No se le pasa por la cabeza retirarse todavía, aunque hay que decir que por fin pudo informarse sobre su jubilación. Ahora mismo tiene varios proyectos en marcha con el programa de Dani Rovira en La 1, su colaboración en El Hormiguero en Antena 3 y una serie prevista para mayo en Movistar. Antonio Resines es un hombre sencillo, cercano, muy trabajador y consciente de la situación que actualmente está viviendo la cultura. Define su carrera como “apañada” pero ha demostrado con creces que es un gran actor que disfruta de su trabajo.

“Los papeles dramáticos en general, me traen grandes satisfacciones”

Pregunta.- ¿Cómo descubres que lo tuyo es ser actor?
Respuesta.- Poco a poco. El primer largometraje lo hice en el 79 aunque se estrenó en el 80, fue una película muy sencilla, Ópera Prima de Fernando Trueba. Luego empezó a llamar gente, más que nada para colaborar porque no había dinero para contratar actores profesionales, hasta que en el 83 más o menos, que ya había hecho unas cuantas películas, me llamó Fernando Colomo para rodar una película en Nueva York, La línea del cielo. Eso suponía irme dos o tres meses fuera, ahí fue cuando me plantee que podía vivir de eso, haciendo otras cosas también, pero tuve suerte, y al final, he seguido trabajando de ello. La verdad es que no me ha faltado trabajo como actor.

P.- ¿Llegaste a terminar los estudios en la facultad de Ciencias de la Información?
R.- Sí, sí, soy licenciado en Ciencias de la Imagen. Acabé de aquella manera un poco a trompicones, porque tuve un accidente, también la mili por medio pero en fin, en vez de en cinco años terminé la carrera en seis.

P.- En la serie Los ladrones van a la oficina, encarnaste a un tabernero mudo. Con lo que hablas ¿te costó hacer este papel?
R.- ¡Cómo que con lo que hablo, si yo hablo poco! (risas). Era un chollo, a mí me encantó. Estaba basado en una historia real creo, no me hagas mucho caso. Un especialista que tuvo un accidente se quedó sin habla y el seguro le estuvo persiguiendo para ver si era verdad. Dicen que al final les ganó al seguro, bueno en fin, ese especialista puso un negocio y con esa historia que alguien contó, se les ocurrió la idea de que éste tuviera un bar y así empezó este papel… Era estupendo porque no había que estudiar, te leías de qué iba la historia y como no tenías que decir nada, emitías ruidos y ya estaba. Lo peor era para quien tenía que traducirte. Recuerdo a Anabel Alonso que se tenía que estudiar lo suyo y lo mío porque claro, como no sabía lo que iba a decir y no se parecía a las palabras reales pues eso le produjo algún rebote de vez en cuando. “¡Que no estudias nada, desgraciado!” (risas). Con el tiempo quisieron que mi personaje volviese a recuperar el habla pero me negué en redondo, no me parecía adecuado, sobre todo porque si no tenía que estudiar, no era por otra cosa (risas).

P.- ¿Cuál ha sido tu registro más complicado?
R.- Los papeles dramáticos en general, me traen grandes satisfacciones. Uno de los papeles más complicados que he hecho fue el de la película ‘La buena estrella’. Con ella gané el Goya a la mejor interpretación masculina y la cinta ganó también el Goya como mejor película. Gustó mucho a la gente. Pero sí es verdad que a mí me cuesta más hacer papeles dramáticos que comedia, debe ser porque tampoco me tomo yo muy en serio a mí mismo.

P.- ¿Hay algún personaje al que le tengas especial cariño?
R.- La buena estrella por lo que te he contado y Ópera Prima porque fue mi primer papel, mi primera película. Si no hubiese funcionado Ópera Prima, no estaría hablando contigo ahora, estaría en otro sitio.

