Alfonso Monsalve Muñoz es presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Industrias Vitivinícolas, el vocal más antiguo del Consejo Regulador de la Denominación de Origen La Mancha y director gerente de Vinícola de Castilla. Hablamos con una persona que ha dedicado y dedica buena parte de su vida profesional al vino, un sector clave en la economía y en la cultura de nuestra región.

Noelia García Bellido

Entrevista Alfonso Monsalve

Alfonso Monsalve / Noelía García Bellido

Pregunta.- ¿En qué momento nace la Asociación Provincial de Empresarios de Industrias Vitivinícolas?
Respuesta.- Hace unos quince años, cuando constituimos la Asociación las empresas que estábamos en CEOE-CEPYME. Poco tiempo después lo hicieron el resto de provincias de Castilla-La Mancha, y entre las cinco asociaciones provinciales constituimos una federación regional, FEVIN.

P.- ¿Qué necesidades trata de cubrir esta Asociación?
R.- Lo que intentamos fue dar respuesta a las necesidades de las empresas tanto en el abundante ámbito normativo que nos afectaba como en otras cuestiones específicas del sector, tales como convenios, medioambientales, reconversión de viñedo, destilaciones, viña… Nuestra asociación tiene distintas actividades, pero actualmente cabe destacar el proyecto “Mejor Con Vino”, que compartimos con la Asociación de Hostelería, que consiste en favorecer la formación, dotación y difusión del vino como agente económico en el ámbito de la hostelería, el comercio y el turismo.

P.- La pasada campaña Castilla-La Mancha lideró las exportaciones españolas de vino, que aumentaron con respecto al año anterior, pero también redujeron su precio de venta. ¿Debemos equilibrar la producción para conseguir aumentar su valor?
R.- Así es, en 2014 nuestra región ha liderado la producción y el volumen exportado, incluido el mercado intracomunitario, respecto a otras Comunidades Autónomas. En Castilla-La Mancha tenemos el clima y el suelo más favorable que en otras zonas para producir una uva magnífica para vinificación, disponemos también de siglos de experiencia en la elaboración de vino, los profesionales que están al frente de la vitivinicultura están muy preparados y, además, las bodegas tienen en general una dotación técnica de instalaciones mejor que en otros sitios. Por lo tanto, tenemos sin duda todos los ingredientes para una oferta de calidad.

El gran reto está en la comercialización con oferta de calidad, para conseguir la confianza de los mercados de manera estable. El mejor camino es el trabajo intenso en favor del vino embotellado con marca, que sin duda tendrá un impacto favorable en la riqueza de la región. No he de abusar de cifras, pero si la riqueza regional es de 40 mil millones de euros y la producción media de Castilla-La Mancha de 25-27 millones de hectolitros, es fácil hacerse una idea de la importancia del sector desde la perspectiva económica y de empleo. Otro ingrediente necesario es acomodar la producción a las posibilidades del mercado, porque de otro modo corremos el riesgo de vender una sexta parte del vino embotellado y el resto a granel; y todo ello con precios injustificadamente bajos, que condicionan la renta de los viticultores y la cuenta de resultados de las bodegas.

El principal valor de nuestro vino es la calidad, no la cantidad”

P.- ¿Cuál es la previsión para la campaña actual?
R.- Confiamos en que no se produzca el mismo fenómeno que el año pasado, en el que los costes de elaboración y materia prima superaron los del mercado del vino. Los excedentes son malos aliados en el vino y en cualquier producto, a la hora de defender precios responsables.

El principal valor del vino de Castilla La-Mancha es la calidad, no la cantidad: éste es el mensaje principal. Nuestros vinos ganan los concursos más prestigiosos del mundo y del panorama nacional; por tanto, se trata de poner en valor lo que tenemos. Con un punto de ambición, no resignándonos al granel, que hoy por hoy es necesario, pero no debe ser la tendencia.

