
Ana María León Martín / Educadora Social. Cofundadora de Asesoría Emocional Sentir
Vivimos en una época en la que las redes sociales han adquirido un enorme protagonismo. Existen múltiples plataformas donde cada uno puede expresar su visión del mundo, compartir pensamientos, defender causas y hablar de lo que le apasiona. Esta libertad de expresión es maravillosa, pero también conlleva una gran responsabilidad.
En cuestión de segundos, podemos publicar una opinión sin reflexionar sobre el daño que podría causar. Nos colocamos el traje de jueces, comentamos sobre temas sensibles y emitimos juicios que, aunque puedan parecer inofensivos, pueden generar una gran carga emocional en quienes los reciben. Esto es especialmente evidente en el ámbito de la maternidad y paternidad, donde abundan las opiniones, algunas útiles y otras dañinas. Los cuidadores enfrentan una presión constante para cumplir con un ideal de crianza, lo que puede generar dudas y sentimientos de insuficiencia.
Pero la verdad es que la perfección no existe en la maternidad ni en la paternidad. Porque antes de ser cuidadores, somos humanos, y ser humano significa fallar, aprender y seguir adelante con amor y compromiso. La crianza no se basa en seguir un manual, sino en conectar auténticamente con nuestros hijos, aceptando nuestras propias historias y circunstancias.
La maternidad y la paternidad no son caminos rectos, sino senderos llenos de aprendizajes, dudas y momentos de oscuridad en los que, a veces, se necesita un profesional que guíe e ilumine el camino sin juzgar, que escuche sin imponer y que acompañe sin presionar. Es importante acompañar a cada madre, padre o cuidador a encontrar su propio equilibrio, desde la confianza en sí mismos y en la crianza. Porque la verdadera fortaleza no nace de la perfección, sino de la capacidad de aceptar, aprender y evolucionar con amor y consciencia.