La empresaria Eva María Masías Avis ha sido elegida como Dulcinea del año 2016. Nacida en Fuente el Fresno, desde pequeña vivió en la capital donde estudió en el Hernán Pérez del Pulgar. Ha participado activamente en sus festividades y tradiciones. Está casada y tiene cuatro hijos. Licenciada en Farmacia, trabajó en el Colegio Farmacéutico de Jaén y como técnico de elaboración en Industria Masavis.
Actualmente regenta el establecimiento de productos gourmet “Gloria Bendita”. Está muy vinculada a las Hermandades de Semana Santa de Ciudad Real.
Pregunta.- Para usted, ¿qué fue siempre La Dulcinea?
Respuesta.- Fue el sueño de mujer manchega que tuvo don Quijote y que a base de soñarlo se hizo casi realidad. Para mí es la mujer humilde, trabajadora, con unos valores y capacidades que la hicieron famosa en el mundo entero sin ni siquiera existir.
P.- ¿Cree que la mujer manchega se acerca mucho a ese ideal?
R.- Sin duda. La mujer manchega es fuerte, valiente y luchadora, trabajadora en el campo o en cualquier otro puesto de trabajo, madre de familia, y que sin embargo no deja de soñar al igual que lo hizo don Quijote.
P.- ¿La Dulcinea debería ser siempre joven y guapa?
R.- Personalmente nunca he creído que deba ser así. Lo que ocurre es que antes había unas bases para elegir la Dulcinea en Ciudad Real que quizás estaban enfocadas a destacar otros valores. Hasta ahora no se habían revisado. Ahora sí se ha hecho. Las de antes no eran ni mejores ni peores que las de ahora. En su día se pensó que algo ideal debería ser algo joven y bello, con ese carisma. Hoy en día creo que las mujeres somos algo más que un cuerpo, una cara y una edad. Ahora han cambiado las bases y así hemos podido entrar las que no éramos tan guapas o tan jóvenes. Este año también se han presentado chicas muy jóvenes, caso de las damas, pero al final se han decantado por mí. Está claro que este año ha habido un giro que espero sea para bien.
P.- Al día siguiente de su nombramiento oficial, el 23 de julio en los Jardines del Prado, algún medio de comunicación tituló de la siguiente manera: “La figura de Dulcinea por fin ocupa el lugar que siempre mereció”. ¿Qué le parece?
R.- Estoy de acuerdo porque creo que las mujeres nunca hemos ocupado el lugar que merecemos. La reivindicación que yo hago es que el Pandorgo es la figura y el protagonista de la fiesta de la Pandorga, pero también es verdad que siempre ha llevado de su brazo a una dama, una mujer que nunca ha tenido, no sé si por su juventud o porque la sociedad hemos sido así, ningún protagonismo, siempre ha sido la figura secundaria. En el acto de presentación yo decía que no quería quitar protagonismo a nadie, y que en la Pandorga los protagonistas son los pandorgos, pero que la Dulcinea debe dejar de dar esa imagen de chica joven que está ahí sólo para decorar y que debe tener voz.
P.- Volviendo a la polémica, seguro que a usted le llegaron, desde el primer momento, opiniones en contra de que usted, una mujer mayor de lo habitual, fuese Dulcinea.
R.- Sí, claro. Pero no me ha importado. Considero que vivimos en una sociedad con libertad de expresión absoluta y que, no llegando al insulto, cosa que en este caso no tengo constancia de que se haya llegado, la crítica es un derecho. Yo también soy crítica. Esta es necesaria si no se llega al insulto o el desprecio. Yo la he encajado muy bien, no me ha dolido. Al contrario, los entiendo perfectamente.
P.- ¿Por qué cree usted que la han elegido?
R.- No lo sé. Había 12 personas en el jurado. Creo en su objetividad. Las bases eran muy claras, lo permitían, y habrán pensado que yo podía ser tan buena Dulcinea como cualquier otra. Está claro que han querido dar un giro a lo tradicional.
P.- ¿Ha tenido algún momento de duda o de arrepentimiento por haberse presentado?
R.- Jamás. Soy rotunda, rápida en contestación. Desde el minuto cero, cada momento que pasa estoy más orgullosa de haber hecho lo que debía de hacer.
P.- ¿Cómo resumiría todo lo que hemos hablado hasta ahora? ¿Algo que desee añadir?
R.- Que no he venido a revolucionar nada. No deseo ser listón de nadie ni espejo de nadie. Que quien en el futuro tenga los títulos de Pandorgo o Dulcinea lo hará lo mejor que pueda, y deseo, sobre todo, que la gente vea que esto es algo compartido, que no es sobresalir sobre nada o nadie, es estar, compartir y vivir junto a una figura tan importante como el Pandorgo o la Dulcinea