Francisco Antonio Moya Rubio es profeta en su pueblo natal, Villahermosa, donde suele actuar con la Orquesta Filarmónica de La Mancha (OFMAN) para deleite de sus paisanos. En marzo de 2023 esta formación musical cumplirá 15 años, tiempo en el que han interpretado más de 500 conciertos por diferentes pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha, pero también de España y en el extranjero. “Escuchar la orquesta de Berlín en Youtube está fenomenal, reconoce, pero que la gente tenga la oportunidad en su pueblo de tener un concierto hace que la música llegue mucho más”.

“Siento esta orquesta como si fuera mi proyecto de vida, en el que colaboran infinitas personas”

Pregunta.- Enhorabuena por ese decimoquinto aniversario de la Orquesta Filarmónica de La Mancha (OFMAN). ¿Qué valoración haces y cuántos conciertos habéis realizado en este tiempo?
Respuesta.-
En la presente temporada 2022/2023 estamos celebrando nuestro decimoquinto aniversario. De 2008 a la actualidad hemos podido actuar en más de 500 ocasiones, una media de más de 30 conciertos por año, tanto en Ciudad Real, Castilla-La Mancha, resto del país y en el extranjero.


Creo que las palabras clave en este caso serían resiliencia, persistencia, constancia y, sobre todo, mucho amor por lo que hacemos, porque en la música manda la cuestión vocacional. Nos apasiona lo que hacemos e intentamos superar todas las dificultades. Ahora somos más camaleónicos y versátiles, a veces preferiríamos hacer otra cosa pero la Orquesta ha tenido que adaptarse a los tiempos actuales, con crisis y pandemia de por medio. De ahí que si tenemos que actuar con menos músicos, adaptar el repertorio u ofrecer ópera y zarzuela lo hacemos. El grupo de personas y músicos, los que estuvieron y los que están, todos han puesto mucho empeño en que esto vaya hacia adelante.


P.- ¿Quién es Francisco Antonio Moya y por qué decidió crear la OFMAN?
R.-
Soy natural de Villahermosa aunque resido en Ciudad Real. Tras concluir los estudios de dirección de orquesta en Madrid tenía varias opciones: intentar dirigir grandes orquestas o crear mi propio universo musical. Me decanté por esto último. Me he metido tan de lleno en la orquesta que quizás he olvidado otras cosas, pero conforme pasa el tiempo me enamoro más del proyecto.


Afortunadamente, la Orquesta ha sido y está siendo un proyecto exitoso y tiene demanda. Me siento muy a gusto en él, llevando música sinfónica a todos los rincones. Siempre intento separar la música clásica de los grandes compositores, que también interpretamos; y cualquier música que se toque con una orquesta es sinfónica, sean The Beatles, Paco de Lucía, etc. Una de las cosas con la que más disfruto son los conciertos en pueblos pequeños, como el mío. En esos lugares, la gente no tiene fácil acceso a esta música, puede que no sean superentendidos, pero te aseguro que agradecen mucho que estemos allí. Ir a Madrid o escuchar la orquesta de Berlín está fenomenal, pero tenerlo en su pueblo a pocos metros, hace que la música llegue mucho más.


P.- Sí, porque habrá gente que no tenga la oportunidad de ir a Madrid o ver una gran orquesta…

R.- Sí, la gente valora muchísimo que acudas a la puerta de su casa con un repertorio musical popular o con galas de zarzuela (yo soy un apasionado del género lírico español). Debes saber qué programar en ese sitio y en ese momento, un repertorio atractivo e igualmente interesante para la orquesta aunque, para mí, es igual de importante dirigir a Beethoven que una zarzuela de Chapí.


P.- ¿Cómo ha sido la progresión de la orquesta?
R.-
Una de las claves del éxito de la OFMAN ha sido abrirse a un repertorio del gusto del público. Nuestros primeros conciertos allá por 2007-08 se basaban en un programa que escribí, versioné éxitos de siempre en modo sinfónico, boleros, habaneras, música pop, canciones como ‘My Way’ de Frank Sinatra o ‘Yesterday’ de The Beatles… Mi primer repertorio fue con cantantes de ópera.
A lo largo de más de 500 conciertos en 15 años, imagínate la música que hemos tocado y ensayado, recuerdo ahora El Mesías de Haendel en la catedral de Ciudad Real durante 8 años consecutivos, la emoción que se siente con un público que abarrota el templo.


