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En la imagen, polígono de La Carpetania, con zonas verdes y reserva de suelo para áreas comerciales destinado a empresas de tecnología e investigación

El progreso consiste en renovarse” como dijera nuestro insigne autor de las letras Miguel de Unamuno que, poco a poco, derivó en la frase hecha “renovarse o morir”. Un dicho que nadie mejor que la empresa y el empresario español han podido experimentar en propias carnes a lo largo de esta última década. El esfuerzo, pero sobre todo la innovación, el desarrollo y la investigación de muchas pequeñas, medianas y grandes empresas de nuestro país han permitido su supervivencia, mantenimiento y crecimiento. Las circunstancias actuales son algo mejores pero tampoco son para echar cohetes a la vista de una falta de Gobierno desde hace más de nueve meses, un gran desempleo y una competitividad exigente en mercados nacionales e internacionales que obliga a una reinvención constante.

¿Quien en alguna ocasión no ha hecho algún comentario, bueno o malo, de su jefe?¿Quién no ha criticado las decisiones que toma el empresario para mantener la actividad? ¿Quien no ha puesto alguna pega a alguna situación laboral? En nuestra vida diaria está adherida de tal forma esa crítica social que es difícil desvincularla de aquella persona emprendedora que, por interés propio pero en parte también ajeno o familiar (teniendo en cuenta que la pequeña y mediana empresa tiene un peso importante en este país), ha decidido iniciar una actividad o montar un negocio. En los bares de toda España es difícil no atrapar alguna conversación sobre horas extra, sueldos, jubilaciones, movilidad laboral y, en definitiva, de lo que nos perjudican las decisiones de aquel que nos paga el sueldo al final de mes.

Si no pudiéramos echar las culpas a alguien de nuestra situación, pareciera que la responsabilidad de nuestro futuro la tuviéramos nosotros y, como españoles que somos, no solemos tirar piedras a nuestro propio tejado. Pero la manida demonización a la empresa y al empresario, ya de por sabida y repetitiva, no hace más que suscitar cuestiones de si, realmente, son los ‘malos’ de la película o, por el contrario, han sido y son, sino el motor, sí parte importante del engranaje que mueve el desarrollo económico, la riqueza y promueve la contratación y el empleo en España.

Para el directivo de una Cámara de Comercio española, el empresario es la persona que, desde muy temprano y hasta muy tarde durante toda una jornada, intenta resolver todos los problemas, también los de todos sus empleados que, en ocasiones, son su familia a tenor del paisaje de microempresas existente. “El empresario es el primero que se ocupa y preocupa de mantener unos niveles de empleo y de crear más”. En su opinión, la demonización es agua pasada o, al menos, no se oye tanto, y su origen pudo deberse al mal uso del término empresario al poner el foco en personajes que, lejos de ser empresarios, eran especuladores lo que ocasionó mucho daño a aquellos que han trabajado, trabajan y trabajarán muy duro por montar y mantener una actividad empresarial.

Recuperación económica
Sobre si hay recuperación económica o no, este mismo directivo cameral enfatiza la dureza de la crisis económica y financiera mundial “de la que aún no hemos salido del todo” aunque asegura que la confianza en los diferentes ámbitos empresariales está mejorando, “al fin y al cabo, la economía, la creación de empleo y de riqueza la generan las empresas que son las que más apuestan por la innovación y el desarrollo (I+D), lo que produce un efecto de retroalimentación que hace crecer y, en consecuencia, crear más puestos de trabajo”. Añade que, desde hace bastantes años, la empresa contrata más que la Administración debido a la reducción del gasto público en las entidades e instituciones estatales.

Por otro lado, desde una asociación de Jóvenes Empresarios hablan abiertamente de recuperación económica desde hace varios trimestres, “la cuestión es saber si esta mos en un entorno de recuperación sostenida o estamos atravesando momentos de picos, de alzas y bajas”.

calles-de-getafePujanza empresarial y consumo
Pero las pruebas son más que evidentes para estar al lado de la empresa. Gracias a la pujanza empresarial de nuestro país (y por extensión del consumo privado aunque no tanto como el año pasado) estamos en un proceso de recuperación económica, todavía muy incipiente, que ha permitido desde hace algunos trimestres crear empleo por encima de nuestros vecinos europeos y llegar a un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2015 del 3,2 por ciento (el mayor desde que comenzó la crisis en 2007) y en torno al 2,5 por ciento para 2016 y 2017. Éstas son realidades con las que, nos guste más o menos, debemos encarar el futuro y reconocer un pilar, la empresa, que ha ayudado y está ayudando a sustentar el resto de soportes: trabajo y vida.

