Francisco Javier Morales Hervás
Doctor en Historia

El sistema de la Restauración instaurado desde 1874 empezó a dar claras muestras de su agotamiento tras varias décadas de funcionamiento. Desde la crisis de 1898 por la pérdida de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), el régimen diseñado por Cánovas del Castillo empezó a agrietarse, siendo más evidente el deterioro tras la Primera Guerra Mundial, conflicto durante el cual nuestro país perdió una gran oportunidad al no haber sabido aprovechar su privilegiada neutralidad. El desprestigio del turnismo en el poder de los principales partidos (Liberal y Conservador) basado en el caciquismo y el fraude electoral era patente y cada vez eran más las voces que demandaban una regeneración del país en todos sus ámbitos.

Las características sociológicas de la población de nuestra provincia y una economía muy dependiente del sector agrario favorecieron que en este territorio la manipulación electoral por parte de los caciques lograra que un elevado porcentaje de los teóricamente representantes del pueblo perteneciese a la élite social, que en muchos casos tenía fuertes vínculos con los grandes propietarios agrarios. De este modo, durante el período de la Restauración se producirá una significativa continuidad en los nombres de los políticos que representarán a la provincia en el Congreso y en el Senado, donde será habitual la presencia de personajes destacados de nuestra provincia como el conde de la Cañada y el marqués de Casa Treviño, entre otros. En este período también fue habitual el fenómeno del “cunero”, es decir, políticos foráneos elegidos por los partidos que protagonizaban el turnismo para obtener más fácilmente acta de diputado o de senador en provincias como la nuestra. Esta práctica fue criticada por periódicos de nuestra tierra como “Diario de La Mancha” que publicó coplas como: “Si aspiras a diputado, busca un distrito en La Mancha, que allí, no siendo manchego, segura tienes el acta”. En la mayor parte de los casos estos políticos foráneos desconocían nuestra provincia o, a lo sumo, tenían cierto conocimiento por contar con propiedades adquiridas durante las desamortizaciones o por venir a cazar a algunas fincas de nuestra tierra. Uno de los cuneros más conocidos fue el político José Canalejas, que llegaría a ser Presidente del Gobierno y que representó al distrito de Ciudad Real en 1905. En ocasiones, estos cuneros aprovecharon sus influencias cercanas a los círculos del poder para obtener algunas mejoras para nuestra provincia; en este sentido, podemos mencionar a Rafael Gasset, que representaría al distrito de Ciudad Real entre 1910 y 1918 y que logró ciertos logros para este territorio como la construcción del embalse que actualmente lleva su nombre.

Izq.: José Canalejas, que llegaría a ser Presidente del Gobierno y que representó al distrito de Ciudad Real en 1905. Centro: El general Miguel Primo de Rivera, cuyo golpe de estado en 1923 fue recibido con aplausos incluso por el PSOE y UGT. Dcha.: Durante el período de la Restauración se producirá una significativa continuidad en los nombres de los políticos que representarán a la provincia en el Congreso y en el Senado, donde será habitual la presencia de personajes destacados de nuestra provincia como el conde de la Cañada o el marqués de Casa Treviño, entre otros. 

Este sistema político basado en la manipulación y el fraude fue criticado por pensadores como Joaquín Costa que llegó a defender la figura de un “cirujano de hierro” para acabar con los males de la España de la Restauración. El creciente descontento fue canalizado por el general Miguel Primo de Rivera que, considerándose el “férreo cirujano” reclamado por Costa, lideró un pronunciamiento militar el 13 de septiembre de 1923, alcanzando el poder sin prácticamente ningún tipo de resistencia, llegando a obtener en los primeros momentos el respaldo de múltiples sectores, incluso de partidos y sindicatos de izquierdas como el PSOE y la UGT. El triunfo de este golpe de Estado fue recibido en nuestra provincia con una ligera esperanza, aunque en un ambiente general de cierta indiferencia, que se rompió en contadas ocasiones como cuando un mes después de la llegada al poder del dictador, el 12 de octubre, se celebró en la capital de la provincia una multitudinaria manifestación en favor de la nueva Dictadura que acabó con el grito de ¡Viva la regeneración nacional!

La conformidad y moderada simpatía con la que fue acogido el pronunciamiento de Primo de Rivera en nuestro ámbito provincial se puso de manifiesto en el modo en el que lo reflejaron los principales representantes de la prensa provincial como “Vida Manchega” y “El Pueblo Manchego”, que mostraron una cauta esperanza para que una población dócil y honrada como la de nuestra provincia por fin se viera liberada de políticos egoístas y corruptos.

Izq.: Portada de Prensa Manchega, una de las publicaciones ciudarrealeñas de la época, en concreto de octubre de 1914. Dcha.: En ocasiones, los cuneros aprovecharon sus influencias cercanas a los círculos del poder para obtener algunas mejoras para nuestra provincia; en este sentido, podemos mencionar a Rafael Gasset, un madrileño que representaría al distrito de Ciudad Real entre 1910 y 1918 y que logró ciertos logros para este territorio como la construcción del embalse que actualmente lleva su nombre. En la imagen en su despacho de ministro, ya que lo fue de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas