Deportistas, artistas, influencers… personajes públicos en general llevan alguno. Ya sea por algún motivo emocional o por el simple hecho de hacérselo porque les gusta, lo cierto es que el mundo del tatuaje se ha convertido en un fenómeno global que vive un crecimiento vertiginoso en los últimos años. Podemos pensar que es algo moderno que lleva poco tiempo en nuestra sociedad, pero la realidad es que es una costumbre milenaria que ha sido practicada por diferentes culturas desde hace siglos. En España los primeros estudios de tatuajes surgieron en la década de los 80, llegaron un poco más tarde que en otros países, pero en la actualidad nuestro país cuenta con más de 3.000 estudios repartidos por toda la geografía. Estilos como el Old School, Maorí, Polinesio, Japones, Fine Line, Blackwork, Realismo, Acuarela… El tatuaje no es una moda, es cultura.

Comenzaba el año 2000, era finales de enero, lo recuerdo bien, señala Carlos, un joven de 17 años a punto de cumplir los 18 -los hacía en marzo de ese mismo año- cuando decidió realizarse su primer tatuaje. Fue en Madrid, concretamente en Factory Tattoo de la calle Montera, cerca de Gran Vía. Ese día, festivo en su localidad, decide junto a su padre y su prima ir de compras a la capital, lo típico, algo de ropa y unos discos en la desaparecida Madrid Rock de Gran Vía que por aquel entonces era el no va más en música donde encontrabas todo lo que quisieras.


Una vez en la capital, y ya con el coche aparcado, Carlos le dijo a su padre que iba a hacerse un tatuaje, pues este no sabía nada. ¿Cómo? le respondió su padre con cara de asombro. Pues eso, que tengo cita para hacerme un tatuaje, le indicó Carlos. Para paliar la situación tensa de miradas, su prima -que si sabía a lo que iba Carlos y que ya se había hecho algún que otro tatuaje- le comentó a su tío que no era para tanto, que no pasaba nada porque se hiciera un pequeño tatuaje. Bueno, haz lo que quieras -respondió el padre- pero lo pagaras con tu dinero ¿no? Sí, claro, asintió Carlos.


Carlos, ilusionado por tatuarse la piel por primera vez, bajó junto a su prima la calle Montera hasta llegar al estudio de tatuajes. Allí, se puso a seleccionar entre el amplio catálogo de dibujos con los que contaba el estudio. Le gustaban todos y no sabía que tatuarse, ya que tampoco llevaba una idea ni un dibujo predefinido, él solamente quería tatuarse algo, sentir las agujas en su cuerpo y llevar algo que sería de por vida.


Entre tantos diseños se decidió por uno, le gustó, no tenía un significado concreto, simplemente le llamó la atención. Comenzó a ponerse nervioso, una sensación que no había tenido hasta ese momento. Mientras tanto, su prima le tranquilizaba. Tras unos minutos de espera llegó la hora, lo llamaron, estaba algo más tranquilo, pero le duró poco. Su prima que le acompañaba no pudo entrar con él, eran las normas del establecimiento.


Carlos entró y se sentó en una silla, de espaldas al tatuador, quería que su primer tatuaje fuera en el omoplato derecho, una parte del cuerpo muy común en aquella época para hacerse un tatuaje.


El tatuador, muy amable y cercano, le manifestó que no se preocupara y que si se sentía mal o sentía mucho dolor se lo dijera. Entonces, Carlos, asombrado le preguntó, “¿pero duele mucho?” A lo que el tatuador le respondió: “No es dolor, es como un runrún un poco molesto, pero se aguanta bien”.


Al lío, señaló el tatuador, y comenzó el sonido vibrante de la aguja a plasmarse en los oídos y la piel de Carlos. Su primera impresión fue buena, no le dolía tanto como él pensaba, aunque tras varios minutos comenzó a sentirse molesto por esa sensación de zumbido constante en el tejido de su piel, de hecho, a los 15 o 20 minutos comenzó a marearse. Se lo dijo al tatuador y este paró de inmediato. “No te preocupes, toma un poco de agua y túmbate en la camilla, lo terminaremos estando tumbado que estarás más relajado”, le señaló el tatuador.


Tras un par de minutos, y ya tumbado en la camilla, el tatuador prosiguió con su faena. Carlos, aún con esa molestia constante que sentía ya no se mareaba. Pero pasaban los minutos y volvía a hacérsele pesado ese zumbido, los lagrimones se le caían y cada vez aguantaba menos esa sensación de malestar. De vez en cuando le preguntaba al tatuador, ¿queda mucho? Y este le respondía, “ya queda poco”. Pero seguía y seguía y no parecía llegar a su fin. El dolor que sentía Carlos era, no insoportable, pero si algo angustioso.


