En el momento de esta entrevista, Irene Pardo Molina (El Alquián-Almería, 1977) nos recibe en la Sala Lorenzana del campus de Ciudad Real, concluida la presentación de las Jornadas de Teatro Clásico de Almagro 2023 y recién llegada del festival Mueca, de Tenerife. Las sinergias con otros certámenes se le hace imprescindible para diseñar el Festival de Almagro en el futuro inmediato, a tenor de los cambios en los hábitos culturales y de ocio e incluso del clima. Derrochando simpatía, Pardo, en complicidad con los patronos de la Fundación, ha elaborado una programación multidisciplinar, multidiversa y muy armónica, con una mirada femenina omnipresente en todas las piezas del certamen, todo para que cada espectador diseñe su propio festival. Nos vemos en Almagro.

“El fin es generar un festival para cada persona o que cada uno sienta que puede dibujar uno propio”

Pregunta.- El marco en el que estamos, la Universidad de Castilla-La Mancha, ¿no le es ajeno?
Respuesta.-
Hice un doctorado durante dos años y fui becaria de las jornadas de teatro clásico hace la friolera de 30 años. Mi vinculación es muy cercana y desde el principio la colaboración con la UCLM y con el director de las jornadas, Rafael González Canal, ha sido muy estrecha. En la presentación de las jornadas de teatro clásico, el rector ha anunciado que se van a generar actividades fuera del Festival, como la segunda edición de unas charlas centradas en el teatro y en las aulas, de cómo deben incorporarse las artes escénicas en el aprendizaje de los estudiantes. Además, la UCLM ha colaborado en la edición de boletines explicativos de los espectáculos para crear un contexto académico de la programación artística.


P.- Tiempo récord, complicidad, público y mujeres son términos que a priori definen su llegada al Festival de Almagro, ¿no?
R.-
Sí. Lo primero es la complicidad que surge del propio órgano directivo del Festival, formado por Ayuntamiento de Almagro, Diputación, Junta, Ministerio de Cultura-INAEM, Museo Nacional de Teatro y Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC). Hemos tenido muy poco tiempo para organizar esta 46 edición, pero gracias a la suma de complicidades y al entusiasmo infinito propio y del equipo del festival, hemos conseguido un gran certamen con actividades novedosas.


A mi juicio es una programación muy completa, multidisciplinar y muy armónica, pensando en los públicos, para que cada persona, en función de sus deseos o curiosidades, pueda generar el itinerario que mejor le identifique con el festival. Además, la presencia de mujeres en Almagro no es sólo hacer una programación de autoras, no, el cartel se ha diseñado desde una mirada femenina; la sintonía del festival es un homenaje a Alicia Lázaro, pionera en la investigación de la música clásica, intérprete y directora musical, y todo eso queremos ponerlo de manifiesto. Tendremos un poco más de autoras que de autores, pero no necesariamente de autoras de comedias (cabe mencionar Valor, agravio y mujer. de Ana Caro de Mallén, dirigida por Beatriz Argüello y versionada por Juana Escabias), porque también se ensancha esa creatividad en poemas, loas o textos. Contaremos con talleres dirigidos por mujeres de perfiles muy diferentes y singulares, como El Placer, a cargo de Marta Pazos, una de las creadoras más genuinas en teatro, ópera y circo, con una estética muy particular.


P.- Habrá 44 montajes, 12 de ellos estrenos, entre ellos El templo vacío, de la CNTC, dirigida por Lluís Homar, ¿qué puedes decir de la compañía?
R.-
LA CNTC es la gran cómplice del festival, no sólo porque Almagro sea su segunda sede, sino porque la relación con el festival ha sido de unión, complicidad y trabajo en equipo desde el minuto 1. De hecho, trasciende la programación, apenas llevamos siete meses y ya se ha puesto sobre la mesa generar un plan estratégico conjunto en estos 5 años de mandato, para seguir visibilizando el teatro del Siglo de Oro, trabajando en la búsqueda de un nuevo canon conformado por mujeres y miradas diferentes. Y la CNTC lo está haciendo muy bien, seduciendo a creadores y creadoras con una poética diferente y grandes montajes, por lo que le doy mi más sincera enhorabuena a Lluís Homar y a su equipo.


