Decenas de personas, pese al calor, se acercaron durante la jornada sabatina a observar las pinturas descubiertas, del primer tercio del siglo XVI, en la Ermita de la Purísima de Torralba de Calatrava (Ciudad Real), templo que se asienta sobre el antiguo castillo que dio origen a esta localidad; entre ellas la alcaldesa María Antonia Alvaro y la concejal de Cultura, Eva Santos.
Allí, el arqueólogo Miguel Gómez, técnico y arqueólogo que dirigió los trabajos de limpieza de la Ermita en los que se descubrieron estas pinturas, y la restauradora Raquel Racionero, de la empresa Kake Restaura y Conserva, explicaron en visitas guiadas, cada 20 minutos, a los distintos grupos los entresijos de estas pinturas.
En un diálogo constante entre ambos, para Racionero, quien realiza una tesis sobre Pintura Mural en el Campo de Calatrava, fue un milagro que apareciera este mural, pinturas al temple dibujadas en la tapia de esta ermita, que ella data del primer tercio del siglo 16, con un motivo singular “una Natividad algo que por ahora no se había visto en la provincia”.
Y añadía como “los colores de estas pinturas son muy llamativos, de gran riqueza compositiva, pues estamos hablando de un final del Medievo y principios del Renacimiento, y nos muestran una imagen que trasciende, en un mural donde se copia la naturaleza, aun con elementos arcaizantes, muy de niños, con los pastores, las ovejitas, los perros. Y con un San José que no es el habitual, con peinado casi franciscano, porque puede que algún torralbeño le sirviera de modelo para esta figura”.
Para ambos, los motivos decorativos se adaptan a lo que es la zona, posiblemente las ovejas están porque aquí había ovejas en aquella época símbolo identitario de la zona, en relación a la trashumancia y las famosas lanas de Castilla. Mula, buey, pastores y un personaje que está tocando como una gaita. Un clara representación de cielo y tierra.
Miguel Gómez lamentaba que “el supuesto niño Jesús, que aparecería en la parte baja no se haya conservado. En un segundo plano, aparecen unos pastores, como semiángeles, uno de ellos tocando una gaita. La posición de éstos entre el cielo y la tierra no es casual, y se debe a la visión idealizada del oficio de pastor en esa época. En la parte superior, tres ángeles sostienen una cartela con la inscripción “gloria in excelsis deo” al revés, pudiera ser porque el pintor fuera analfabeto. También es muy interesante la decoración arcaizante del exterior de la hornacina a modo de trampantojo”.
Trampantojo en la parte superior, para asemejar un retablo pintado. Hay documentos que dicen que estas eran pinturas viejas, que no tenían importancia, y pusieron delante un retablo de esculturas con las imágenes de la Virgen, un Cristo y un San Juan. Y coincidían ambos en destacar también “ la cara de la Virgen, dulce, parece de Boticcelli, pintor de finales del siglo XV”, por un lado, y por otro la potencia de San José, “que podría haber sido retocado después de pintarse”.
En lo que mantenían sus diferencias sendos expertos es en un rostro que aparece fuera de la hornacina. Gómez ve, excediendo la hornacina, una mancha roja donde se adivina un rostro con una mano, en posición de donar, y se aventura a decir que podría tratarse de la donante de las pinturas María García de Belmonte. Recuerda Miguel Gómez que según las relaciones topográficas de Felipe II, “para edificar la ermita Mari García de Belmonte, vecina de esta villa, a su costa, hizo la una acera que faltaba con las demás de la parte del dicho castillo, y la acabó de edificar y tejar y proveyó de algunos ornamentos”, aventurando que la figura que aparece en posición de donante podría ser la de esta señora.
Y Racionero, aún siendo consciente de que “restauradores y arqueólogos somos una aproximación al CSI de la historia” no se atreve a apoyar esa teoría, al tiempo que anima a los calatravos a defender estas pinturas porque “las cosas que no se ven no se aprecian, y se conserva lo que se entiende, y si la imagen no puede restaurarse al completo, se olvidará, por lo que hay que sacar este tesoro del sueño de los justos y combatir los problemas de humedad que tiene”.
Por su parte María del Carmen Castro, presidenta y Hermana Mayor de la Hermandad de la Purísima, anima a torralbeños y calatravos a apoyar la restauración de estas pinturas, para lo que la Hermandad ha abierto una cuenta para donaciones populares en Globalcaja de Torralba de Calatrava, con el fin de conseguir el dinero necesario para restaurarlas. El número de cuenta de Globalcaja es 3190-2040-40-4256942311.
El Ayuntamiento, al igual que se ha volcado en la restauración de la Ermita, está moviéndose para conseguir alguna subvención con cargo al convenio conjunto que mantienen el Obispado y la Junta de Comunidades.