La Universidad de Jaén (UJA) ha comenzado ya a pleno rendimiento  con los servicios de asistencia técnica para la realización de actividades preliminares mediante programas de documentación cartográfica y fotométrica, protección, investigación, conservación  y difusión para la consolidación de la Fortaleza Alta de la Peña de Martos y, a tal efecto, un equipo de la UJA se desplazó este martes a la citada meseta para realizar el estudio de georradar.

El alcalde de Martos, Víctor Torres, junto con el concejal de Turismo, Emilio Torres, y el arqueólogo José Luis Serrano han inspeccionado estas tareas que van a permitir saber, de una manera no invasiva, qué hay bajo la superficie. Tal y como ha detallado Serrano, van a permitir saber la ubicación de todos los aljibes así como la localización de la posible iglesia que está vincula al castillo Calatravo.

Gracias al contrato con la UJA se están haciendo los trabajos de estudios biográficos, geológicos, botánicos… es decir, un amplio abanico multidisciplinar para analizar los proyectos de emergencia. De hecho, ya se ha trasladado a Cultura y presentado la documentación para solicitar las autorizaciones arqueológicas perceptivas.

Este estudio de georradar es muy importante ya que va permitir detectar qué se puede encontrar cuando se realicen las catas arqueológicas que en próximas semanas se ejecutarán para detectar evidencias y contrastar informaciones. “Es un reto porque este proyecto que se está acometiendo da pie a que en el futuro se puedan realizar actuaciones de mayor calado y podamos concurrir a la presentación de distintos fondos que permitan actuar en el Castillo de La Peña con el objetivo de poder consolidar el patrimonio fundamental de la ciudad y un mirador extraordinario como es la meseta de La Peña”, ha resumido Torres.

De hecho, se están trabajando en proyectos paralelos a través de los planes de sostenibilidad turística o los fondos del grupo desarrollo para ir mejorando el acceso a la cima de La Peña.

Serrano ha incidido en que la técnica de hoy va a posibilitar, sin necesidad de mover la tierra, saber qué edificios hay enterrados. Para ello, se hace una serie de batidas recurrentes para captar los datos necesarios.