La noche del viernes el Teatro Ayala acogió la 28ª edición de este evento que cada año organiza la Asociación Folclórica Virgen de las Cruces. Más de dos horas de tradiciones expresadas en música y bailes populares, donde los grupos invitados fueron la Agrupación ‘Manuel de Falla’ de Manzanares y la Asociación ‘El Trillo’ de Albacete, además de la participación de la Escuela Local de Folclore que puso sobre las tablas lo aprendido durante todo el curso.
Al calor del folclore manchego se sucedió el 28º Festival de Mayos que cada año organiza la Asociación Folclórica Virgen de las Cruces. Bajo la Cruz de Mayo que presidía en el lateral derecho del escenario, cuatro fueron las agrupaciones que dieron cuenta de su acervo folclórico sobre las tablas: la Agrupación de Música y Danza ‘Manuel de Falla’ de Manzanares, la Asociación Cultural ‘El Trillo’ de Albacete, la Escuela Local de Folclore y los anfitriones del Virgen de las Cruces.
Un festival que se extendió durante más de dos horas y al que asistieron cerca de dos centenares de personas; entre el público, el alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, y otros miembros de la Corporación Municipal que siguieron con atención todo lo que sucedió sobre el escenario.
Fuertes ovaciones para todos los participantes que se esmeraron en ofrecer lo más representativo de su folclore. Destacaron piezas como la “Jota de Manzanares” con la que cerró la localidad vecina su actuación y en la que sobresalió los grandes saltos de los bailarines y el ritmo frenético de la pieza. Un repertorio más heterogéneo ofrecieron los de Albacete, influenciados por el folclore de Valencia y Murcia, que también dieron cuenta de su bagaje en esto del mundo de la música y bailes populares donde no faltaron las internacionales “Seguidillas Manchegas de Albacete”.
Asimismo, el grupo anfitrión no se quedó atrás en su intervención que con sobrada experiencia y saber estar brindó piezas como el “Fandango de Quintería” o el “Mayo de Brazatortas”, una pieza compleja para las voces, por la necesaria interpretación a capella, tan sólo acompañadas por el ritmo del tambor. Reseñable fue la participación de la Escuela Local de Folclore que abrió el festival y que con alumnos que van desde los 3 años pusieron de manifiesto lo aprendido durante todo el curso.
Y como indica el nombre del festival tampoco faltaron mayos en esta cita. Previa y posteriormente al mismo, los grupos realizaron una ronda por las cruces aleñadas al teatro como la de la Asociación de las Viudas, la de Los Pastores del Belén y la Asociación de vecinos del Barrio de San Roque-La Hoya, donde finalizó la velada a altas horas de la noche.