Mari Luz Villalon Casero / Farmacéutica comunitaria de Daimiel

Cuando vamos a emprender un viaje conviene que llevemos con nosotros un botiquín con aquello que vayamos a poder necesitar ante determinados imprevistos. Cuanto más sencillo, mejor. Sólo necesitamos que sea ligero, resistente, con un sistema adecuado de cierre para que nada se nos escape y, a poder ser, que el material sea aislante térmico para para que las condiciones de temperatura y humedad no alteren su contenido.

Otra idea interesante es llevar en el botiquín los números de teléfono de emergencias que podamos necesitar.

Pero, sin duda, lo más importante del botiquín es su contenido. Éste debe estar adaptado a las necesidades de todos los miembros de la familia ya que, por ejemplo, es muy probable que no vayamos a necesitar lo mismo si viajamos con niños pequeños que sin ellos. Lo que no puede faltar son cosas básicas para pequeños accidentes o malestares: tiritas, gasas, antisépticos para heridas, termómetro, analgésicos (paracetamol), antiácidos… Y debemos completarlo con aquello que podamos necesitar según el destino al que vayamos: productos antimosquitos, post-picaduras, productos para quemaduras…

Durante los viajes es probable que aparezca estreñimiento por los cambios de hábitos de rutina, de comida…por lo que podemos incluir algún laxante natural. También pueden aparecer episodios de diarrea ante los que debemos tener claro que lo mejor es utilizar soluciones de rehidratación oral y probióticos. Por lo que podemos incluir en el botiquín sobres de estas soluciones, de venta en farmacia, que sólo tendremos que reconstituir con agua cuando los necesitemos, así como probióticos específicos para estas situaciones.

También es recomendable añadir al botiquín gotas oculares para una adecuada higiene, prevención y tratamiento de pequeñas molestias como irritación y/o sequedad ocular.

De los fotoprotectores, poco vamos a decir, ya que éstos no es que haya que llevarlos en un botiquín de viaje, es que debemos llevarlos siempre con nosotros y utilizarlos, igual que nos calzamos o nos cepillamos los dientes. No pueden faltar en nuestro día a día ni en ninguna época del año ni lugar al que vayamos. Siempre son necesarios y siempre los debemos usar.

El farmacéutico va a ser el profesional sanitario que siempre va a poder ayudar a quien necesite preparar un botiquín de viaje para que sea el adecuado y no falte nada. Además, el farmacéutico es el especialista que va a poder preparar sistemas personalizados de dosificación (SPD) con la medicación que se vaya a necesitar esos días y así poder viajar con mayor tranquilidad y seguridad. Y, una vez que tengamos nuestro botiquín listo para viajar, no debemos olvidar que no es eterno y no nos va a servir para todos nuestros viajes. Debemos revisarlo y adecuarlo a cada viaje que realicemos.

Importante: ahora más que nunca: ¡no olvidar cargar el botiquín de ilusión, ganas de disfrutar y muchas dosis de precaución para que el viaje salga perfecto!