Siempre hay trabas, no vamos a negarlo, y una muy importante es el contexto político nacional que influye sobremanera en el económico. Tener un Gobierno en funciones o no tener un Ejecutivo en firme desde hace más de nueve meses hace que sucedan hechos de los más anecdóticos, como que a nuestro jefe de Estado se le pueble la barba de canas, a los más preocupantes, que nuestras empresas ralenticen sus decisiones e inversiones.

Para la Asociación de Jóvenes Empresarios y para los foros empresariales consultados es vital tener un Ejecutivo estable, porque dependiendo del partido y de su signo político puede haber unas propuestas políticas u otras “y eso supone cambiar el marco de juego, es como si estuviéramos pendientes de salir a jugar un partido y no estuviésemos seguros de cuáles van a ser las reglas de juego dentro de 30 minutos”.

Es más, otros indican que la indefinición política paraliza cualquier proyecto empresarial, “están justo en la línea de salida pero se mantienen aletargados a la espera de una solución”.

Además, hay que tener en cuenta que el sector público como cliente es muy importante para muchas empresas españolas, nada satisfechas con el escenario de incertidumbre, la carencia de nuevos Presupuestos Generales del Estado para 2017 y, por tanto, de no saber qué productos va a reclamar el Estado español en los próximos meses. La falta de un Gobierno estable ha hecho también que algunos estudios económicos corrigieran a la baja el crecimiento económico en nuestro país del tres al 2,5 por ciento para este año.

La segunda más industrializada
En la economía getafense, el motor principal es la industria, después de Madrid capital es la ciudad más industrializada de la Comunidad pero mantiene un gran número de establecimientos de pequeño comercio, galerías y centros comerciales que la hacen una ciudad viva donde la gente puede estudiar, trabajar y vivir. Cuenta con varios polígonos y zonas industriales.

Por actividad de la industria getafense, la mayor parte, el 34 % es de metalurgia, el 20% de alimentación, el 14% de madera y mueble, y el 6 % de textil y piel; otras industrias como el papel y artes gráficas o la construcción ocupan porcentajes menores. El polígono de los Ángeles es uno de los más antiguos, también de los más grandes e importantes de la ciudad en el que se asientan empresas de metalurgia, mecánica, y panificadoras. De los años 90 es el polígono El Lomo ubicado junto al polígono San Marcos, uno de los polígonos más grandes e importantes de la ciudad con oferta de suelo a bajo precio para fábricas y almacenes. En él están instaladas empresas tan relevantes como Construcciones Aeronáuticas, S.A., Manufacturas Loewe o Grufer.

De corta trayectoria pero con más de cinco millones de metros cuadrados y para empresas de tecnología e investigación está  el Polígono Industrial La Carpetania (en la imagen de la página anterior), con empresas como la ampliación de EADS, Siemens, Knorr-Bremse, empresa líder mundial en la fabricación de sistemas de frenado para vehículos comerciales y ferroviarios; Maderas y Chapas Alpisa SA, Molvitech Servicio Técnico SL. ICAD SA y, entre otras, Recinsa (Recambios Internacionales, S.A.), que edificó su edificio con una de las mayores instalaciones de geotermia de la región madrileña para una industria privada.

Otras áreas son Los Gavilanes, Los Olivos en dos fases y va por la tercera, y el Parque Científico y Tecnológico Tecnogetafe, próximo a Carpetania. Tecnogetafe está destinado a empresas tecnológicamente avanzadas y sobre todo innovadoras y teniendo como principal misión la cooperación y transferencia de tecnología y conocimientos entre el sector empresarial y los centros tecnológicos, facilitando la interacción entre ambos. Ofrece diferentes posibilidades de adjudicación con superficies comprendidas entre 2.100 y hasta 11.400 metros cuadrados.

Según los criterios establecidos, el Parque puede albergar empresas preferentemente de los sectores aeroespacial, ingeniería, energía, bioenergía y nuevas tecnologías.

Independientemente de su zona industrial, Getafe posee una gran área comercial en su zona centro y otros barrios respaldada por asociaciones como AJE (www.ajegetafe.es) o la asociación de comerciantes y empresarios de Getafe  (www.acoeg.org) con una larga trayectoria en el impulso y apoyo al pequeño comercio getafense y las galerías comerciales con multitud de iniciativas, propuestas y actividades como las realizadas recientemente por ACOEG por la que más de 450 establecimientos ‘salieron a la calle’ para acercar su servicio de calidad y cercanía al cliente. Asimismo, AJE es fiel a la defensa del comercio radicado en la ciudad. No en vano, el pasado 14 de septiembre mantuvo una reunión en el Ayuntamiento en la que se retomaron diversos aspectos de apoyo al comercio.

Vista panorámica de una de las zonas industriales de Getafe, el polígono Los Olivos.

