Carlos Caballero / Arqueólogo
Colegio Profesional de Arqueología de Madrid

“Haremos, Majestad, que desde Madrid se pueda llegar al mar por Sevilla: construiremos una gran presa en el Guadarrama y salvaremos Despeñaperros con un túnel”. Algo así debió de plantearle, en 1785, al rey Carlos III el ingeniero francés Charles Lemaur, cariñosamente españolizado como Carlos. ¿Qué podría salir mal en ese ambicioso proyecto?

Lemaur no era nuevo en nuestro país y sabía de lo que hablaba: había participado en la construcción del Canal de Castilla y a él se debe también un edificio excepcional, que es en el que menos se fijan quienes terminan el Camino de Santiago: el Pazo de Rajoy, enfrentado a la Catedral en la misma plaza; había desempeñado, además, un papel importante en la traza del camino de Andalucía por Despeñaperros, y es de ahí de donde nacería este sueño de la razón (que ya se sabe lo que produce): la idea de conectar Madrid con el mar fue uno de los proyectos de ingeniería civil más importantes de un periodo, el siglo XVIII, que por lo demás resultó bastante fecundo en lo que a rompedores proyectos de ingeniería se refiere.

El proyecto de Lemaur contemplaba la construcción de un canal navegable que uniera los lugares de Madrid, Aranjuez y Sevilla para, desde allí, llegar al mar por la desembocadura del Guadalquivir.

Izq.: La construcción, detenida entre la maleza; y sistema constructivo. Centro: Cajones de mampostería (Fotos: Carlos Caballero). Dcha.: La garganta del Guadarrama desde la presa.

Pero, como una premonición de lo que más tarde habría de suceder, Carlos Lemaur terminó de redactar el grandioso proyecto en 1785, apenas unos días antes de su muerte. Le sucedieron sus hijos, que lamentablemente compartían entre ellos su torpeza ingenieril con su incapacidad para el manejo de las finanzas, y eso a pesar de que esta obra estaba financiada por el Banco de San Carlos, antecedente del Banco de España, dirigido por entonces por otro viejo conocido de esta serie de “Nuestro Patrimonio”, Francisco Cabarrús.

Lemaur padre había diseñado, como cabecera del sistema, la que habría sido la mayor presa del mundo en su momento, una construcción colosal con 70 m de anchura en su base, que debería haber alcanzado 93 m en su coronación. Al final, se trató de un cíclope de un solo ojo, el túnel que sigue abierto en la base de la presa para permitir el paso del río.

Junto a la presa, se construyó parte del canal que tendría que haber alcanzado los 700 km de longitud, pero que hoy sólo va desde las inmediaciones de la presa hasta el casco urbano de Las Rozas. Se conservan, aunque en estado ruinoso, algunas edificaciones asociadas a la conducción, como las “Casas del Canal” o la “Casa del Guarda” y 19 acueductos, además de parte del camino de sirga, por donde se debería de haber ayudado mediante cuerdas a los barcos. Algunas de estas infraestructuras reflejan aún en sus restos la grandiosidad de la obra proyectada.

Izq.: Muro trasero de la presa. Dcha.: Muro aguas arriba.

Un día de mayo de 1799 la presa en construcción sufrió, felizmente, un derrumbe parcial que destruyó buena parte de la fachada aguas abajo; tres años después, sucedió lo mismo con la presa de Puentes, en Lorca (Murcia), confirmando así las conclusiones obtenidas tras la caída de El Gasco: estas obras no eran posibles a finales del siglo XVIII. Hay que aclarar que decimos “felizmente” porque estudios posteriores han concluido que, antes o después, el colapso de la construcción se habría producido y, sin duda, fue beneficioso que sucediera antes de la entrada en servicio de la presa porque, de haberse retrasado el derrumbe, las consecuencias posteriores habrían sido devastadoras. Así, hoy, la ruina romántica y majestuosa que se yergue en la estrecha cerrada de El Gasco, plenamente integrada en el paisaje, nos recuerda que los sueños, aunque a veces, como en este caso, se vuelvan pesadillas, sueños son.

(La presa de El Gasco ha sido objeto de un espléndido estudio de Teresa Sánchez Lázaro, publicado en 1995 y, recientemente, ha obtenido, junto a los restos inmediatos del Canal del Guadarrama, la categoría de Bien de Interés Cultural. La Comunidad de Madrid recoge información aquí: https://www.comunidad.madrid/cultura/patrimonio-cultural/presa-gasco-canal-guadarrama)