Al contratar un seguro de Vida, lo habitual es que el tomador designe desde un principio al beneficiario o a los beneficiarios de la póliza, que serán las personas que recibirán la indemnización correspondiente en el caso de que el asegurado (que a veces coincide con la figura del tomador y otras no) fallezca. Pues la finalidad de este seguro precisamente es la de proporcionar una ayuda económica a nuestros seres queridos cuando ya no estemos. Pero esto no quiere decir que esta decisión que tomamos al principio del contrato sea irrevocable, pues mientras la póliza esté vigente, podemos modificar o añadir beneficiarios al seguro cada vez que lo deseemos.
Aunque lo más frecuente es que los beneficiarios elegidos por el tomador tengan algún parentesco con el asegurado (hijos, padres, nietos, pareja, etc.), la realidad es que puede designar a cualquier persona, empresa u organización que desee. De manera que, puede elegir desde amigos con los que no tiene ningún grado de familiaridad hasta una ONG o asociación.
En cuanto a la forma de designarlos, lo más recomendable es hacerlo siempre de manera específica, con nombres y apellidos, o con el nombre jurídico completo en el caso de que se trate de una entidad.
La importancia de actualizar la póliza periódicamente.- A veces, el tomador no designa los beneficiarios cuando contrata la póliza porque prefiere esperar un poco de más tiempo para hacerlo. O puede darse el caso de que, a la persona a la que nombró en un inicio ya haya fallecido y se haya olvidado de actualizar la póliza. En casos como esos, si el asegurado muere, y en ese momento no hay designados beneficiarios, se aplicará el orden de prioridad establecido en la póliza, que suele ser el siguiente:
– El cónyuge legal.
– En defecto del cónyuge, los hijos del fallecido a partes iguales.
– En el caso de no tenga cónyuge ni hijos, los herederos legales también por partes iguales.
Para evitar estos tipos de situaciones, los más recomendable es que el tomador designe al beneficiario o beneficiarios al contratar la póliza y que la revise y actualice periódicamente para asegurarse de que, en el caso de que le ocurra algo, pueda garantizar la protección económica de las personas que desee en ese momento. Las circunstancias de la vida cambian y puede que, dependiendo de la etapa vital en la que se encuentre, en un momento quiera que su seguro de Vida esté destinado a una persona diferente a la que había nombrado en un principio.