La historia de una empresa familiar fundada en 1961 por Francisco Carrión Martín

Francisco Carrión Martín, fundador de Tresa, había nacido en 1933 en Villamayor de Calatrava, un pequeño pueblo manchego en el que un 95% de la población se dedicaba a tareas agrícolas o ganaderas. Sin embargo, desde su más tierna infancia, Francisco había desarrollado un gran interés por la mecánica  y la electricidad, podría decirse que de carácter innato.

Huérfano de padre, Francisco tuvo que comenzar a trabajar muy pronto, y dadas sus clarísimas preferencias técnicas pronto entró en la escuela de aprendices de la “Empresa Nacional Calvo Sotelo”, sita en la localidad de Puertollano, tan pronto como terminó este aprendizaje Francisco comenzó a trabajar como minero “de pozo” como montador electricista. Después de unos años allí, se trasladó a Madrid como montador de ascensores y al norte de España para instalar puentes grúa.

Izq.: El fundador de Tresa con su primer hijo en la entrada del taller de Reparaciones Eléctricas al Servicio del Automóvil, en 1961. Dcha.: Inauguración del concesionario Tresa para la marca Seat el 22 de diciembre de 1975 con el fundador de Tresa, Francisco Carrión Martín, y el director general de Seat Zona Centro, Mariano León Pajares, en primer plano.

Con sus ahorros volvió a su Ciudad Real capital, y en 1961 inauguró un pequeño negocio llamado “Taller de Reparaciones Eléctricas Al Servicio del Automóvil”, es decir, “TRESA” situado en la calle Guadiana. Ya casado y con su primer vástago recién nacido, el taller comenzó a ir viento en popa, entre otras cosas porque a inicios de los años 60 se aprobó una nueva ley estatal que obligaba a todos los vehículos, incluidos tractores y sus remolques, a montar pilotos traseros eléctricos. Incluso durante los fines de semana se dedicaba a ir en moto por los pueblos de la provincia para realizar este tipo de trabajos.

No daba abasto, e incluso su mujer Francisca Alberdi le ayudaba con el bobinado de puestas en marcha y dinamos, por lo que pronto dio el salto a un negocio de mayores proporciones. A base de préstamos y esfuerzos de todo tipo adquirió un solar mayor en los aledaños de la Puerta de Toledo y allí construyó unas grandes naves, perfectas para el desarrollo de su profesión. Estas a su vez se dividieron en dos partes; una como taller dedicado al automóvil. La otra, como taller de reparación de motores eléctricos y transformadores.

Un buen día, de 1973, Francisco recibió la llamada de Seat ofreciéndole la representación para la capital. Ello suponía un notable esfuerzo organizativo y económico, pero también una gran oportunidad. Dos años después, el 22 de diciembre de 1975, tenía lugar la inauguración del flamante Concesionario, en el que estuvieron presentes el director general de Seat Zona Centro, Mariano León Pajares, y el alcalde de Ciudad Real, Francisco Bernalte Bernardo, entre otras muchas autoridades.

También fue llamativa la “máquina de lavado automática”, la primera que se instaló en Ciudad Real, y que durante aquellos primeros años tuvo mucho predicamento entre los clientes; tanto, que se formaban largas colas de espera para lavar los coches.

Francisco Carrión por aquellas fechas se embarcó en un nuevo proyecto empresarial, consistente en una fábrica de bolsas de plástico para los entonces novedosos supermercados. El proyecto estaba bastante avanzado, pero la “crisis del petróleo” dio al traste con ello.

Izq.: Anuncio aparecido en la prensa local sobre dicha inauguración. Dcha.: Tresa Motor, concesionario de Toyota.

Afortunadamente poco después, en 1981,  el grupo Volkswagen-Audi desembarcaba en Seat y comenzaba a vender sus productos en España. Así, y de nuevo de una manera prácticamente casual, Tresa pasaba a ser Concesionario simultáneo de Seat, Volkswagen y Audi, lo que llegaría a obligar a trasladar el taller de reparaciones eléctricas a una nueva ubicación en el Polígono de Larache, bajo la denominación “Tresa Mantenimiento Eléctrico”, donde se encuentra ubicado en la actualidad.

Durante este periodo, Francisco Carrión tuvo una verdadera etapa de creatividad que le llevó a participar en diversos proyectos: fue socio fundador del Club de Campo de Ciudad Real, fundó una compañía financiera junto con otros socios ciudadrealeños, o como miembro de la Cámara de Comercio de Ciudad Real, formó parte del consejo que impulsó la edificación de su nueva sede.  Como él siempre recordaba, tuvo que remover cielo y tierra para convencer a muchos otros miembros de que el edificio tuviera el aspecto que hoy tiene, con una fachada en piedra clara que no desentona con la Iglesia de San Pedro.

Tal cantidad de obligaciones hicieron mella en la salud de Francisco, que en 1982 tuvo que ceder parcialmente el testigo a su hijo, también Francisco, aunque el padre siguió acudiendo diariamente a los talleres prácticamente hasta su fallecimiento en 2014. Y Francisco hijo no fue el único miembro de la familia involucrado, pues también sus hermanas Mayte y Ana trabajaron en el apartado contable, mientras que el pequeño de ellos, Óscar, trabajó en mecánica para después pasar a ventas. También el hermano de Francisco Carrión padre, Manolo, o su yerno, José, trabajaron en Tresa, que sin duda es una empresa de vocación familiar.

En 1998 se dejó la Concesión Seat, centrándose en Volkswagen y Audi, y finalmente en el año 2001 se cerraron las instalaciones de la Ronda de Toledo y se inauguraron los modernísimos edificios del Polígono Industrial La Estrella de Miguelturra.

Izq.: Interior del taller en el año 1975. Centro: Primer lavadero automático de coches en Ciudad Real. Dcha.: Vista aérea de las instalaciones de Tresa para Volkswagen y Audi.

En 2010 Tresa se hacía con la representación de Toyota para la provincia de Ciudad Real, y en estas instalaciones de la carretera de Carrión se celebró el 2011 el 50 aniversario de la empresa. Actualmente, Tresa cuenta con instalaciones en Ciudad Real y Manzanares, y con representantes por toda la provincia.

Texto: Material facilitado por Francisco Carrión Cárdenas.

Fotos: Tresa