El Viceprovincial de la Comunidad Pasionista en España y América, Juan Ignacio Villar, en representación de la Congregación Pasionista en Daimiel, recibía la Medalla de Honor Ciudad de Daimiel y pregonaba la Feria y Fiestas que se celebran en torno a la Virgen de las Cruces. De manos del alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, Villar subía al escenario, acompañado por los seis padres pasionistas que residen en Daimiel junto con los doce novicios del convento, para recibir dicho galardón. Noche de gala en la que se coronó a las Reinas y Damas infantiles y juveniles de las fiestas, y en la que la Banda Municipal de Música ofreció su concierto especial, esta vez dedicado al IV centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote.
“Nervios, satisfacción y una gran responsabilidad al representar a toda la Congregación, a un total de 400 religiosos que forman parte de 60 comunidades pasionistas extendidas en 13 países”. Esas fueron las primeras impresiones del pregonero al término de su alocución.
Discurso dirigido “a la gente guapa de Daimiel”, como así repitió en varias ocasiones, en el que tuvo unas palabras para cada etapa de la vida. “Para los niños, las emociones; a los jóvenes, el talento; para los adultos, las ganas de entusiasmarse, y para los ancianos, esa compañía y amor de las que a veces carecen”, alentó el padre pasionista.
Villar afirmaba haber descubierto para esta ocasión que “Daimiel es un pueblo lleno de tradiciones, de historia, arte, cultura, gastronomía, naturaleza y fe que han dado proyección a sus familias y vecinos”. En este punto, confesaba que “era un orgullo ver cómo unas fiestas que se programan en torno a la Virgen de las Cruces es ponerse en actitud de búsqueda para descubrir lo trascendental de la existencia humana, sus valores, creencias e identidad”. Un discurso que el pasionista resumía en cuatro ejes fundamentales: el amor, el aprecio, la presencia y la responsabilidad como “claves para un vivir sereno y en paz”, subrayó.
Asimismo, el Viceprovincial confesaba que “no sabía que había visto de extraordinario el pueblo de Daimiel en sus hermanos pasionistas de ayer, de hoy y de siempre para concederles tal distinción, ya que el servicio al pueblo, la entrega a las personas, la acogida al necesitado y el aporte de fe al creyente forman parte de nuestro compromiso y nuestra convicción de vida”. Villar también se declaraba indigno de ser el encargado de pregonar las fiestas patronales, pues a su parecer “debería haberlo pronunciado algún otro hermano pasionista que haya vivido o viva en Daimiel”, sintiéndose muy agradecido por tal encomienda como así declaró públicamente. Y con un “¡Viva la Virgen de las Cruces!” y tarareando con el público el tema musical de Chayanne “Madre Tierra” Villar concluía su pregón.
Previamente, el alcalde también dedicaba unas palabras a los protagonistas de la noche. De ellos destacó “el entusiasmo y la tenacidad como guías de la comunidad pasionista, hoy convertida en noviciado y casa de espiritualidad”. Una congregación que “siempre ha estado muy presente entre nosotros”, explicaba Sierra, y de la cual subrayó dentro de su extensa trayectoria “su papel como formadores de futuros pasionistas, preparándoles para las misiones”. Importante también su trabajo durante veinte años en los que la casa de la congregación se dedicó como escuela hogar, “una etapa en la que se identificó y se hizo más patente esa “tarea de cooperación con la sociedad daimieleña y de apoyo a los más necesitados en las décadas de los 70 y 80”, remarcó el primer edil.
De este modo, Sierra afirmaba que con este reconocimiento “la congregación pasionista ve recompensada esa labor social para y por Daimiel”. Palabras las del primer edil en las que también hubo un hueco para recordar a todos los padres pasionistas que han pasado por Daimiel como el padre Carlos Cano, principal impulsor de la beatificación de los Mártires Pasionistas; o como el padre Basilio Suances, que recientemente ha fallecido.
En este punto, el alcalde también reconocía que este año era “un año especial para mí”, mostrándose agradecido “por permitirme de nuevo estar compartiendo con los daimieleños las fiestas patronales como alcalde de Daimiel”, aseguró. Sierra agradeció el apoyo recibido a “una gestión basada en la estabilidad en busca de un futuro mejor para todos”, a la vez que prometió “seguir ejercitando la labor de gobierno con sensatez y rigor y buscando el entendimiento”.
Por último, el alcalde felicitó a las recién proclamadas Damas y Reinas de las fiestas . De ellas afirmó “encarnan a esa mujer de hoy en día, actual y sin perder su faceta de mujer manchega”, que definió parafraseando a Antonio Machado “es la mujer manchega garrida y bien plantada”. Asimismo, les instó a todas ellas a que desde este momento disfruten de una intensa Feria y Fiestas en honor a la Patrona representando a su pueblo. De forma que también invitó a todos los daimieleños a participar en un programa de Feria lleno de actividades lúdicas, deportivas, infantiles y juveniles “hecho para el esparcimiento y la diversión propia que caracteriza al pueblo de Daimiel”.
Proclamación Damas y Coronación Reinas
La noche se inició con la proclamación de las Damas de honor infantiles y juveniles, y la coronación de las Reinas 2015. El alcalde de Daimiel fue el encargado de imponer las bandas a cada una de ellas, al tiempo que sus padres las acompañaron hasta el escenario y les entregaron un ramo de flores. De este modo subieron al escenario las Damas infantiles: Sonia Sánchez-Cambronero, Mireia Trapero, Irene Ruiz de la Hermosa, Elena García-Consuegra y Marta García-Consuegra. Tras ellas, hacían lo propio las Damas juveniles ataviadas con sus mejores galas: Sonia Gómez-Limón, Cristina García-Consuegra y Miriam Loro. Después era el turno de que Estrella Illescas y Alba García, reinas el pasado año, cedieran sus coronas a las nuevas Reinas juvenil e infantil, Noelia López-Tercero y Carla Soria.
La velada concluía con un concierto especial ofrecido por la Banda Municipal de Música, basado en el IV centenario de la publicación de la segunda parte de la obra cervantina por excelencia. Bajo las órdenes de Pedro Francisco Sánchez-Valdepeñas interpretaron tres piezas: “En un lugar de la Mancha” y “El Quijote” de Ferrer Ferrán, así como la obertura del Musical “El Hombre de la Mancha” de Match Leigh.