Se acerca el fin del verano y quien más y quien menos se encuentra con algún kilo de más. Las cervezas, tapas, las comidas y cenas con los amigos pasan factura y ahora nos toca poner remedio. Antes de establecer un plan de acción vamos a ver en qué estado nos encontramos y que soluciones tenemos.
¿Tengo sobrepeso o tengo obesidad?.- Hay una medida muy útil para dar respuesta a esta pregunta: el índice de masa corporal o IMC que se calcula dividiendo el peso en kilos por la talla en metros al cuadrado. Si tu IMC está: por debajo de 18,5 tienes bajo peso entre 18,5 – 24,9 tu peso es normal, entre 25 – 29,9 tienes sobrepeso, entre 30-39,9 tienes obesidad por encima de 40 tienes obesidad mórbida. Otro parámetro interesante de conocer es el perímetro de la cintura ya que el acúmulo de grasa visceral es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares.
He ganado algunos kilos, pero antes del verano no tenía sobrepeso ¿qué puedo hacer?.- Debemos intentar recuperar las buenas costumbres: llevar una dieta saludable rica en frutas, legumbres y verduras, reducir el consumo de alcohol y practicar ejercicio. Esto será suficiente para que al cabo de un mes nuestro peso sea el mismo que antes del verano.
¿Pero y si ya tenía sobrepeso y además he cogido algunos kilos?.- En este caso posiblemente es el momento de acudir a un especialista para que nos ayude en el proceso de adelgazamiento mediante una dieta personalizada, un programa de ejercicios y quizás la prescripción de alguno de los medicamentos disponibles indicados para la pérdida de peso.
¿Y qué medicamentos para adelgazar existen?.- Lo primero que debemos saber es que los medicamentos para la obesidad solo están indicados en IMC ≥30 kg/m² ó ≥27-30 kg/m² con alguna comorbilidad. Además del orlistat que actúa disminuyendo la absorción de las grasas que ingerimos, la gran novedad son los análogos de GLP-1: liraglutida, de administración diaria y semaglutida, de administración semanal. Se trata de análogos de una hormona intestinal que se libera después de las comidas y entre otros efectos, tienen una función en el control de la saciedad, por lo que durante su administración disminuye la ingesta y se adelgaza. Los efectos secundarios más frecuentes que se han descrito con su uso son las náuseas, vómitos, diarrea o el estreñimiento. Recientemente se ha comercializado la tirzepátida, también de administración semanal. Esta molécula supone un avance respecto a las anteriores ya que se trata del primer agonista dual sobre dos receptores: GLP-1 y GIP, relacionados con la obesidad y el control de glucemia.
Es importante recordar que los nuevos medicamentos para la obesidad no están indicados en el sobrepeso, que deben ser prescritos por un médico, que es el que debe vigilar las contraindicaciones y los efectos secundarios que pueden aparecer a lo largo del tratamiento. También, que su uso debe ir acompañado de una mejora los hábitos de actividad física, alimentarios y de descanso para un óptimo resultado.