E l otoño es una temporada ideal para disfrutar de la belleza y la magia de los bosques, cuando los árboles se tiñen de colores y tonalidades ocres, naranjas, rojizas y doradas. Mil y un matices cromáticos que dan a los montes un aspecto muy peculiar.

De ahí que el otoño se preste para dar largos paseos en la naturaleza y admirar el espectáculo visual de esta. Es la época propicia del año para disfrutar al máximo de la naturaleza realizando rutas ya sea caminando o en bicicleta. En esta ocasión aconsejamos desde esta página un destino ideal para esta época del año, principalmente para aquellos que aman la naturaleza y desean encontrar paisajes diferentes y opuestos a los de nuestra tierra. Hablamos de Asturias donde, además, se podrá disfrutar de esa berrea tan famosa en nuestro parque de Cabañeros.

El sonido envuelve el corazón de las montañas y sus ecos se escuchan en un entorno de varios kilómetros, especialmente al amanecer y también cuando cae la tarde.

El Concejo de Aller, en la montaña central del Principado, desde hace unos años organiza paquetes turísticos para este espectáculo en los que colaboran los alojamientos rurales.

Igualmente podemos ser testigos de una buena berrea en el Parque Natural de Redes, uno de los lugares idóneos junto con el Parque Natural de Somiedo, ya que La collada Pineda es probablemente una de las más privilegiadas de Asturias para asistir a este espectáculo.

Otro atractivo de este viaje, que insistimos es para los amantes de la naturaleza, es que a medida que avanza el otoño, frutos de todos los colores y sabores van inundando los bosques. Son muchos los árboles que empiezan a madurar sus cosechas: bellotas, avellanas, nueces y también las ricas castañas; seguramente, las que mejor simbolizan esta estación. Y todo ello podemos encontrarlo en abundancia en los montes asturianos.

El Principado cuenta con su propia Red Regional de Espacios Naturales Protegidos que comprende: 1 Parque Nacional, 5 Parques Naturales, 10 Reservas Naturales, 11 Paisajes Protegidos y 39 Monumentos Naturales.

Cada uno de ellos guarda sus propios secretos, diferentes y únicos, y constituye una muestra de la naturaleza en multitud de sus formas: estuarios, bosques, cascadas, montes, praderías, lagos… preservados con el mayor de los esmeros, son paisajes llenos de vida. Por algún motivo será que este Paraíso tiene casi el 40% de su territorio protegido.

Pero además Asturias presume con razones sobradas de una enorme riqueza geomorfológica en cavidades y simas subterráneas, gracias a que el material con el que fundamentalmente está formada la mitad oriental de la región es la caliza. En estos enormes espesores calcáreos la acción erosiva y disolvente del agua ha ocasionado la formación de inmensas o recoletas cavidades, que en su día dieron cobijo a los primeros pobladores del territorio actualmente asturiano. Arranca de estos orígenes remotos, hace 36.000 años, la importancia que cobra el arte rupestre prehistórico asturiano, que en la actualidad está siendo objeto de un interesante proyecto para poner de manifiesto la riqueza arqueológica de esta región.

De visita obligada: Picos de Europa

El Parque Nacional y Reserva de la Biosfera Picos de Europa está formado por las localidades de Amieva, Cangas de Onís, Onís, Cabrales, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja. Su singularidad, belleza e interés paisajístico le han otorgado el nombramiento de Parque Nacional en el año 1995, acogiendo en su parte más occidental al que fuera el primer Parque Nacional de España, y uno de los primeros de Europa, el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. Los tres macizos principales de esta maravilla natural se ven limitados por profundos valles y gargantas aparecidos por la fuerza erosionadora de las lenguas de hielo de los glaciares y de la fuerza de las aguas de los ríos que aún hoy en día siguen modelando a su gusto el paisaje.

En el macizo central del parque se encuentran las alturas más elevadas de la Cordillera Cantábrica en los escarpados Urrielles, donde se eleva la más emblemática figura de los Picos de Europa: el Naranjo de Bulnes, que cuenta con 2.519 metros de altura, siendo objetivo de muchos deportistas y escaladores que no se resisten a trepar por sus escarpadas paredes. Al este de los Urrielles se encuentra el macizo de Andara, de perfil más suave, pero también con alturas que alcanzan los 2.400 metros. El más occidental es el Macizo del Cornión, y en él, los Lagos de Covadonga, de aguas limpias y claras que reflejan las montañas donde un día se gestó la historia de Asturias.