En noviembre de 2000, Merv Grazinski, de Oklahoma City, se compró una autocaravana marca Winnebago. En su primer viaje por autopista, seleccionó una velocidad de crucero de 120 km/h y, absurdamente, dejó el volante y se fue hacia la parte de atrás a prepararse un café. A nadie, salvo a él, le sorprenderá el hecho de que la autocaravana se saliera de la carretera y colisionara. Contrariado por el accidente, Grazinski denunció a Winnebago por no advertirle en el manual de uso de que no podía hacer eso. Lo realmente sorprendente fue que recibió una indemnización de 1.750.000 dólares, más una autocaravana nueva. Desde entonces, Winnebago advierte de tal circunstancia en sus manuales, no vaya a ser que algún otro imbécil compre uno de sus vehículos.