Hace ya casi treinta años que Don Fernando González del Valle se hizo cargo del servicio de Oftalmología del hospital Mancha Centro. En estos años, con perseverancia, firmeza y mucho trabajo, ha apostado por implantar unos valores humanistas en el trato al paciente anteponiéndolos a otros criterios de gestión de los recursos sanitarios. Hoy, echando la mirada atrás, recuerda sus comienzos en el hospital, sin horario, sin medios, sin aparataje, sin experiencia, pero con todo un idealismo puesto en marcha con plena responsabilidad y una fuerza de la colaboración entre los profesionales que aún hoy sigue estando vigente.

“Debemos tratar a la gente como se merece, porque así dignificamos la profesión y el sistema”

Pregunta.- Cuando indagamos sobre su actividad profesional, pronto surge el hecho de que usted tiene fama de conocer a todos sus pacientes por su nombre, ¿eso es cierto?
Respuesta.-
(Risas) Bueno, yo siempre he intentado llamar a todos mis pacientes por su nombre, recuerdo a muchos pero la tarea es difícil tras casi treinta años de actividad. Pero sí, nosotros siempre hemos reivindicado que la atención en la sanidad pública debería ser igual que la mejor de las privadas, con lo bueno y lo malo que puede traer eso.


P.- Siguiendo con la información de amigos, de compañeros, lo definen como un fuera de serie, humilde, gran profesional, ¿le gustan los halagos?
R.-
Bueno, no me gustan mucho los halagos. Se agradecen, aunque no los busco. Hay gente que habla de que hace su profesión por una vocación, esto es muy común en el mundo sanitario. Sin embargo, yo digo que no; yo hago lo que hago por responsabilidad. Si hubiera hecho otra carrera u otra especialidad creo que actuaría de la misma manera. Yo tengo una responsabilidad y mi deber es tratar a la gente como me gustaría que me trataran a mí. Este es mi pensamiento y lo tengo inculcado desde la infancia. Yo hice Medicina porque me lo dijo mi madre y Oftalmología porque me lo dijo mi novia. Así he llegado hasta aquí, mi actividad no es vocacional y actúo por pura responsabilidad. Esto es algo que me gusta transmitir a los jóvenes residentes y jóvenes médicos.


P.- Si hablamos de menciones o premios la lista es interminable. Ha sido Embajador de la Medicina de España, plata en 2021 en el Congreso Mundial del Glaucoma, premio de la Sociedad Americana de Catarata y Cirugía refractiva (ASCRS). ¿Cuánto tiempo dedica a su vida privada?
R.-
Bueno, realmente me he volcado en esto. Es mi forma de entender la vida. Aquí llegamos, desde muy jóvenes con mucha ilusión y empezamos de cero. No teníamos absolutamente nada, o sea, nada es nada. Empezamos a operar con una caja de instrumental que yo había comprado en Estados Unidos por si en alguna ocasión trabajaba en la sanidad privada, porque en aquella época había un paro enorme. Hoy, por desgracia, hay una carestía de especialistas terrible, sobre todo en la España “vaciada” que, como dice Don Ramón Garrido, Jefe de Pediatría. no es deseada por determinados profesionales que prefieren las grandes capitales. Sin duda, hay un cambio en el paradigma de entender la vida entre nuestra generación y la actual.


Y sí, muchísimos premios que me motivan, yo no necesito la fama, para defender el modelo público que tenemos. Si intentamos tener éxito en lo que haces, buscar la excelencia, ya sea en la cirugía o en la exploración o en atender de la mejor forma posible a tus pacientes, podremos conseguir que el sistema público crezca y mejore y la gente confiará en un sistema donde están las puertas abiertas para todo el mundo, aunque esto arrastre problemas como el crecimiento de las listas de espera. Si eso lo hacemos en una privada, ese éxito se transforma en dinero. Es la paradoja de los dos sistemas, los mismos profesionales y haciendo las mismas tareas profesionales, en el sistema privado se obtienen beneficios y en el otro problemas y quebraderos de cabeza. Es curioso, pero eso también ocurre, por ejemplo en la educación.


