Lori Meyers, Los Delincuentes, Siniestro Total, Javier Krahe, Albert Pla, Jorge Explosion, Los Bengala, Ernesto Sevilla y otros de Muchachada Nui… son sólo algunos de los grupos y cantantes famosos que han estado en el Bar El Perro, de Ciudad Real, a lo largo de los 25 años de este local mítico, y nos atreveríamos a decir superviviente, en el que se escucha en mayúsculas muy buen rock&roll, soul y funky internacional sin olvidar lo mejor de los 80 y 90 de la música hecha en España.
Con apenas 21 años de edad, Simón Fernández Mata comenzó el negocio “con más ilusión que medios” junto a un primo suyo, Ángel Mata, que le ayudó durante 16 años. El Perro se inauguró un 30 de septiembre de 1999, en un pequeño local del número 1 de la calle Compás de Santo Domingo, donde aún continúa. Sus padres, Simón y Domin, le apoyaron en esta empresa o aventura, que no sabían muy bien en qué iba a acabar, “a ver lo que le dura”, decían con la boca chica, pues siempre han estado a su lado apoyándole.
Con los años, lo que empezó siendo una diversión, se convirtió en un negocio para Simón; ganas, lucha y empuje no le faltaron por mantener a flote un local que le daba de comer, “no quería tener jefe, sino dirigir mi propia vida y disfrutar”, nos dice. Además, la buena respuesta de la gente y el equipo que ha acompañado a Simón, han convertido este histórico bar en una institución imprescindible para viejos y nuevos rockeros, que de todo hay, y más gente, atraída en redes sociales por el singular y original decorado.
El Perro (llamado así porque convivía frente al bar El Gato, hasta que desapareció a los dos años de su apertura), es mucho más que buena música; es un museo de carteles, cuadros, regalos y muchas más cosas que Simón ha ido atesorando a lo largo de este cuarto de siglo. Verdaderos objetos fetiche que impactan al más pintado, “tengo recuerdos familiares como una bolsa de Adidas de mi abuela que tiene muchos novios, o una nevera portátil de cuando mis padres iban al campo…”, además de más de 200 cuadros de pósteres, propios o regalados, de grupos como Kiss, el más antiguo. O el casco de Darth Vader de la Guerra de las Galaxias. O una colección de caramelos Pez. Aunque el protagonista, y el más fotografiado, es el robot Emilio, que preside la barra del bar. Una bola de luces discotequera completa este ambiente rockero único que atrapa una vez que se traspasa la puerta. “Aquí nadie se aburre, aunque vengas solo, allá donde eches la mirada, hay algo por descubrir o recordar”, comenta el propietario. El propio Simón ha recorrido miles de kilómetros para disfrutar de conciertos y festivales dentro y fuera de España de sus ídolos, adquiriendo artículos para su museo particular.
Simón confiesa que 25 años manteniendo un bar de rock en Ciudad Real “no ha sido nada fácil”, pero donde afortunadamente ha contado con el apoyo de sus padres, a las duras y a las maduras; y con una muy buena clientela, “a la que he visto crecer, casarse y tener hijos”. Para mí, añade, “el bar lo ha hecho la gente, aquí he hecho a mis mejores amigos, he conocido a mis parejas y se han conocido parejas que luego se han casado”.
En el recuerdo de los más fieles de El Perro están sus pequeños conciertos como el primero de Los Tumbonas, hoy Los Baldwuin, grupo musical de Simón; o el más reciente, un semiacústico de Pablo Rustik. Recordadas también son sus increíbles fiestas como su Nochevieja un mes de octubre con todo el mundo vestido de traje y corbata; su fiesta playera “algunos trajeron sombrilla y simularon tomar el sol en pleno noviembre”; su fiesta yeyé junto al pub Deicy Reilly’s, “grandes amigos”; una de Playmobil, una anti-Halloween, además de alguna party en homenaje a clásicos del rock. La fiesta de 25 aniversario se celebró en octubre de 2024 durante dos días, debido al pequeño aforo del local, “fue muy emocionante, estuvieron todos los que tenían que estar, y me hicieron regalos”.
En El Perro se tira de clásicos: Ramones, AC/DC, The Klass, música eterna que mezcla con “el españoleo” de los 90 como Radio Futura o Ronaldos, sin menospreciar en un momento dado a Rafaella Carrá, “selecciono la música en función del ambiente y de lo que le gusta a la gente que llena el bar, es música diferente a la que se escucha en la radio o en otros sitios de la ciudad”. Lo que está prohibido o no tiene cabida en El Perro es el reggaetón. Antes se pinchaban vinilos o discos -Simón posee más de 700 antiguos cedés en el local además de muchos más vinilos en casa-, pero los tiempos cambian y El Perro se rinde a la comodidad y facilidad de las playlists de Spotify.
Preguntado por la continuidad del bar durante otros 25 años más, Simón Fernández es tajante: “los viejos rockeros nunca mueren, pero se jubilan”. No obstante, asegura, “estaré por aquí hasta que el cuerpo aguante porque El Perro ha sido y es mi vida, y para Ciudad Real creo que representa algo único”. Pues eso, larga vida a El Perro y enhorabuena por 25 años de buena música y diversión.
Texto: Oliva Carretero Ruiz
Fotos: Ayer&hoy, cedidas por El Perro