Atención multidisciplinar, personalizada, digna e integral para personas en cualquier situación de vulnerabilidad.

La historia de Basida se fragua en el año 1989 con el propósito de intentar dar respuesta al grave problema socio-sanitario que la enfermedad del VIH/Sida planteaba en su momento a nivel mundial desde su aparición a principios de los años 80. Al año siguiente, en 1990, esta asociación de carácter benéfico-asistencial, sin ánimo de lucro y declarada de Utilidad Pública, pone en funcionamiento en la Comunidad de Madrid, concretamente en Aranjuez, la mayor Casa de Acogida para enfermos de sida de España con el objetivo de ofrecer una atención multidisciplinar, personalizada, digna e integral para ellas en unos años en los que se ve un aumento en el rechazo y la marginación de toda una sociedad que, por falta de información, y también por una falta de madurez cívica, no es capaz de acoger la diferencia y de dar una respuesta solidaria y responsable a una enfermedad que no es de grupos de riesgo, sino de todos.


Cinco años más tarde, en 1995, Basida pone en marcha una nueva Casa de Acogida en nuestra provincia, concretamente en Manzanares y, un año después, la Residencia Hospitalaria para enfermos terminales en Navahondilla (Ávila).

Izq.: La Casa de Acogida antes de su reconstrucción en el año 1995. Centro: Montando la estructura del logotipo de Basida en la Casa de Aranjuez en 1990. Dcha.: Vista de la actual nave de las aulas y talleres.


Han pasado más de 25 años desde que se pusiera en marcha la Casa de Acogida de Manzanares, de hecho, este mes de noviembre cumplen 27 años desde su puesta en funcionamiento, que nació para dar respuesta a la amplia lista de espera existente para ingresar en la Casa de Acogida de Aranjuez. Por entonces, Basida llevaba un tiempo colaborando con el Comité Antisida de Manzanares, lo que hizo posible que el proyecto de abrir otra casa se hiciera realidad, aunque los comienzos en la localidad manzanareña no fueron fáciles.


Basida arrancó en Manzanares prácticamente de cero, ya que la casa estaba prácticamente en ruinas, sin puertas ni ventanas, sin luz ni agua, con muros a medio construir… pero eso sí, partiendo con toda la ilusión, la fuerza, la energía y la alegría de quien está empezando algo grande. Semanalmente, personal de la Casa de Acogida de Aranjuez y voluntarios, cargados con material indispensable como herramientas y otros utensilios de obra, se desplazaban hacia Manzanares para su reconstrucción codo con codo con las gentes de la localidad. Esos inicios se recuerdan como “algo muy emocionante”, con momentos duros pero muy bonitos, al ver como se iba levantando poco a poco la casa entre todos. Fueron duros sobre todo porque, cuando el frío apretaba, al no haber ni luz ni agua, tenían que juntarse todos alrededor de un fuego que hacían en la chimenea que había en la cocina de la casa para poder entrar en calor. Además, tenían que desplazarse al puesto de socorro que la Cruz Roja tenía cerca de allí para poder asearse y ducharse con agua caliente.

Izq.: Parte del equipo de voluntarios de las Casas de Acogida Basida. Dcha.: Usuarios y voluntarios de la Casa de Acogida Basida de Manzanares.


Desde que Basida inició su actividad en Manzanares, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha mantenido una estrecha vinculación con dos convenios de colaboración, uno de ellos para la Atención de enfermos de Sida y otro para el Tratamiento de Drogodependientes, además de contar con otras entidades que colaboran para su buen funcionamiento. De hecho, durante más de trece años, esta Casa de Acogida fue el único recurso en Castilla-La Mancha para la atención de personas con VIH/Sida y, a día de hoy, sigue siendo el único recurso específico para la acogida y atención de esta problemática.


Aunque a partir del año 1997, con la aparición de los nuevos tratamientos, la situación sanitaria de estos enfermos cambia radicalmente, mejorando notablemente tanto su calidad, como sus expectativas de vida, y poniendo a su alcance algo hasta entonces impensable para ellos: una posibilidad de reinserción e integración socio-laboral; en muchos casos, sigue existiendo una necesidad de un recurso terapéutico y residencial como Basida, por una parte debido a los efectos secundarios de dichos tratamientos, la dificultad para una buena adherencia terapéutica y las resistencias que provocan, y por otra, al gran número de personas VIH/Sida que padecen un deterioro neurológico por demencia asociada al sida, o trastornos psiquiátricos, o una discapacidad física, que les hace precisar una atención especializada y continuada las 24 horas del día.


Entre los programas que se llevan a cabo, Basida Manzanares cuenta con la atención para enfermos crónicos y/o terminales de sida y otras patologías. Es centro de desintoxicación, rehabilitación y reinserción social de personas con problemas de adicción. Cuenta con un programa de información, prevención y asesoramiento en sida y drogas, y un programa de formación de voluntariado.

Izq.: Usuarios y voluntarios de Basida junto a componentes de Cruz Roja Manzanares en el Día Mundial contra el Sida en una foto de antaño. Dcha.: Voluntarios realizando labores de reconstrucción de la casa en 1995.


Desde hace unos años, el perfil de las personas que demandan una plaza en alguno de sus recursos se ha diversificado, llegando hasta sus Casas personas con graves problemáticas sociosanitarias en situación de exclusión social, por lo que han tenido que adaptar sus programas y actividades a esas nuevas realidades con el objetivo de dar una respuesta idónea a las numerosas y diversas necesidades que padecen estas personas.


Con el paso de los años, la Casa de Acogida de Manzanares ha ido creciendo y dispone en la actualidad de unas instalaciones e infraestructuras totalmente accesibles y adaptadas a las necesidades de las personas acogidas, contando con una superficie aproximada de 6 hectáreas. El edificio de residencia cuenta con tres plantas comunicadas verticalmente con una escalera común y un ascensor para personas con movilidad reducida. Entre sus tres plantas disponen de varias habitaciones dobles e individuales, baños y aseos adaptados, salón-comedor, sala de estar, enfermería, cocina, biblioteca, capilla, etc. Asimismo, el complejo dispone de una nave dividida interiormente con accesos independientes y diferenciados, contando con lavandería, ropero, gimnasio, aseos, almacén y varias aulas para el desarrollo de talleres de electricidad, carpintería y tapicería, albañilería, reciclaje, etc. También existe una casa de madera para el voluntariado totalmente equipada. En cuanto al conjunto del terreno, se encuentra un campo de fútbol, una piscina, jardines, paseos y un campo de cultivo.


El equipo multiprofesional responsable de las Casas de Acogida está formado en su totalidad por personal voluntario que, con diferentes modos de compromiso, pero todos con una vivencia y un objetivo común y de una forma desinteresada y altruista, desarrolla su actividad con las personas acogidas.


La Casa de Acogida de Manzanares será siempre un refugio, el cual nació como una casa de recuperación para personas en cualquier situación de vulnerabilidad. Un hogar de verdad para la gente que lo ha perdido todo y necesitan sentir el calor, la cercanía y el cariño de aquellos que los acompañan en sus últimos días o en una etapa dura de su vida donde tener esperanza para poder recuperarse y continuar. Basida pretende acoger, atender y ofrecer una calidad de vida digna a aquellas personas que, en un momento determinado de nuestra sociedad, más lo necesitan por su condición física, psíquica, social o emocional.


Texto: Juan Diego García-Abadillo
Fotos: Basida