Francisco Javier Morales Hervás / Doctor en Historia.

El interés que desde el siglo III a.C. mostraron los romanos por conquistar la Península Ibérica tenía una finalidad estratégica y económica, pues eran conscientes que el control de este territorio les permitiría tener acceso a un amplio y variado repertorio de materias primas, que les permitiría consolidarse como emergente potencia política y militar. En este sentido, la organización de la red viaria y la progresiva definición de la estructura administrativa serán concebidas como instrumentos para lograr una explotación más eficaz de los recursos económicos de Hispania.

Las tierras que actualmente configuran la provincia de Ciudad Real contaban con una serie de materias primas que ofrecían un evidente interés para los romanos. En primer lugar, se encontraban sus recursos agropecuarios, pues, como ya comentó el escritor latino Diodoro, los pueblos de la Meseta habitaban tierras fértiles. Las vegas de los ríos Guadiana, Azuer y Jabalón ofrecían unas óptimas condiciones para el desarrollo de una agricultura cerealística en época romana, lo cual se pone de manifiesto por los numerosos yacimientos arqueológicos de este período que se documentan próximos a estos cauces fluviales.

No obstante, fue el control y la explotación de los recursos mineros los que, sin duda, despertó un mayor interés a las autoridades romanas. En este sentido, debemos destacar el importante papel desempeñado por el área sudoccidental de nuestra provincia, concretamente la denominada “región sisaponense”, como territorio que alcanzó un especial protagonismo en época romana a partir de la explotación de la galena argentífera y del cinabrio. La riqueza minera de la región de la Oretania fue destacada por diversos autores grecolatinos como Estrabón, Plinio, Polibio, Posidonio y Tito Livio. El aprovechamiento del plomo argentífero está constatado en nuestra provincia prácticamente desde los primeros momentos de la conquista romana de este territorio a través de los trabajos arqueológicos desarrollados en importantes yacimientos como Diógenes (Solana del Pino) y Valderrepisa (Fuencaliente). Además, en otras minas de este mismo ámbito como Villagutiérrez (Abenójar) y La Romana (Almodóvar del Campo) se han encontrado diversos elementos, como bombas de desagüe, que corresponderían a la época romana.

Izq.: monedas romanas de Sisapo. Centro: cinabrio (bermellón) cristalizado. Dcha.: piedra arenisca blanca o piedra moliz de Alhambra.

La explotación del cinabrio alcanzó también un notable desarrollo y buena muestra de ello son los comentarios que realizaron autores grecolatinos como Trogo Pompeyo, Dioscúrides, Vitrubio y, especialmente, Teofrastro, que destacó la calidad del cinabrio del área de Sisapo. Según Plinio y Vitrubio la producción de cinabrio en este territorio permitía transportar anualmente a Roma unas dos mil libras en bruto y bajo precinto. Se trataba, sin duda, de un negocio muy rentable que desde mediados del siglo I a.C. estuvo controlado por una compañía, “societas sisaponensis”, que explotaría las minas por concesión de un arrendamiento por parte de Roma. El transporte de los productos mineros de este territorio hacia Roma se realizaría a través del valle del Guadalquivir, para lo cual existían dos vías que, atravesando Sierra Morena, comunicaban la zona de Sisapo con Castulo (Linares) y Corduba.

Los romanos encontrarían en nuestro actual territorio provincial otros interesantes recursos para su desarrollo económico como el esparto o la sal, pero no podemos dejar de mencionar uno de los recursos que, junto con la minería, alcanzó un notable protagonismo: las piedras de afilar, especialmente las que se podían encontrar en diversos enclaves de la comarca del Campo de Montiel, destacando en este sentido la referencia de Plinio a la calidad de las “piedras laminitanas”. En efecto, en el entorno de Laminium (Alhambra) se explotaron desde época romana algunas canteras para la obtención de piedras de afilar que fueron muy utilizadas para mantener en buen estado de uso tanto el material metálico bélico como los aperos agrícolas. La estratégica posición de Laminium, por la que pasaban diversas vías romanas, favoreció la difusión de estas piedras por gran parte del Imperio Romano.

La comercialización de este tipo de recursos impulsó el uso de la moneda en este ámbito, lo cual queda demostrado por los numerosos hallazgos de monedas romanas por diversos puntos de nuestra geografía provincial como Torre de Juan Abad, Almadenejos, Villarrubia de los Ojos, Socuéllamos, Ruidera…

Izq.: excavaciones en el yacimiento romano de Valderrepisa. Dcha.: lavaderos de la mina Diógenes. Tanto estos restos como los de Sisapo corresponden a instalaciones de explotaciones relativamente recientes.