P.- Paradójicamente en España, el viñedo más grande del mundo, las exportaciones aumentan, pero el consumo interno de vino es bastante bajo. ¿A qué se debe?
R.- En primer lugar, no tiene justificación alguna el “sambenito” que tenemos en materia de calidad. Pero además, en el pasado se cometieron errores de bulto al asociar el vino con el fenómeno del alcoholismo, cuando el consumo de vino descendía y el de las bebidas de alta graduación aumentaba. Hoy el vino es, legalmente, un alimento que debe disociarse del alcohol. Su consumo moderado es favorable para la salud y es un vehículo de convivencia y comunicación, atributos que otras bebidas no tienen. Cuesta entender que Castilla-La Mancha sea una de las regiones de mayor consumo de cerveza de España, la razón es que lo han hecho bien y nosotros, con mejores herramientas, no.

También es usual atribuir al vino precios caros en hostelería, lo cual es otro monumental error. En las empresas hosteleras no se paga el vino, ni ningún otro producto, a precio de coste; se paga el establecimiento, el servicio y los gastos en general desde la compra del producto.

P.- ¿Se están tomando medidas desde el propio sector para lograr impulsar el consumo interno?
R.- Sí, pero creo que no son suficientes. Las Administraciones Públicas tienen un papel significativo, y los medios de comunicación también, pero el papel principal lo tenemos nosotros mismos. Como en el resto de Europa y de España, las empresas deben recibir apoyo a la promoción, pero en razón de su eficiencia y no por la razón social que adopten, y siempre que los primeros recursos sean los propios. La finalidad es vender botellas con contraetiqueta y marca, es decir, con la responsabilidad de elaborador y asumiendo ese riesgo propio de una economía de mercado, y no hacer depósitos sin control de la producción o vender cisternas aunque hoy por hoy, insisto, sean completamente necesarias.
Desde la Asociación Provincial de Empresarios de Industrias Vitivinícolas valoramos muy favorablemente las acciones del gobierno de Castilla-La Mancha en la actividad exportadora, como la Cumbre Internacional del Vino; también Fenavin, la contribución de oferta de la hostelería y la ayuda permanente de los medios de comunicación; pero queda trabajo por hacer.

P.- ¿Sabemos realmente transmitir la calidad de nuestros productos? ¿O tenemos un problema de comunicación?
R.- No se trata sólo de nuestra comunicación, sino de la comunicación en España. En este sentido, las competencias de las Comunidades Autónomas dispersan, incluso a veces dificultan, el mensaje “global” del vino español. Para un japonés, por ejemplo, es complicado entender que haya tantas Denominaciones de Origen y tan pocas marcas españolas en el contexto mundial.

En cualquier caso, creo que la comunicación es el puente por donde acceder a los mercados, con el necesario ingrediente intrínseco de calidad, que nunca debe ser negociable en nuestros vinos y derivados.

P.- ¿Qué hace a los vinos D.O. La Mancha especiales?
R.- El Consejo D.O. La Mancha tiene mucho rigor y una cobertura de varietales, crianzas y espumosos que es difícil igualar en otras zonas de producción, sencillamente porque tenemos mejores condiciones naturales para producir buenas uvas, seleccionarlas y elaborar magníficos vinos. No es sólo cuestión de voluntad, sino también de posibilidad y aquí en Castilla-La Mancha la tenemos, debemos convencernos.

P.- En resumen, ¿nuestro vino es mejor y vale más de lo que nosotros mismos creemos?
R.- Rotundamente sí, creo que en las preguntas anteriores he dado razones suficientes, aunque la pasión también es un argumento necesario. El vino no es sólo un elemento social y cultural en Castilla-La Mancha, es un factor económico de primera magnitud, que puede y debe generar más riqueza y más empleo a través de la mejora progresiva de la reputación de nuestra oferta en el mercado, que en ningún caso es inferior a las demás.