En Londres, en 1928, la Sociedad de Ingenieros de Modelos mostró en su exhibición anual a un autómata humanoide llamado Eric, creado por el periodista William Richards y el ingeniero Alan Reffell. Se le considera el primer robot de la historia. Eric tenía la altura de una persona media, era de aluminio, pesaba dos toneladas y se desplazaba gracias a unas ruedas ocultas en la caja sobre la que se erguía y movía brazos y cabeza usando un sistema de poleas activado mediante electroimanes. El robot también era capaz de hablar reproduciendo cintas desde su boca. Fue una gran sorpresa comprobar cómo era capaz de responder a algunas preguntas de periodistas, pues tenía preparada grabaciones con respuestas a las preguntas más esperadas. Para el resto de preguntas respondía sencillamente: No lo sé señor. Eric tuvo un hermano menor, George, famoso porque fue capaz de levantarse de una silla gracias a unos resortes. Los hermanos metálicos tuvieron tristes finales. Eric desapareció sin dejar rastro alguno (se cree que fue transformado en un vehículo) y George fue destruido en los bombardeos durante la II Guerra Mundial.