Ya están en Alcázar los 17 niños y niñas saharauis que participan este año en el Programa vacaciones en Paz de la asociación de amigos del pueblo saharaui. Llegaban a nuestro país el pasado día 4 de julio y eran recibidos en Ciudad Real junto a otros 400 pequeños que pasarán el verano en distintas poblaciones de la provincia. Felicidad Romero, presidenta de la Asociación, señalaba que «ha ido todo perfectamente, todo rodado, se trata de que vamos avanzando más».
Como ya es habitual, los niños y sus familias de acogida con las que convivirán durante los meses de julio y agosto, eran recibidos en el ayuntamiento alcazareño, en este caso por la concejala de cooperación, Bárbara Sánchez-Mateos, y la alcaldesa, Rosa Melchor, quien afirmó que «la verdad es que es para nosotros un honor » recibir a los jóvenes visitantes del programa Vacaciones en Paz «y que vienen a enriquecernos, yo creo que lo que hacemos es un intercambio».
La presidenta de la asociación recordaba a las familias que ya pueden llevar a los niños a los centros de salud correspondientes para la revisión médica que se realiza todos los años para determinar el estado de salud de los pequeños, «porque a estos niños», señaló, «el reconocimiento se les hace cuando vienen porque allí en los campamentos, como no sea por una enfermedad no los llevan porque tampoco hay medios». Por eso ya tiene cita en también los que necesitan alguna especialidad hospitalaria
Este año son 9 niñas y 8 niños de entre 10 y 12 años de edad los que participan del programa Vacaciones en Paz en Alcázar de San Juan y su comarca, una cifra que aumenta cada año porque también crece el número de familias de acogida que quieren dar a los niños la oportunidad de pasar los meses de verano fuera de los campamentos de refugiados, lejos de las altas temperaturas que sufren en esta época del año. La Asociación, explicó su presidenta, se hace cargo de familias de toda la comarca, como Campo de Criptana y Villafranca de los Caballeros.
La alcaldesa, por su parte, señaló que en estos meses de verano se produce un contacto que, aunque los niños y niñas no vuelven cuando se hacen mayores, dura toda la vida entre los saharuis y las familias acogedoras, porque de este modo se forjan «los recuerdos infantiles que todos tenemos de nuestras vacaciones», porque aquí vienen a alejarse de las altas temperaturas y las condiciones precarias de los campos de refugiados y además se les ofrecen mejores condiciones sanitarias, porque se les trata de las patologías que algunos tienen.
Entre los 17 niños y niñas que han venido este año, hay cuatro nuevos, el resto ya conocen nuestra ciudad porque han participado en el programa en años anteriores y, como en otras ediciones, participarán en distintas actividades como una excursión al Aquapark o las clases de hípica con la colaboración de Hípica el Gamonal, entre otras. En los primeros días de la feria de septiembre regresarán a su país.