P.- Tras superar los 25 años con estos éxitos, seguro que las ofertas le habrán llovido para irse de La Mancha a otros centros reconocidos.
R.-
Es una buena pregunta pero la respuesta es realmente sencilla. Cuando vine aquí intentamos volcar toda nuestra energía en un pueblo que es un Hospital Comarcal, en medio de La Mancha. Nos marcamos ver hasta dónde podíamos llegar. Y aquí están los resultados, ahora somos referencia de muchas cosas, como muestra, haciendo técnicas pioneras en España. Y hemos puesto en el mapa a La Mancha, es la historia de éxito.


¿Por qué no me voy? Porque en este servicio yo he participado poniendo un anclaje, un andamiaje para trabajar con responsabilidad. Porque el sitio no es lo más importante, sólo tienes que tratar bien y mirarle a los ojos a los pacientes. Forma parte de mi sentido vital, aunque esto conlleve mucho sacrificio, cada uno se lo lleva en su mochila. En el fondo es lo que yo les digo a mis compañeros, el hecho de habernos quedado en La Mancha demuestra que no nos guía la ambición.


P.- Más de 5.000 cirugías ambulantes a lo largo del pasado 2021, cifra de récord en su servicio…
R.-
Pero por desgracia no son suficientes. Estamos pasando, en general, una mala racha en la sanidad pública. Con la pandemia hemos perdido un año de quirófano que unido a los recortes nos colocan ante una situación delicada. Ahora mismo la telemedicina es importante, por desgracia porque faltan muchos especialistas, pero no creo que éste sea el camino para defender nuestra medicina tradicional. Es necesario un aumento de las inversiones que nos permitan resolver las listas de espera, renovar el aparataje, y así intentar que los hospitales de los pueblos sean lo suficientemente atractivos para los nuevos especialistas.


P.- Algo anecdótico para los que somos profanos en el mundo de la oftalmología, ¿alguna operación que destacaría por su dificultad y que la hacen calificar como milagrosa?
R.- No hay nada milagroso, yo trato de huir del pensamiento mágico. Lo que hay es que nos enfrentamos a retos y buscamos soluciones que aparentemente no eran posibles. Nosotros nos hemos esforzado en atender a cada paciente como si fuera único y entonces hemos buscado la mejor solución posible, y si no existía nos la hemos imaginado. Tras un compromiso ético hemos de pensar que lo que hacemos es lo correcto para el paciente. Recuerdo muchas, complicaciones que surgen en una cirugía y que hay que resolver con urgencia y eficacia, intervenciones de muchas horas venciendo el cansancio… pero lo cotidiano es lo importante, da igual si es poner una simple inyección, una operación de cataratas o la cirugía más compleja del mundo; ese paciente y ese momento es lo realmente importante.


P.- Hoy todo nuestro mundo mira a través de pantallas desde edades tempranas, ¿cómo pueden afectar estos comportamientos a la salud visual?
R.-
Todos estos hábitos generan cansancio visual. Además del daño que pueda provocar el uso de estas pantallas hay un hecho a tener en cuenta y es que la gente joven sale menos a la calle, lo que hace que se haya disminuido considerablemente el tiempo de contacto con la luz solar. Según los últimos estudios este descenso en la relación con dicha luz solar puede provocar un aumento del globo ocular, así se augura de un aumento exponencial de los casos de miopía a nivel mundial, verdadera pandemia que en 2050 afectará a la mitad de la población. Aprovecho la ocasión para reclamar al mundo médico que la asistencia a los pacientes se haga mirándolos a los ojos, pues muchas veces la atención se reduce a la consulta de datos en las pantallas. Estamos atados a la ofimática y yo me rebelo ante ello, porque así perdemos la esencia de nuestra profesión y su carácter humanístico; deebmos comunicarnos con el paciente, tocarlo, dejando a un lado las pantallas.


P.- ¿Algo más que añadir?
R.-
Agradecer la labor que los medios de comunicación realizáis en la mejoras de los problemas del sistema transmitiendo los logros que se consiguen. Por último, confirmar que la medicina española en general, sea pública o privada, y la oftalmología en particular está a un gran nivel, y a veces no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos; por ello reincidir en la necesidad de mantener el servicio público en la sanidad para el disfrute de futuras generaciones.

Texto: Ángel Martín-Fontecha Fotos: Sescam