Eduardo Zurita Rosales / Deportista y coordinador sanitario del Circuito de Carreras de Ciudad Real

En la actualidad nos encontramos con que cada vez más empresas están creando áreas o unidades para potenciar el deporte a nivel interno y externo entre sus trabajadores, con objeto de mejorar tanto su estado de salud como su calidad de vida.

Las grandes corporaciones, desde hace tiempo, se han dado cuenta de las ventajas que ello proporciona. Las organizaciones más pequeñas (pymes) también pueden incorporarse a esta filosofía de empresas saludables que está en pleno proceso de expansión.

Es el momento de que las empresas que quieran ser reconocidas como empresas saludables empiecen a tomar conciencia y a diseñar áreas deportivas destinadas a fomentar la práctica deportiva entre sus trabajadores. Para la creación de tales unidades deportivas es conveniente:

– Analizar las necesidades.
– Tener unos objetivos claros.
– Identificar los valores que queremos asociar con nuestra empresa.

Una vez que hayamos concretado estos parámetros será el momento de establecer tanto la estrategia a seguir como la inversión necesaria para ello.

Esta nueva política de recursos humanos no requiere tener una amplia estructura, ni un gran volumen de negocio. Tal planteamiento se debe considerar como una inversión en la empresa y no solamente como la creación de una partida presupuestaria más. Máxime cuando sólo en torno al 4% de los españoles que hace deporte lo practica durante su horario laboral.

La creación de esta unidad deportiva pretende ser una herramienta para mantener una vida saludable, fortalecer el compañerismo, el respeto entre los rivales, la solidaridad, el espíritu de superación personal y el juego limpio. Ayudando a contribuir con el bienestar social y con la calidad de vida de la sociedad.

Las empresas tienen que integrar el deporte en su ADN, en sus diferentes versiones, apostando por programas deportivos para sus trabajadores, por el patrocinio de grandes eventos, por la colaboración con deportistas, por el mecenazgo de clubes de diferentes modalidades deportivas, etc. En definitiva, deben hacer de ello su filosofía de vida, incorporándolo como un valor más de la empresa.

Una empresa saludable debe entender el deporte como una herramienta para seguir mejorando, a la vez que tal integración le va a reportar muchas ventajas, como pueden ser:
– Mejora del estado de salud y de la calidad de vida de los trabajadores.

– Prevención de enfermedades.
– Mejora del estado anímico de los trabajadores.
– Ayuda para mejorar las habilidades físicas, mentales e incluso afectivas.
– Mejoras en la capacidad de decisión.
– Mayor visibilidad de la empresa y de la marca.
– Mejoras en las relaciones entre compañeros, promoviendo mayor motivación y compromiso.
– Estructura jerárquica tiende a desaparecer.
– Aumento del rendimiento de la plantilla.
– Reducción del absentismo laboral.
– Aumento de la satisfacción de los trabajadores.

Es muy importante definir los objetivos para realizar un buen análisis, para estudiar los problemas a los que nos enfrentamos y para crear la propia estructura del proyecto, donde debe tener especial relevancia el seguimiento, la monitorización y la evaluación final del mismo. Estos objetivos podrían ser:

– Pasar de una empresa con logo a una marca.
– Fomentar el estilo de vida saludable.
– Potenciar la participación femenina.
– Crear comunidad.
– Ayudar en la sociabilización de las personas.
– Organización del ocio.
– Ofrecer experiencias enriquecedoras.
– Ganar notoriedad.
– Decir algo de ti.
– Fomentar el turismo provincial, generando riqueza con la organización o la participación en actividades.
– Hacer negocio entre los socios.

Todo ello nos lleva a identificar los valores que queremos asociar a nuestra empresa, destacando entre ellos:

– Esfuerzo y autodisciplina.
– Responsabilidad.
– Cooperación.
– Trabajo en equipo.
– Espíritu de superación personal.
– Perseverancia.
– Integración.

Y, por último, pero no menos importante, es definir las áreas o programas deportivos que queremos desarrollar. Sólo indico alguno de los grandes grupos disponibles, ya que el desarrollo de cada uno (objetivos particulares y eventos) tiene que hacerse tras un estudio pormenorizado de la idiosincrasia de la empresa y de sus trabajares, los cuales deben ser oídos para que el proyecto tenga éxito.