La decena de propuestas que han participado este 2016 en la propuesta recorrieron las calles de Daimiel en la tarde del domingo. El desfile concluyó casi tres horas después en el Pabellón Ferial.
Si hay algo que marca el domingo de Carnaval en Daimiel, eso es el tradicional desfile de peñas, charangas y carrozas que, como marca la tradición, volvió a inundar en la tarde del domingo las calles de la localidad de color, ilusión y música. Miles de personas disfrutaron de una propuesta que este 2016 ha contado con más de una decena de participantes procedentes de lugares como Tomelloso, Puerto Lápice, Villarrubia o Moral de Calatrava. Carrozas a las que hay que sumar las daimieleñas de Los Amigos del Arte, El Cencerro, La Garrota y Purpurina.
El desfile, que arrancó a las 17:00 horas en la Carretera de Ciudad Real contó con unos protagonistas que apenas tuvieron oportunidad de notar el frío a consecuencia de las trabajadas coreografías y unas cuidadas puestas en escena. Ejemplo de ello fueron los componentes de la agrupación Harúspices, de Tomelloso, que un año más volvieron a sorprender con su originalidad y entusiasmo en una propuesta que se encargó de recrear la historia de “El Cascanueces”. De cuentos e historias fue la cosa porque la Peña Los Morenos, de Puerto Lápice pusieron imágenes a la historia de la malvada Maléfica, con su carroza “Maléfica: no creas en los cuentos de hadas”. En esa misma línea se mostraron también el AMPA Jesús Requejo de Madridejos, inspirándose en la película “Blancanieves y la leyenda del cazador”, o los daimieleños del Cencerro, que este 2016 han repetido propuesta con la aclamada “Fantasías de cuentos Disney”.
La mezcla de culturas también fue un tema recurrente en un desfile que concluyó casi a las 20:00 horas en el Pabellón Ferial. La «Fantasía Persa” con toques africanos y música en vivo de los daimieleños de La Garrota se completó con otras propuestas como la representación de China que se trabajaron los miembros de la Asociación Cultural Los Remaches, de Moral de Calatrava. El punto más supersticioso y original vino de mano de los daimieleños Los Amigos del Arte, que con “Las supersticiones” se encargaron de poner imágenes a algo tan abstracto como la mala suerte de romper un espejo, pasar por debajo de una escalera o encontrarse con el un gato negro.