Chucherías para grandes y pequeños. 30 años de historia

“Ñoño”, en los primeros años del establecimiento, en los años 80.

Gabriela Parra Candelas lleva con este negocio de chucherías desde que apenas contaba con 11 años de edad. La tienda se fundó en 1982 por su hermano, José Antonio, y su madre, Gabriela, animados por una vecina que vendía helados. Era una tienda muy pequeñita, comparada con la que es actualmente, y que en sus inicios abrió con el nombre de “Helados Ñoño” ya que todos los que conocían a José Antonio le llamaban cariñosamente “Ñoño”.

Al poco tiempo de abrir la tienda, dos o tres años aproximadamente, José Antonio tuvo que irse a realizar el servicio militar, por lo que Gabriela Parra, con apenas 11 años de edad, comenzó a ayudar a su madre en la tienda. Por aquel entonces se estilaba mucho los helados al corte. Venía gente de la Plaza Mayor, niños, personas mayores e incluso novias recién casadas que subían desde la plaza hasta la tienda a por su helado, algo que se vendía muchísimo por aquella época. Apenas había variedad de productos, eran eso, helados, algunas bolsas de gusanitos, pipas, y poco más.

En un principio la tienda solo abría en la época de verano, desde mayo hasta septiembre, hasta que, sobre principios de los años 90, realizan una reforma en el establecimiento, haciéndolo un poquito más grande, y comenzando a abrir durante todo el año. Como dato curioso, el establecimiento, situado al lado de los “jardinillos” del Cristo del Amor de La Solana, siempre abría el 18 de mayo.

José Antonio, tras finalizar el servicio militar se queda residiendo en Madrid, volviendo algún que otro fin de semana a La Solana para echar una mano en la tienda. “Helados Ñoño” o la tienda de “Ñoño” como se le conocía, poco a poco, y tras ver que José Antonio ya no estaba por la tienda, comenzó a adquirir el nombre de la tienda de la “Ñoña”, ya que, la cara visible que se veía diariamente era la de su hermana Gabriela. Muchos niños solaneros de aquella época, ahora ya adultos, se les escuchaba decir; “vamos donde la Ñoña a comprar”, sin saber el porqué de ese nombre. Para todo aquel que tenía su duda, el nombre viene de su hermano.

Gabriela Candelas (madre) en la tienda en los años 90.

Durante la década de los 90, y más concretamente en la época estival, los productos que más se consumían eran los helados y los granizados, estos últimos no se llamaban como tal, sino más bien eran refrescos de fresa que se tenían en botellas que se vendían muchísimo y que la gente se tomaba en los “jardinillos” junto a la tienda. Tal era la venta de estos refrescos de fresa, que al no disponer de tantos vasos de plásticos y pajitas como hay hoy en día, tenían que enjugar los vasos, sin duda, eran otros tiempos. Como curiosidad, en aquellos años eran muchas las personas que esperaban a la “Pava” (autobús) cuando pasaba por los “jardinillos” con sus “chuches” compradas en la tienda.

Con el tiempo se van introduciendo nuevos productos en la tienda, con más variedad de snacks y chucherías de diferentes marcas. Es más, Gabriela recuerda como antes, con 5 o 10 pesetas, los chicos compraban un montón de cosas (gusanitos, flashes, granizados, pipas…), se iban a los “jardinillos” a comérselas y luego volvían a por más, pero ahora, los tiempos han cambiado mucho y el euro ha encarecido las cosas. Igualmente, antes no había tantos productos para elegir, ahora hay cientos y se necesita mucho más espacio.

Gabriela Parra Candelas en el establecimiento en los años 90.

Sobre el año 2000, Gabriela decide darle un cambio a la tienda, no en ampliación, pero si en imagen, quitando la moqueta que tenían y poniendo azulejos para darle una imagen más moderna. Pero los tiempos y la gente exigen mucho, por lo que, en este año 2017, y viendo que la tienda se había quedado pequeña, decide dar el paso de ampliarla y modernizarla a los tiempos que corren. Estamos hablando de que, la tienda, que apenas contaba con 9-10 m2, aunque no lo pareciera, ha sido ampliada a unos 25-27 m2, más del doble de lo que era antes.

La demanda de más productos, maquinaria, etc., hacía necesaria esta ampliación y modernización para que el cliente al entrar se encontrara con una tienda moderna y adaptada a los nuevos tiempos. Con todo esto, la actual tienda cuenta con un horno para baguettes, máquinas de granizado, unas cinco neveras para helados y refrescos, dos expositores, diferentes estanterías para sus productos, y una gran variedad de marcas de snacks y chucherías para todos los públicos.

La tienda en la actualidad.

Texto: Ayer&hoy. 

Fotos: Gabi Chuches.