Un legendario molino para elaborar la mejor harina de almortas

La familia Simón pertenece a una larga estirpe de molineros, cuyo oficio ha pasado de padres a hijos con seis generaciones desde que se tiene constancia y un molino con más de dos siglos de historia. Sobre el año 1840, Ángel Simón Román trabajaba en el molino del Blanquillo, en la vega del río Azuer, un molino hidráulico del año 1800 que posteriormente fue trasladado, en su mayoría, a la calle Cárcel Vieja de La Solana en el año 1931 conociéndose como el molino “San José”. Ángel Simón Arias, que había trabajado con su padre Juan Manuel Simón Camacho y su abuelo Ángel Simón Román en el Blanquillo, comienza su propia andadura de molinero de almortas en esta nueva ubicación hasta el año 1940, cuando se traslada a la calle Pozo Ermita, ubicación actual del molino “San José”. Tras él llego su hijo Juan Manuel Simón Simón, luego José Simón Ruiz-Santa Quiteria y finalmente Pedro José Simón López, tataranieto de Ángel Simón Román.

Pedro José Simón cogió el testigo en el año 2013, unos meses después del fallecimiento de su abuelo Juan Manuel Simón, quien se marchó sin saber el futuro que le depararía a su apreciado molino, pues Pedro José por aquella época tenia trabajo fijo en una empresa de transporte y su padre, José Simón, ya estaba prejubilado por enfermedad. Lejos de que esta larga estirpe de molineros llegara a su “fin”, Pedro José decidió abandonar su trabajo de transportista y aventurarse con este nuevo reto ya que, según cuenta, siempre ha estado vinculado con este molino desde muy pequeño y no quería quedarse con el resentimiento de que se perdiera.

Izq.: Seis generaciones de la familia Simón. Centro: Un joven Juan Manuel Simón en el molino de la calle Cárcel Vieja, en el año 1931. Dcha.: Guijas/Almortas y bolsa de Harinas Simón.

El molino, que cuenta con siglos de historia y sigue moliendo guijas/almortas como el primer día de manera artesana y tradicional, mantiene muchos de los elementos que pertenecían al primer molino del Blanquillo, sustituyendo las antiguas ruedas catalinas que tenían los molinos de viento o agua por un sistema eléctrico para el movimiento de sus dos piedras naturales de pedernal, las cuales requieren de un cuidado que no todo el mundo sabe hacerlo, pues su mantenimiento es laborioso al tener que picar sus aristas a mano cuando estas se desgastan por la fricción de la una con la otra para triturar el grano. Una vez triturado, sube a un cernido que data del año 1899 y cuya función es separar, mediante unas telas que tiene dentro, el salvado de lo que es la harina final. Una vez separado se almacena en un silo para el posterior envasado de bolsas de 500 gr o el saco de granel de 25 kg de Harina de Almortas.

Una harina 100% pura de almortas, sin aditivos ni conservantes, el ingrediente principal para nuestras famosas e internacionales gachas manchegas. Harinas Simón destaca por eso, por fabricar un producto artesano y puro para la elaboración de gachas, las cuales han evolucionado y ya no solo se toman como antaño, con tocino y chorizo, si no que se acompañan con gambas, con setas, con trufas o jamón, incluso hay croquetas de gachas.

En el año 2014, Pedro José tuvo la idea de convertir su molino en un reclamo turístico, organizando visitas para que la gente pudiese contemplar su funcionamiento y el procesado de la guija/almorta hasta que se convierte en harina. Tras algunos trámites con el Ayuntamiento de La Solana, su molino fue incluido dentro de la lista de la Oficina de Turismo, confeccionó unos trípticos y comenzó a enseñar su molino. La visita, con unos precios muy asequibles, cuenta con un recorrido guiado de aproximadamente 30-45 minutos donde se puede ver todo el proceso, desde la recepción de la guija/almorta hasta su envasado, pasando por su almacenamiento, selección, limpieza y molienda. Cerca de 1.000 personas han pasado ya por este antiguo molino que funciona a la perfección como el primer día, gente de varios puntos de la provincia y de la región además de otros puntos de la geografía nacional. A cada visitante se le obsequia con una botella de vino y una bolsa de 500 gr de Harinas Simón y a los más pequeños con un bolígrafo y por supuesto, tras la visita, una degustación de auténticas gachas manchegas.

Izq.: Ángel Simón Arias y su hijo Juan Manuel limpiando guijas a mano. Dcha.: Pedro José Simón picando las piedras del molino.

Leyenda Negra de la Almorta
Allá por los años 40 del pasado siglo, en pleno régimen franquista, se hizo una ley que decía que el consumo excesivo de este producto era perjudicial para la salud produciendo una enfermedad llamada latirismo. En aquellos años de hambre, esta leguminosa se convirtió en uno de los principales alimentos de supervivencia, muchos ignoraban el riesgo de un consumo excesivo de este producto y otros lo asumían porque se trataba de comer o pasar hambre en una época muy dura. Los casos de latirismo comenzaron a extenderse como consecuencia de una ingesta masiva y por esta razón el Régimen prohibió en 1944 el consumo humano de almortas.

Desde hace más de ochenta años no ha habido ningún caso de latirismo aunque a día de hoy esta prohibición continua vigente según el Código Alimentario Español. Pero donde está la ley está la trampa, ya que la almorta si tiene permitida su comercialización como pienso para animales. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición considera que para que sea perjudicial habría que consumir una media de 300 gr diarios durante tres meses, algo poco probable en los tiempos que corren. De hecho, Harinas Simón la vende oficialmente como pienso simple y esta analizada en un laboratorio, informando en la etiqueta de envasado toda la información nutricional, la cual está exenta de gluten, para que el cliente pueda estar tranquilo de lo que consume. Además, según un estudio reciente, la almorta es una importante fuente de antioxidantes y acta para su consumo.

La familia Simón lleva muchos años luchando para que se regularice esta situación, ya que está comprobado que para nada es perjudicial con un consumo moderado, al igual que cualquier otro alimento, además de poder conseguir que sea un producto con Denominación de Origen.

Aspecto del molino en 1940 y en la actualidad.

Al margen de toda esta leyenda negra, que seguro dentro de poco conseguirá regularizarse, Pedro José quiere seguir creciendo, por eso y tras convertir el molino en un reclamo turístico, su próximo objetivo es la comercialización de nuevos productos, especializándose en diferentes harinas sin gluten.

Pedro José está casado y tiene dos hijos, Daniel y Mª Pilar, aún no sabemos si Daniel o, porque no Mª Pilar, que sería la primera mujer Simón en seguir con la tradición de molinero, en este caso molinera, seguirán en un futuro con este legendario molino. Lo que sí está claro es que con Pedro José Simón seguiremos disfrutando de la mejor harina de almortas para elaborar las más exquisitas gachas manchegas durante muchos años más.

Texto: Ayer&hoy. Fotos: Harinas Simón