P.- Ha hablado de la importancia del público en esa estrategia de la que habla, ¿se pretende atraer a otro tipo de públicos al Festival?
R.-
Existe un plan específico denominado 360, pero es también el leitmotiv del certamen encajero. Almagro quiere generar un festival para cada persona, o que cada individuo sienta que puede dibujar su propio festival. Por ejemplo, si alguien posee unos deseos artísticos vinculados con la danza, lo encuentra en el festival; si es una obra típica convencional en el Corral de Comedias, también lo tiene; si busca una visión más contemporánea de La Vida es Sueño, con una mirada internacional como la de Declan Donnellan, también está; si se quiere sumergir en la cultura manchega vinculada al Siglo de Oro, se puede hacer a través de la arquitectura, de la gastronomía y de diferentes elementos que van a generar la sensación de estar haciendo un festival ad hoc, a lo que cada uno quiere e incluso más allá, a un festival que no sabes que quieres, porque es muy probable que la pieza de danza contemporánea de Mal Pelo entre dentro de tus posibilidades como espectador, o que el recital Yo deseo, de Eva Rufo, te puede abrir unos códigos artísticos que no sabías que tenías, y experimentar eso a la edad que sea me parece extraordinario. De modo que sí, queremos hacer un festival en el que todo el mundo se sienta cómodo, que reconozca su festival y el festival que puede llegar a ser.


P.- Ya ha habido varias ediciones en el que el Festival se adelantó unos días dando comienzo a finales de junio, ¿desde dirección se ha planteado mantener o incluso adelantar más el festival por los rigores del clima y el cambio climático?
R.-
El festival siempre ha sido en el mes de julio, el clima está cambiando, pero también los hábitos culturales y de ocio. Un festival de estas características, que además es público, debe mutar, pero siendo permeable a las cosas que suceden a su alrededor. La cuestión radica en cómo generamos un espacio lo más amable posible a nivel climatológico pero también de accesibilidad u otros. Por primera vez, este año ponemos en marcha los refugios climáticos, destinados a ese público flotante que viene a pasar el día en Almagro. Estamos trabajando con el Museo del Teatro para que se generen visitas en un espacio con aire acondicionado, amenizadas con música, de modo que puedas disfrutar de una experiencia musical, pictórica, museística y en un contexto confortable.


Pero más allá de eso hay que investigar y relacionarnos con otros festivales nacionales e internacionales para debatir cómo van a ser los festivales en el futuro inmediato, viendo la evolución climatológica. Existen ya muchas dinámicas creadas relacionadas con parasoles. En Almagro, la programación de este año está concentrada en las horas de la tarde y primeras horas de la mañana, y cuando son horas de más calor, se realizan en espacios cerrados. El tejido social y productivo de Almagro debe entender esto para trabajar conjuntamente.


P.- Blanca Portillo, Premio Corral de Comedias 2023, y homenaje a Lorenzo Caprile en el festival, ¿qué puede decir de estos dos personajes?
R.-
¿Qué se puede decir de Blanca Portillo? Es una actriz extraordinaria que ha navegado por todas las narrativas, poéticas y estilos teatrales posibles. Me hace especial ilusión este año porque se cumplen 10 años de ese emblemático Segismundo que transformó la mirada de ver el teatro y que Blanca protagonizó con esa verdad, esa fuerza y esa manera de mirar cautivadora para todo el mundo. Por otra parte, Lorenzo Caprile es un artista y una bellísima persona, es un enamorado del teatro y del teatro clásico y tiene mucha vinculación con Almagro y el festival. Los vestuarios de Lorenzo Caprile son absolutamente reconocibles, todo su conocimiento, maestría y talento lo vuelca en la creación del vestuario. Es fantástico.


P.- Tras la pandemia, hubo un resurgir de la cultura, no sé si esperan una mayor asistencia en esta edición; a fecha de hoy, ¿cómo va la taquilla?
R.-
La cultura fue un alivio para el espíritu, el alma y el cuerpo durante el tiempo que estuvimos encerrados. Creo que necesitamos cultura y manifestaciones artísticas para vivir porque es un ritual colectivo. Por extensión, el festival supone una celebración con muchísimas aristas, multidiverso, donde se pueden encontrar tantas cosas que no se entiende ir sólo a una. Ya se está viendo en la venta, en sólo dos semanas se ha vendido el 25% de entradas, por lo que confiamos en que vaya a ser un festival muy alegre, muy feliz y en el que celebremos muchas cosas.

Texto y fotos: Oliva Carretero Ruiz