un poco de justicia social, y hacer este comedor. Los alimentos se los daría el propio Banco.

P.- ¿Con cuántos voluntarios contáis para atender las campañas?
R.- Hay censados 125 voluntarios. Tenemos magistrados, médicos, profesores, empleados, de todas las clases y estamentos sociales. Esto no determina si tú eres más o menos, aquí todos son iguales, voluntarios. El Banco tiene un lema, no pertenecemos a ningún partido ni somos de ninguna religión, nos dan igual los blancos que los verdes que los amarillos porque el estómago no tiene color y hay que comer todos los días.

P.- ¿Cree que es positivo o negativo la doble cara de la moneda por la que, por un lado, se reparten más alimentos pero, por otro, se pone de relieve el hecho de que ha podido aumentar la pobreza? ¿cómo lo ve?
R.- Bajo el umbral de la pobreza no se ve a la gente, pero a nivel provincial existe entre un nueve o un diez por ciento de pobres. Hay pueblos importantes y grandes de la provincia que han sido riquísimos por su agricultura, su desarrollo y bienestar, pero ahora allí se reparten más de once o doce mil kilos de alimentos, porque hay mucha gente inmigrante que echa la temporada y después se queda sin nada; y si están contribuyendo a la seguridad social, lo lógico es que les demos los beneficios que nos están dando a nosotros.

P.- ¿Cómo está siendo la campaña de Navidad, cuándo se empezó a organizar?
R.- A primeros de noviembre tuvimos una reunión con los voluntarios que se han ofrecido por facebook, twiter o teléfono, les dimos las directrices a seguir, sobre todo que tengan amabilidad y entrega, y le dimos el peto que nos identifica. Es un trabajo ingente organizar una campaña y a todas las personas implicadas en la provincia.

La gran recogida de Navidad ha sido el 27 y 28 de noviembre en todos los centros comerciales de los principales pueblos de la provincia donde esperamos obtener unos 400.000 kilos. Quiero que estas navidades todas las mesas se vistan de verde por la esperanza, por un plato de comida y para que los niños disfruten. Pero las navidades para nosotros no son solo una época sino los 365 días, lo que pasa es que nos volvemos más sensibles. El Banco funciona desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre.

P.- En estos nueve años de trayectoria del Banco, ¿cómo se han diversificado los alimentos, han variado las necesidades?
R.- Al principio todo eran macarrones y arroz, pero también necesitamos carne y tomate para ponerlo en la mesa. Pero ahora se da de todo, conservas, productos infantiles, de higiene. Es preciso incluir alimentos de la dieta mediterránea, huevos, legumbres, carnes, aceite de oliva… Tenemos una cámara frigorífica de mantenimiento donde conservamos los huevos, yogures y carnes etiquetadas y al vacío; no cogemos ni pescado ni carne roja libremente cortada. Por ejemplo, Frimancha nos da 70-80.000 kilos de beicon todos los años. Luego como hay una interconexión de bancos de alimentos en el país, damos lo que nos sobra y pedimos lo que nos falta.

P.- ¿Quiénes son esas personas y entidades que os ayudan económicamente?
R.- Son muchísimos y de todo tipo. Por mencionar a algunos, Amancio Ortega, el de Zara, nos pagó la cámara frigorífica, también BBVA nos ayuda. Y nuestros bolsillos son de cristal, somos transparentes. Fíjate hasta qué punto hay transparencia que si un voluntario nuestro necesita alimentos no va a recibir nada hasta que traiga los papeles igual que todos. Somos rigurosos en las cuentas, tiene que cuadrar todo.

P.- ¿Qué reconocimientos ha recibido el Banco de Alimentos?
R.- A título personal, tengo la Medalla de Castilla-La Mancha en la Iniciativa Social 2014, y en representación del Banco de Ciudad Real he sido nombrado Ciudadano Ejemplar 2012, la ‘S’ de Solidaridad del Club Rotario, y de la cadena Ser, entre otros. A nivel nacional los Bancos de Alimentos somos Premio Príncipe de Asturias a la Concordia 2012. No me gusta mucho recordar esto porque nos responsabiliza a seguir trabajando mucho más.

P.- ¿Y seguirá haciéndolo?
R.- Cuando fuimos nombrados Ciudadano Ejemplar hice la promesa de que mientras tuviera fuerzas, seguiría luchando por las personas más vulnerables, y espero cumplirla, sea lo que Dios quiera.