Elena Rodríguez Tato / Directora de equipo Begara Luxury Real Estate

Soluciones para distribuir este espacio pensado para nadar a cubierto y relajarse.

Desplazar la piscina al interior de la vivienda permite poder usarla todo el año, con independencia del ciclo estacional, pero esto no significa olvidar su conexión con el exterior, de la que pueden obtener potentes efectos: desde el total enclaustramiento (su ubicación en el sótano refuerza dicha impresión), hasta la inmersión en el paisaje circundante por medio de amplios ventanales transparentes.

También se debe estudiar su relación con el resto de la casa, empezando por elegir la forma. Un rectángulo se adapta bien a la disposición más habitual de las viviendas, además de sumar otras ventajas como la facilidad de limpieza, de la excavación del terreno y de la construcción de la piscina.

Las dimensiones más adecuadas para su disfrute para cuatro o cinco personas son de 8 o 9 metros de largo por unos 4,25 metros de ancho. Si se usa solo para nadar, basta un carril de unos 2,25 metros de ancho (su longitud se determina según el número de brazadas que se quiera dar: con cuatro, se recorren 8 metros). En cuanto a la profundidad, la más frecuente está entre 1,5 y los dos metros. El vaso puede adosarse a una o dos de las paredes de ser necesario, pero una playa o pasillo alrededor del vaso, de unos 1,25 m de ancho, facilita su uso y mantenimiento.

Se aconseja también prever un área que supere los 2,50 m de ancho donde disponer tumbonas para relajarse.

Ubicación.- Emplazar la piscina junto a la zona de estar favorece su control, muy recomendable si hay niños y personas mayores en casa y amplía el área pública de la vivienda. Para hacerla más privada, se coloca la pileta junto al dormitorio principal. Hay que contar con un aseo y una ducha, aunque se puede completar este imprescindible equipamiento con los aparatos de un gimnasio o con sauna y otros accesorios que configuren un pequeño Spa.

Luz.- La iluminación debe reforzar las intenciones con las que se ha diseñado la piscina: hay que estudiar la procedencia (central, frontal…) de la luz natural y su ángulo de incidencia, y regular su intensidad: dichos efectos tienen que ser imitados por la luz artificial.

Las instalaciones necesarias se resuelven con un cuadro técnico, de unos 10 metros cuadrados donde alojar las máquinas encargadas de depurar el agua. Puede ir enterrado o en superficie y se debe conectar con el cuarto de la caldera.

Otras cuestiones que debe definir un profesional son la protección acústica, cómo ventilar y calentar la estancia de la piscina, la protección contra la corrosión, etcétera. Aquí, la correcta elección de los materiales facilitará enormemente tanto el ahorro energético como el mantenimiento.