P.- Has hecho cine, televisión, lo que menos teatro, ¿por qué?
R.- También he hecho pero yo no procedo del teatro, es decir, la mayoría de los actores se forman teatralmente primero y luego van dando saltos, del teatro al cine, luego a la televisión o al revés, pero yo no, yo no estudié en ninguna escuela. Lo mío fue un poco de casualidad porque estaba estudiando cine en Ciencias de la Imagen cuando hice la primera película, pero realmente no tenía la formación teatral. Habré hecho unas cuatro obras de teatro. Son técnicas distintas, en el teatro es más la repetición sin embargo en una serie o una película, tienes que estudiar más pero cada día haces cosas distintas, el guión va evolucionando y el personaje también. Efectivamente en el teatro cada función es distinta pero tienes que decir lo mismo que el día anterior y dirás lo mismo al día siguiente. A mí me gusta mucho el teatro para verlo aunque sufro si los que están arriba son amigos porque ¿sabes lo que puede pasar en el teatro? Que si te equivocas ya no puedes volver atrás, quedaría raro.

P.- ¿Qué es lo que menos te gusta de tu profesión?
R.- Probablemente estudiar, pero por otro lado está muy bien porque te mantiene activo mentalmente. Es mucho texto y llega un momento que tienes que eliminar muy rápido para que te quepa lo del día siguiente. Pero hay textos que te gusta mucho estudiarlos, pero bueno, prefiero no estudiar, que lo hago ¡eh! Si se pudiese no estudiar, sería la mejor profesión del mundo y aún así, estudiando, lo es.

P.- El año pasado recibiste la medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes ¿qué sentiste?
R.- Bueno, hace dos meses y medio (risas). Me alegré mucho, la verdad, porque a mí no me han dado grandes premios. Llevo 40 años currando de esto y no me lo esperaba. Me lo dijo mi mujer mientras estaba en una videoconferencia. Es una medalla que reconoce que lo que haces para algunas personas tienes un cierto mérito y eso está bien, es un buen premio.

P.- ¿Cómo ves la cultura actualmente en España?
R.- Bastante mal. Además de repetir el lema que la cultura es segura, lugares como los cines o los teatros están muy mal. Los datos del cine son demoledores o hacemos algo ya o van a cerrar todas las salas de España. El problema de esta historia es que hay que hacer un apoyo por un lado publicitario, para que la gente vuelva al cine pero hay otro problema también, no van al cine porque no hay películas nuevas, se estrenan en las plataformas. El teatro es otro problema distinto, las limitaciones de aforo están haciendo mucho daño, pero se están haciendo obras. La música es peor, está desaparecida, el baile no sé si hay alguna obra de danza y, en cuanto a los libros, parece ser que se han salvado más o menos, no así las librerías probablemente. Pero el cine solamente se han abierto uno de cada tres cines, como mínimo el 60% no funciona y las pérdidas son del 80%. La recaudación este año de todas las representaciones culturales debe estar por un 60% ó 50% menos porque algunos sectores compensan a los otros, no porque algunos no vayan mal.

P.- Estás ahora mismo apoyando una plataforma que se llama Vuelve a la vida, ¿en qué consiste?
R.- Vuelve a la vida es el lanzamiento que hemos hecho a través de la plataforma Ymas y es muy sencillo. Hemos conseguido patrocinadores culturales, empresas que apoyen los estrenos fundamentalmente de teatros, cine, lanzamientos de libros, dándolos a conocer a sus trabajadores o a sus clientes. Sobre todo lo que hacemos es que les damos un plus, si una empresa quiere obsequiar a sus clientes con una obra de teatro pues nosotros les facilitamos el acceso de la gente que viene al teatro para estar con los actores, tomar algo con ellos o asistir a un estreno o una alfombra roja en los Goya y, eso a la gente les gusta. Las empresas a cambio de eso ponen un poco más de dinero y eso nos permite a nosotros lanzar mejor los proyectos que hacemos para que la gente tenga más conocimiento de ellos. Cuando tú llegas a estrenar una película vas muy pillado de dinero y para el lanzamiento siempre andamos un poquito cortos. Es un patrocinio cultural, esa es un poco la historia.

P.- ¿Qué sueño le queda por cumplir a Antonio Resines?
R.- Ahora mismo que desaparezca la pandemia esta. Que nos vacunen a todos lo antes posible y que se acabe esto porque es tremendo.

Texto: Kathy Montero Foto: Cedida por Liquid Works