Corría el año 1975 cuando, el matrimonio formado por Juan Sánchez-Carnerero y Francisca Guijarro, ponen en funcionamiento esta floristería. Comenzaron en un local pequeño de unos 15 m2 en la calle San Marcos de la localidad de Manzanares ayudados por una de sus hijas, Marian. El local contaba con una cueva donde se guardaba toda la flor natural y un patio grande que servía como obrador.
En aquellos años, una de sus hijas, y actual gerente de la empresa, Cristina Sánchez-Carnerero Guijarro, recuerda como sus padres se desplazaban a la localidad de Linares (Jaén) a comprar las plantas para almacenarlas en su casa porque la tienda era pequeña. La flor natural se recibía por Renfe y también recuerda que había veces que el tren se retrasaba con la paquetería, “había un problema de logística muy grande”, señala.
Como no tenían medio de transporte, y dado que almacenaban las plantas y flores en su casa, Juan hizo un carro para poder transportarlas a la tienda todos los días, en el cual, iba también Cristina y, aunque ahora se ríe al recordarlo, nos cuenta que pasaba mucha vergüenza.
Cristina se incorporó al negocio con unos 16 años edad, más o menos unos dos años después de que se pusiera en funcionamiento la floristería al quedarse vacante el puesto de “florista” porque su hermana Marian se casó y se fue a vivir fuera de la localidad.

A comienzos de la década de los 80, Cristina contrajo matrimonio con Andrés Reina López, quien entró a formar parte del negocio y, unos pocos años después, tras dejar Juan y Francisca las riendas del negocio a su hija, el matrimonio formado por Cristina y Andrés se trasladaron a un nuevo establecimiento mucho más amplio en la calle Virgen de Gracia de Manzanares. Allí permanecieron hasta mediados de los años 90, trasladándose en esa época a la ubicación actual en la calle San Marcos 8, contando con unas instalaciones de unos 500 m2 con tienda, obrador y almacén.
Hay una anécdota curiosa de cuando estaban ubicados en el establecimiento de la calle Virgen de Gracia, y es que, en la víspera de Todos los Santos, entró a la tienda el por entonces presidente de la región, José Bono, a comprar unos claveles y, cuando le llegó su turno, no quedaban flores para él. Las caras tanto de Cristina como de Bono eran una mezcla de incredulidad y desconcierto, aunque finalmente se pudo solventar gracias a que, entre todos, tanto los propietarios como algunos clientes que estaban por allí le cedieron algunos claveles.
Y es que, cabe recordar que por aquella época la logística no era como ahora, y en ocasiones el servicio de paquetería no llegaba a tiempo, por lo que había veces que se quedaban sin existencias de algunas flores en la tienda. Ese fue uno de los mayores problemas que tuvieron en su primera época, pero también hubo otro, aunque más que un problema fue un desafío, y es que, comenzaron a pedirles ramos para novias que nunca habían hecho. Entonces tuvieron que imaginarse mil historias para poder elaborarlos de la mejor manera posible, ya que, aunque no lo parezca, era una tarea muy compleja. Ahí se dieron cuenta que la mejor manera de aprender era realizando cursos y formación, algo que les hizo crecer mucho como empresa y en experiencia. “La formación continua ha sido muy importante para nosotros, sin las técnicas que hemos aprendido a lo largo de los años no seriamos lo que somos hoy en día”, apunta Cristina.

En cuanto a cifras de ventas, hoy por hoy la fecha por excelencia en venta de flores sigue siendo el Día de Todos los Santos, seguido del Día de la Madre y de San Valentín. Asimismo, el regalar flores en el día a día es algo muy habitual. Pero si hablamos de un conjunto global, en la temporada de bodas es donde se generan más ventas, debido también al cambio de los últimos años respecto a estos eventos. Antiguamente las bodas contaban con poca decoración floral; el ramo de la novia, algunas flores en las iglesias y poco más. No había ni decoraciones en los coches, ni regalos para las madres, ni decoración en los salones de bodas. Los presupuestos eran muy pobres y cortos, la gente se casaba joven y con el dinero de sus padres. “Ahora la diferencia es abismal, la gente se casa con mayor edad, sabe lo que quiere, y algo que ve en redes sociales o en otras bodas lo quieren para la suya, desde decorar la casa, el salón de baile, la recepción, los coches, se regalan flores a las amigas, a las madres… las bodas de hoy en día tienen mucha más decoración y se apuesta mucho por las flores”, indica Cristina.
Y ya que hablamos de bodas, a lo largo de la historia de la floristería han surgido varios casos anecdóticos con el amor y el desamor. Y es que, han tenido varios casos en los que algún novio, tras dejar la relación con su pareja, ha querido volver a conquistarla, encargándole flores a esta floristería durante toda una semana para que se las llevasen a la fábrica donde trabajaba y, recuerda Cristina, “conforme se las dábamos a la chica las tiraba al suelo”. Pero el caso más llamativo fue el de un chico que les encargó 25 ramos de flores de una tacada para llevarlos a la casa de su supuestamente novia, aunque ellos ya se imaginaban que era porque le había dado calabazas. “Fuimos a su casa, llamamos a la puerta y salió el padre, dejamos las cajas con los ramos en la puerta y nos fuimos. Al rato nos llamaron diciendo que no se querían hacer cargo de las flores, pero nosotros ya no podíamos hacer nada más y no sabemos que sucedió finalmente”, señala Cristina.
Cristina y Andrés han vivido muchas anécdotas a lo largo de estos años, incluso también en los tanatorios, como una vez que una señora les encargo por teléfono una corona para un funeral. Al llevar la corona al tanatorio de Manzanares resultó que nadie sabía nada. Al rato llamó la señora muy ofendida diciendo que estaba en la puerta del tanatorio esperando y que porque no llevaban la corona. Finalmente se descubrió que la señora que llamó era de Manzanares El Real (Madrid) y se equivocó de población, aun así, apunta Cristina, “pese a ser una equivocación de esta señora, se molestó bastante como si nosotros hubiésemos tenido la culpa de su equivocación”.

A día de hoy, Floristería “El Paraíso” de Manzanares cuenta con todo tipo de flores y plantas: Natural, seca, preservada, artificial… además de un gran abanico de artículos de decoración relacionados con la floristería. Asimismo, ha sido centro de cursos y de formación de varias floristas de la zona, siendo Cristina actualmente la presidenta de la Asociación de Floristas de Castilla-La Mancha y también pertenece a la Asociación Española de Floristas (AEFI).
Cristina y Andrés siguen en su día a día activamente ayudados por su hija Beatriz que, cuando llegue el turno de la jubilación de sus padres, seguirá al pie del cañón continuando con esta saga de floristas que comenzó su andadura allá por el año 1975 del pasado siglo.
Texto: Juan Diego García-Abadillo. Fotos: Floristería “El Paraíso”