Javier Sánchez Jiménez ‘Grisom’

El rugby madrileño empieza la cuesta arriba del frío. El mes de diciembre es un mes de escaso rugby por muchas razones. Las fiestas, los puentes, el frío, el parón de la competición, las familias están en otras cosas. Es un mes que sólo tiene dos jornadas senior y como mucho una jornada de categorías inferiores. Las escuelas empiezan a rebajar los efectivos de los más pequeños, más por precaución de los padres que por lo que el niño pueda o no opinar. Los chavales aguantan las bajas temperaturas jugando y corriendo, pero ya sabemos que cuando los progenitores sienten frío, abrigan al niño, aunque éste esté sudando. Gracias a eso se han evitado muchos resfriados y magníficos ratos de juego.

El rugby, pese a ser un deporte cortado por el patrón del esfuerzo, la resiliencia, la adaptación a las adversidades meteorológicas y la capacidad de desarrollarse en condiciones extremas, sufre la ausencia de efectivos en diciembre, pero ahora no es como antes. Jugar en barrizales donde no se distinguía al equipo que atacaba o defendía era habitual y ahora, en Madrid al menos, es coto exclusivo de algunos campos a los que casi todo el mundo hace ascos. La mayoría de los campos son de hierba artificial. Y menos mal que en Madrid nieva poco.

Hablaba hace unos días con jugadores ya veteranos y retirados, sobre la fragilidad de las generaciones actuales frente a las adversidades climatológicas. “Antes jugábamos en condiciones infrahumanas y míranos”. Yo creo que ni hay que entronizar al que prefiere mantener la salud intacta y no acude a entrenar cuando los pingüinos están con bufanda, ni tampoco hacer de los que disfrutan buceando en el barro lodoso de Cantarranas, héroes. Los tiempos cambian. Creo que para bien, en beneficio de todos.

Hay que cuidarse y disfrutar de los beneficios que el progreso y la modernización nos dan. Pero también hay que decir que en los campos hay vestuarios, los jugadores deben cambiarse de ropa tras el esfuerzo y la ducha caliente recoloca el cuerpo. Y cuanto antes se acostumbren a hacerlo mejor. Así que, que el frío no impida disfrutar de un buen entrenamiento o un partido con otros niños de otros equipos. Y en el caso de adultos, no hay excusa.

Este mes estamos de luto, tras la pérdida de un buen hombre de rugby. Alfredo Sanz, jugador y entrenador de muchos niños que hoy le echarán de menos. DEP.