Electrónica Turrillo

Parte del actual equipo de Electrónica Turrillo

Hay empresas que tienen más de 100 años y pasan desapercibidas como si nunca hubiesen existido. Sin embargo hay otras que apenas llegan a 50 y a todos nos da la sensación de que las conocemos de toda la vida y que, como las montañas, estaban ahí antes de nuestra llegada. Algo de esto ocurre con Electrónica Turrillo, una pequeña empresa, siempre puntera, familiar, que en estos momentos da de comer a 10 familias, que ha superado varias crisis de forma airosa, y que con modestia pero con firmeza, piensa perdurar en el tiempo a través de varias generaciones.

Los inicios los encontramos a finales de los años 70 de la mano de Vicente Turrillo Sánchez, Maestro Industrial y con estudios de ingeniería ya jubilado, entonces profesor de Formación Profesional en el Colegio Salesiano Hermano Gárate, un hombre lleno de inquietudes que viendo la necesidad de sus propios alumnos decide poner una parte práctica a las teorías de su asignatura. La solución pasaba por montar su propio taller donde los alumnos pudiesen comprobar sobre el terreno lo que habían estudiado en los libros. A la vez, con una buena visión comercial, y ayudado desde sus inicios por su familia, pone las primeras piedras de lo que con el paso de los años será una empresa referente en nuestra capital.

Así nace un pequeño taller de reparaciones de pequeños electrodomésticos de marcas entonces tan conocidas como Braun, Sanyo, Lavis, etc. Pero ya desde el primer momento su filosofía es la de ser

Electrónica Turrillo

Inauguración del taller de Pedrera Baja

pionero en todas las nuevas técnicas apostando ya por la electrónica en lugar de hacerlo por la electricidad, por lo que no tiene nada de extraño que allí se empiecen a reparar, vender o montar, los primeros receptores de radio, y las primeras televisiones en blanco y negro, TVC, antenas parabólicas, teléfonos móviles o los vídeos Beta, VHS (¿alguien se acuerda?). También se montan discotecas, sistemas de alarma, sistemas de emisoras con radio enlace y siempre, según comenta Vicente “evolucionando y adaptándonos a las necesidades de cada momento”.

Este primer taller se monta en la calle Fray María Rafael (entre Pedrera Alta y calle El Espino) y mientras Vicente sigue dando clase es una de sus hermanas, María de los Ángeles, la que se pone al frente del mismo. A este taller acuden los alumnos a realizar sus prácticas y algunos de ellos, con el tiempo, terminan quedándose a trabajar como empleados. Es el caso de los actuales trabajadores, Juan Carlos, José María, Joaquín y Esperanza, que fueron antiguos alumnos y hasta el momento han permanecido en la empresa.

Inicialmente el taller se pone a nombre el Mª Ángeles para posteriormente pasar a ser una sociedad anónima, aunque siempre ha funcionado como empresa familiar, integrando a miembros de la misma como Emilio, Isabel, Matilde, Javier y la colaboración importante y desinteresada de José Carlos hermano menor de la familia que con sus conocimientos y buen hacer ha contribuido al buen funcionamiento de la misma y englobando en dicha familia a todos los trabajadores. Finalmente, por motivos legales, termina siendo una sociedad limitada.

El siguiente paso, tras el servicio de reparación, viene por sí solo, como es la venta de pequeños electrodomésticos y la prestación del servicio técnico de las principales marcas internacionales, caso de Sanyo, Thomson , Lavis o Teltronic y además siendo pioneros con la apertura de los primeros video club en Ciudad Real, uno en la calle Postas y otro en la calle La Mata.

En aquellos primeros años, cuando se empezaron a comercializar los primeros televisores en color y los primeros vídeos, la reparación de los mismos era una de sus principales actividades. No debemos olvidar que en 1994, por ejemplo, un reproductor de vídeo costaba 90.000 pesetas, aproximadamente dos sueldos y medio de un trabajador. Y ello sin olvidar que esta tecnología ya llevaba en el mercado más de una década. Hoy, con dos sueldos y medio (a 1.000 euros de mensualidad), podríamos comprar 50 reproductores de DVD a 50 euros la unidad.

Esto nos muestra cómo ha avanzado la tecnología y como empresas como Electrónica Turrillo ha tenido que ir adaptándose a la realidad del mercado a un ritmo superior a la de cualquier otro sector. Y, volviendo a la evolución de la tecnología, nos explica como el servicio de reparaciones termina prácticamente desapareciendo.

Pero en aquellos años 90 todavía los televisores, los vídeos y los equipos de sonido, llenaban sus estanterías y escaparates.

Electrónica Turrillo

Uno de los primeros grupos de alumnos que practicó en el taller

Sin embargo todo empieza a cambiar de golpe cuando los precios inician un descenso rápido con la llegada de productos asiáticos que inundan el mercado. A la vez aparecen nuevas tecnologías (los televisores de plasma), las pantallas panorámicas, y el DVD. Lo mismo ocurre con la telefonía móvil. O con utensilios (¿electrodoméstico?) hoy tan habituales como un microondas que en aquel momento eran totalmente desconocidos. Se inicia, pues, una desenfrenada carrera hacia nuevos modelos, nuevas prestaciones, descenso rápido de los precios, de forma que la filosofía de la empresa apenas cuenta con tiempo para ir asumiendo las revolucionarias novedades.

La primera consecuencia de ello es que cualquier pieza de repuesto cuesta tanto como el aparato nuevo completo, a lo que, además, debemos añadir mano de obra.

Pero desde luego estos cambios nunca han pillado a Electrónica Turrillo “a contrapié”, ya que siempre ha estado pendiente de las últimas tecnologías, y apenas el mercado da inicio de alguna novedad esta empresa ya la comercializa.

En estos años también ha habido cambios de ubicación. El primer traslado tuvo como destino en calle Pedrera Baja donde todavía permanece, aunque posteriormente abre también en la calle Postas, y finalmente, sobre el año 1992, se traslada desde la calle Postas a la calle La Palma, donde se encuentra en la actualidad. Son pues, dos establecimientos dando servicio.

Actualmente la plantilla la componen 10 personas y uno de sus principales ofertas es el servicio de oficina de Gas Natural Fenosa, quedando el resto de servicios, tal y como comenta Vicente “como complemento”.
Uno de los grandes retos a los que esta empresa ha tenido que enfrentarse ha sido el de competir con las grandes superficies, sobre todo en la venta de aparatos electrónicos. Sólo con un trato personalizado y un ajuste al máximo de los precios (casi los mismos que en cualquier gran centro) ha permitido su supervivencia. Además, claro está, a su diversificación, como pueda ser el caso de las instalaciones de telecomunicaciones, tanto para particulares como para empresas o al ya mencionado servicio de Gas Natural FENOSA.

En cuanto al presente y el futuro de Electrónica Turrillo, desde hace años se encuentra en manos de Javier Turrillo, hijo del fundador, y que “será el que tenga que encarar el futuro. Me ha acompañado mucho tiempo en esta aventura, siempre hemos ido en la misma línea, y estoy convencido de que será capaz de que las 10 familias que ahora viven de sus trabajos en esta empresa lo sigan haciendo durante muchos años”, termina afirmando Vicente.