Paseando por las redes, me topé con una bloguera, creo que no es influencer. No lo sé muy bien, la verdad, pero no es relevante para el caso. Lo importante fue lo que transmitía, que me hizo pensar. Su mensaje fue grabado paso a paso y se puso a explicar lo que, para ella, era el método “curly”.
Sin demasiada emoción, ella comentaba que tenía el pelo ondulado pero que, como no le gustaba demasiado, nunca se lo dejaba rizado, aunque había hecho una prueba y así lo explicaba: Se había lavado con un champú de bajo coste, de supermercado, después se puso una mascarilla también súper barata, que, al parecer, la máxima importancia estaba en el olor, que le gustaba, no en lo específico que pudiera ser el producto y cómo podría beneficiar o no al rizo del cabello. Y, para seguir el método, después se puso un acondicionador, sin definir qué le podía aportar al cabello rizado. No dudo de su buena intención al aportar información y de ello voy a tratar hoy en este artículo.
Empecemos por definir qué es el método “curly” y para qué tipo de cabellos está indicado. El método se ideó para conseguir rizos flexibles, y con muelle, de los cabellos rizados. Estos suelen ser de naturaleza muy seca, por lo que necesitan un aporte de nutrición máxima para conseguir el jugo que le falta a base de nutrientes, también precisa hidratantes de buena calidad. Estos elementos han de ser capaces de penetrar en la fibra capilar, por lo tanto, tienen que tener la formulación adecuada para traspasar las distintas capas que componen el cabello e instalarse dentro, ser verdaderamente eficaces, y huir de productos que recubran la fibra en forma de envoltura externa, como sucede, con productos de baja calidad que enmascaran el resultado con sustancias filmógenas que envuelven la fibra, como las siliconas de alta densidad.
Los champús han de ser de calidad para limpiar sin dañar, aportando nutrientes de forma real, así como mascarillas y acondicionadores ya que, como nadie da duros a pesetas, cualquier producto que cueste menos de lo que puede aportar, con toda probabilidad, tendrá en su composición menos soluciones de las que publica.
Esta es la realidad de los cabellos secos, y no voy a entrar a opinar sobre el método del paso a paso de Lorraine Massey, porque es harto conocido en redes y porque, desde mi opinión, esta señora ha puesto en valor el cuidado y la belleza de los cabellos rizados, lo que me parece absolutamente genial. Mi opinión, desde una experiencia de 43 años como profesional y estudiosa del tratamiento del cabello, es que hay tantos tipos de diámetro de rizos, de pelos rizados finos medios y gruesos, rizos definidos, rizos ofuscados, cabelleras con un tipo de rizo en la nuca, y otra bien distinta en el frontal, un largo etc. Quiero resaltar con esto, que, a realidades distintas, hay que darle soluciones distintas. Siempre desde el conocimiento y el aporte de soluciones reales para cada caso personal. Y apostando por productos de calidad de eficacia contrastada.
Las redes tienen la virtud de ponernos en conocimiento de cantidad ingente de información que nos ayuda a la comprensión de muchas cosas que, sin duda, de otra manera probablemente no conoceríamos. De igual forma, hay información no del todo formada ni exacta, que puede tener como consecuencia que, la documentación que recogemos, no sea beneficiosa para las soluciones reales que necesitamos. Por eso, contrastad y tenerlo en cuenta, para que no os den gato por liebre.
Opinar sobre gustos en moda, en tipos de viajes, en decoración, en la estética de los edificios, estilo de coches, sobre literatura y un largo etc. Insisto, al opinar sobre gustos, cada cual tiene el suyo y es muy lícito y respetable, incluso enriquecedor que nos descubran otros ajenos al nuestro.
Ahora, estimo que los que ‘blogueamos’, y los que desde su posición de “influencer” aportamos opiniones que pueden influir, de forma física o psíquica, a nuestros seguidores, debemos ser cautos y estar formados para aportarlas. En suma, ser conscientes de las consecuencias de su puesta en práctica.