buñuelosPuesto que vivimos tiempos de carnaval nada mejor que fijarnos en un plato muy carnavalero, aunque también propio de la Semana Santa: los «buñuelos de carnaval». El buñuelo es una masa de harina que se fríe en abundante aceite. Esta masa de harina, a su vez, puede mezclarse con agua, leche, huevo  o levadura. Igualmente pueden llevar un relleno que puede ser dulce o salado, por ejemplo manzana o pescado. Es de origen español, pero es muy común en la propia España, como en Latinoamérica.

Es una preparación muy antigua de la comida mediterránea. Catón el Viejo incluyó una receta de buñuelos, con el nombre latino de «globos», en su libro De Agri Cultura, escrito en el segundo siglo antes de Cristo. En esta receta, se mezclan harina y queso, se hacen bolas que se fríen y se untan de miel y semillas de amapola para servirlos.

La primera sociedad, después de la romana, que consumió buñuelos fue la morisca. Sus ciudadanos, gente de medios humildes, que habitaban los territorios del sur de la península ibérica y ocupaban puestos de trabajo de baja categoría, desempeñaban también el oficio de vendedores ambulantes de buñuelos. En Sevilla y Granada, eran postre típico los buñuelos fritos en aceite cubiertos de miel. Por otro lado, esta especialidad fue adoptada por los gitanos tras la expulsión morisca y perpetuada hasta la actualidad.

Los buñuelos son un postre típico en muchas comunidades autónomas y, sobre todo, durante sus fiestas regionales. Cada territorio incorpora sus propios ingredientes y su propia tradición. Uno de los más conocidos es el buñuelo de viento, especie de fruta de sartén. En Cataluña, se consumen sobre todo durante la Cuaresma. Los más famosos son los de viento, los de crema y los del Ampurdan.

No obstante, en algunas regiones de España, los buñuelos encuentran un fuerte competidor en los churros, cada vez más extendidos en fiestas normalmente asociadas a los buñuelos.