Oliva Carretero Ruiz / Periodista y redactora de la Revista Ayer&hoy

Alguien dijo aquello de que la vida es un continuo aprendizaje, y no se equivocaba. Cuando creemos que hemos llegado a una meta o que hemos alcanzado nuestros objetivos más ambiciosos, siempre hay algo nuevo que aprender, algo o a alguien interesante que conocer, o algo novedoso que descubrir. En estos diez años de publicación de la Revista Ayer&hoy, todos los que formamos o han formado parte de su creación, hemos aprendido que lo primordial era la mejora continua de la edición -con nuevas técnicas, nuevos programas, nuevos procesos…- para presentar un producto de calidad digno de nuestros lectores y anunciantes, en el que hemos dado a conocer y difundir nuestro entorno y, ante todo, hemos aprendido la lección, siguiendo el tono de este artículo, de que el que no aprende para transformar una revista inicial en blanco en un producto que merece la pena hojear, no crece.

En las aulas, la loable tarea de enseñar por parte de maestros y profesores se ha convertido en un proceso de enseñanza-aprendizaje en el que, en mi opinión, no se limita a que el docente enseñe y el alumno aprenda, sino donde todos aprenden de todos, el estudiante crece con la transmisión de conocimiento -cada vez de forma más práctica, diversa, inclusiva e intuitiva diría yo- y el maestro se enriquece de las actitudes y aptitudes de sus alumnos. Alumnos que cada día sorprenden a sus profes y familias, como Adrián, del IES Atenea, que obtuvo una calificación de 14 sobre 14 en la última EvAU, o de tantos otros que buscan su hueco en la vida guiados por grandes profesionales de la educación. Reconozcamos el talento educativo de colegios, institutos y de nuestra Universidad de los que nos sentimos orgullosos y que intentamos reflejar en nuestras páginas mediante reportajes o entrevistas.

El aprendizaje en Ayer&hoy ha venido aparejado de una continuidad a lo largo de estos primeros diez años con el único fin de sorprender con cada nuevo número. En todos los niveles y afectando a todos los departamentos. Ya no somos como éramos en 2014, pero gracias a nuestros orígenes, sostenidos con convicción y algo de cabezonería, se han dado pasos firmes, otros erróneos, pero intentando dar lo que la sociedad y nuestros lectores nos han ido demandando en cada momento. El cambio de programa de maquetación y diseño, los cursos recibidos y otros impartidos para los nuevos franquiciados, el ir más allá en contenidos atractivos e interesantes, la incorporación de nuevas secciones, la colaboración de especialistas y profesionales destacados, la disrupción del diseño publicitario, la creatividad directa y honesta, la búsqueda de nuevos anunciantes…

La posibilidad de crecer cada mes con algo novedoso, cualquier elemento innovador aprendido nos ha enseñado a que lo que hoy funciona mañana puede no ser válido, de ahí que la constancia, el tesón, el apego a nuestro entorno y el conocimiento de ‘lo que se mueve a nuestro alrededor’ nos han hecho un medio de comunicación muy ligado al territorio o a la comarca en la que se edita cada edición.

Pero esto no ha acabado todavía, continuamos aprendiendo para ser más fuertes y mejores profesionales, acercándoos cada mes información y entretenimiento de calidad, alimentándonos del talento y las inquietudes artísticas, culturales, comerciales, empresariales, políticas, sociales, deportivas…. de nuestras gentes, porque queremos darlo a conocer al resto para seguir siendo la Revista para gente como tú.

No puedo terminar esta firma invitada sin mostrar mi más sincero agradecimiento a todos los que a lo largo de estos diez años han abierto la Revista Ayer&hoy para sumergirse en sus páginas y detenerse en la lectura de cualquiera de sus entrevistas, noticias o reportajes. A nuestros colaboradores, algunos desde el primer número, grandes profesionales de lo suyo que incrementan el valor añadido de la publicación; a los anunciantes, sin los que esta aventura sería imposible; a mis compañeros de fatigas, luchadores incansables; a la distribución, eslabón esencial sin el que el lector no podría tener en sus manos esta revista gratuita; y a la impresión, que materializa un cachito del espíritu que nos vio nacer y crecer. Muchísimas gracias a todos.