Vista de una de las zonas industriales de Getafe, el polígono Los Olivos.

Internacionalización
En la última década, la vida de las empresas en activo se ha mantenido gracias, en alguna medida, a su incursión y consolidación en los mercados exteriores. La internacionalización es una asignatura que obliga a tener unos requisitos mínimos de innovación y competitividad que da estabilidad y genera más contratación. En ello, las cámaras de comercio de España son sus grandes aliados, “no hay ninguna otra red institucional tan potente en el mundo en dar apoyo al empresario para iniciarse o consolidarse en el comercio exterior”.

El empleo se sustenta sobre nuestra riqueza, economía y empresa. El modelo de empleo de funcionario para toda la vida o trabajador por cuenta ajena sigue estando muy presente en la cultura y tradición españolas. La idea de crear una empresa es una opción que está siendo más utilizada pero no como debería.

Un catedrático de Historia del Pensamiento Económico y economista del Estado, Manuel Jesús González, en un trabajo sobre el empresario en el que hace un recorrido por los libros de texto de Historia, Geografía y Economía de los institutos de enseñanza media, critica abiertamente la nula formación que reciben los adolescentes y jóvenes españoles sobre el papel que juega la iniciativa privada, el empresariado y el mercado en el desarrollo económico y en el progreso de la sociedad española. Por ello, sugiere iniciar desde la escuela con carácter de urgencia una decidida defensa de los valores empresariales, como la iniciativa, el espíritu de riesgo, la visión de las necesidades de la sociedad…, para contrarrestar el actual enfoque planificador y antimercado de los libros de texto analizados.

Mientras tanto, la realidad sigue su curso y los jóvenes echan años de estudio opositando para buscar una soñada plaza pese a la notable reducción de oferta de plazas públicas. Como Sara, de 26 años, que con tres titulaciones, diplomatura y grado en Educación Social y licenciatura en Pedagogía, trabaja como monitora y reconoce que una oposición es muy difícil, casi de héroes, y no digamos a la hora de enfrentarse a una entrevista personal donde siempre piden experiencia “y cuando me saqué la diplomatura ya estábamos sumergidos en la crisis”.

Sacrificio personal
Tampoco es más fácil para los que están trabajando, que se están dejando la piel para mantenerse, o dedicándose a un empleo que no corresponde con su cualificación. Algunos autónomos y emprendedores manifiestan que están mejorando gracias al sacrificio y esfuerzo personal.

El desempleo sigue siendo alto y preocupante en muchos casos. No obstante, la Confederación Española de Jóvenes Empresarios planteaba en una asamblea la necesidad de que se contratara en tres o cuatro años entre dos y tres millones de personas para conseguir, entre otras cosas, que el sistema de pensiones fuese sostenible. Una demanda de trabajo que se puede absorber, advertían, si hay un esfuerzo sostenido entre el tejido productivo existente y el que se pueda ir creando, “tenemos que ser capaces de crear empresas con valor añadido y que generen empleo en todos los niveles de cualificación, de forma equilibrada; a todo el mundo le encantaría que nuestras empresas fueran de I+D y diseñaran chips pero no todos están cualificados para trabajar en el diseño ni siquiera en el manejo, hay personas que deben trabajar en el sector primario; ir hacia un crecimiento equilibrado es probablemente el reto más difícil de conseguir”. Otra asignatura que aún sigue pendiente, y está en boca de muchos últimamente, es el emprendimiento. AJE echa en falta más espíritu emprendedor por parte de los titulados superiores, “el ingeniero que se va a Alemania debería montar su empresa aquí más que buscarla fuera”. Las barreras de hace 20 años siguen presentes, la primera la cultural, aunque hay estudios que indican que la tendencia está revirtiendo.

En muchos espacios de empresa, universidad e instituciones disponen de numerosos recursos, formativos y de gestión inicial de la empresa. AJE tutela una idea desde su evaluación inicial con programas de mentorización, colabora en la confección del proyecto de negocio, presentación a primeros clientes y proveedores…, y también ayuda en las trabas administrativas, el coste tiempo o el acceso a la financiación. En este sentido, advierten de la necesidad de crear un contexto normativo para el emprendedor “que facilite la creación de empresas y un tratamiento fiscal favorable durante los primeros años de actividad”.

Las cámaras de comercio también son conscientes de esta necesidad, de ahí que dispongan de numerosos programas, tutorizaciones y planes de viabilidad para los emprendedores. Pero una vez constituida y consolidada la empresa, echan en falta la famosa unidad de mercado por la que una empresa que se establece en un sitio determinado y quiere expandirse a otras regiones se encuentra con unas reglas de juego diferentes que dificultan las cuestiones burocráticas y normativas.