En la trayectoria de la OFMAN hemos trabajado con compañías de ópera y zarzuela. No era un repertorio que pensaba a priori pero que me encanta y es muy demandado en España, sobre todo la zarzuela, nuestro género lírico por excelencia. En 2021 hicimos siete títulos de zarzuela (más que en el Teatro de la Maestranza, casi a la altura del Teatro Real), y 4 de ópera, en total 11 líricos, casi uno por mes, eso es una barbaridad, conllevan muchísima preparación.


P.- En la temporada 2022/23 celebráis vuestro 15 aniversario, ¿qué tenéis programado?
R.-
Se presenta un año muy bonito. Entre otras citas ineludibles, están la II Sinfonía de Mahler en Fuentealbilla; el 31 de enero actuamos en el Auditorio Nacional de Música con un gran solista Abraham Cupeiro; el Mesías de Haendel en la catedral de Ciudad Real, galas de zarzuela en 5 ó 6 localidades de la provincia.. Regresamos también a Estoril, Águeda y Lisboa con La Traviata. Otro proyecto que me hace mucha ilusión es la ópera Carmen en versión flamenco con un premio nacional de danza, Jesús Carmona. El creador de esta gran obra es Óscar de Manuel, flautista flamenco, que mezcla lo clásico y lo popular de forma magistral.


Aparte de la orquesta, dirigiré en el Oskalduna de Bilbao, en el Kursaal de San Sebastián…, también trabajaré con Juanma Cifuentes, actor, director de escena y excelente cantante. En Villanueva de los Infantes repetiremos nuestra ópera estudio en agosto, y en julio el estudio zarzuela en el maravilloso patio de comedias de Torralba de Calatrava. El cénit de nuestro aniversario será el concierto del 18 de marzo en el Quijano de Ciudad Real, nos sentimos muy arraigados con esta ciudad. Toda la info, en www.orquestafilarmonicadelamancha.es.


P.- ¿Qué puede decir de los músicos de la OFMAN?
R.-
El director de orquesta no es nadie sin ellos. La mía puede ser una profesión que se preste al endiosamiento, pero yo creo que un director se debe a los músicos, donde la labor psicológica es tan importante como el trabajo y estudio personal. Tú tienes que conseguir que ellos te den lo mejor, pero a lo largo del tiempo hay cambios y evolución. Francisco Antonio Moya no es el mismo en 2008 que en 2022. A nivel formativo me noto diferente pero también a nivel humano y psicológico, creo que eso me permite conseguir mejores resultados gracias a los músicos que tengo delante, porque ante todo son personas. Ellos tienen sus problemas y la mano izquierda aquí es lo más importante. Durante 15 años han pasado muchos músicos y se trata de que estén a gusto y se lleven buenos recuerdos cuando se vayan, aunque lo fundamental es la seriedad, hacer música de forma digna y tener mucho respeto por lo que tocas.


P.- ¿Con cuánta antelación ensaya la OFMAN?
R.-
A veces se solapan los ensayos. Funcionamos por proyectos. Este año pasado hemos hecho más de 50 conciertos y más de 30 proyectos, 3 de media al mes, cada uno conlleva sus ensayos, que pueden ser uno, dos, tres o hasta ocho. Eso supone una gran regularidad que nos permite seguir vivos y tener éxito. En agosto hemos tocado siete veces, con sus respectivos ensayos, hemos estado juntos 15 días, lo que aporta energía al grupo. Esta temporada tenemos casi 30 proyectos, debemos montar un repertorio difícil rápido y ensayos de dos días, por lo que tienes que contar con músicos de primera calidad que afronten el repertorio muy rápido.


P.- ¿Cuál es tu deseo para los próximos 15 años?
R.-
Mi principal deseo es seguir mejorando, que la orquesta siga adelante, que sigan personas queriendo formar parte de la orquesta, que nos llamen para tocar, y sigan personas escuchando música en directo. Estoy convencido de que la música es capaz de transformar la sociedad y a las personas, no entras a un concierto igual que sales. No tengo hijos, siento esta orquesta como mi proyecto de vida, en el que colaboran infinitas personas. No obstante, en ocasiones me siento como doctor Jekyll y Mr. Hyde, por tantos sinsabores, pero me subo al escenario y se me olvida todo, es un poder impresionante. En esa lucha entre Jekyll y Hyde siempre pienso: vamos a continuar porque merece la pena.

Texto y fotos: Oliva Carretero Ruiz