En esos momentos, cuando ya quedaba menos para finalizar, lo único que se le pasaba por la cabeza a Carlos era la de no volver a hacerse ningún tatuaje más. “¿Vas bien?” le decía el tatuador, a lo que Carlos le respondió, “Sí, aunque se me está haciendo muy pesado, ¿cuánto queda?”… “Unos diez minutos” le respondió. Diez minutos que a Carlos se le hicieron eternos, de hecho, él sabía que el tatuador le había engañado para que se relajase, ya que fueron muchos más de diez minutos.


Y llegó el tan esperado “¡Ya está!”, Carlos no vio su propia cara en ese momento, pero recuerda que fue de liberación absoluta.
Tras esa liberación y ver como había quedado su primer tatuaje, tenía una sensación muy satisfactoria, de emoción y de alegría a la vez. Ya tenía su primer tatuaje, y aunque en esos momentos incomodos mientras se lo estaba haciendo su pensamiento era el de no hacerse ninguno más, cambió por completo instantes después. Tenía ganas de volver a repetir. “Cuando pruebas la tinta por primera vez, no sé qué tiene, que quieres volver a tatuarte otra vez”, señala Carlos.


Y vaya que si repitió. No sabe muy bien porque, pero tras ese primer tatuaje ya no pudo parar, el siguiente fue el costado izquierdo, luego en la pierna, después en el brazo, en el pecho, en la mano, en el cuello… y así hasta llegar a tener prácticamente tatuajes por todo su cuerpo.


Hacerse un tatuaje le hace feliz, aunque sienta algo de dolor, porque la satisfacción que siente cuando se lo ha hecho es inmensa. Desde entonces no ha parado y no hay mes que no se tatué algo en su piel.

Los tatuajes (tattoos), un mundo que está en auge.- El mundo del tatuaje ha vivido un crecimiento vertiginoso en los últimos años. Personajes públicos como deportistas, artistas del ámbito musical y del cine o las redes sociales lo han convertido en un fenómeno global. En España, los primeros estudios surgieron en la década de los años 80, y aunque llegaron un poco tarde -ya que en otros países existían estudios desde hace décadas-, no ha parado de crecer, contando en la actualidad con unos 3.000 estudios en todo nuestro país. El tatuaje no es una moda, es cultura.


Juan Tabasco es un reconocido tatuador que estudió en la Escuela de Bellas Artes de Pedro Almodóvar de Ciudad Real y que pronto encontró la vocación por este mundo. Su primer contacto con el mundo de los tattoos fue como usuario, un cliente más que quiso tatuarse. Le llamó mucho la atención y comenzó a formarse en la Escuela de Oficial de Maestros Tatuadores y Piercings de Madrid, en diferentes estudios de Madrid y realizando diversos cursos y seminarios. En el año 2014 decidió poner en marcha su propio estudio “Juan Tabasco Tattooer” en Ciudad Real.


La primera pregunta que nos viene a la cabeza es: ¿Qué debe tener un tatuador para ser bueno? Lo primordial es tener una alta vocación por este mundo del tatuaje, señala Tabasco. “El estar muy pendiente de las nuevas tendencias y las nuevas técnicas, tener conceptos sobre dibujo, tener algún tipo de formación que le ayude a desarrollar su estilo, sobre todo para ser creativo, y una gran capacidad de sacrificio, de esfuerzo, de rendimiento y de mucha empatía con la gente para interpretar muy bien lo que esa persona quiere llevar en su piel”.


Como en cualquier otro trabajo, formarse es la clave. “Formarte te hará avanzar, luego progresar y después innovar”, indica Tabasco. En su opinión, el iniciarte en este mundo no tiene que ir vinculado a que hayas tenido que estudiar Bellas Artes o tener unos conocimientos previos, “conozco tatuadores que no han tenido la posibilidad de estudiar Bellas Artes y son unas auténticas máquinas de reproducir un buen trabajo. Sí que es verdad, que el tener conocimientos de dibujo y formarse en técnicas aplicadas al tatuaje ayuda muchísimo a desarrollar esta labor”.


Y por supuesto, el seguir formándote realizando cursos, seminarios o viajando a convenciones, “ya sea simplemente por el hecho de estar en contacto con otros tatuadores que te pueden aportar, enseñar o aconsejar sobre nuevas tendencias. El estar en constante movimiento hace de ti un mejor tatuador”.


En cuanto al concepto que teníamos a la hora de ver a una persona tatuada ha cambiado totalmente en nuestra sociedad. Hace algunos años, el ver a alguien tatuado parecía que iba relacionado con ser una persona delincuente, marginal, carcelario, conflictiva o calificativos similares. “Gente de mucho éxito como pueden ser futbolistas, actores, cantantes, influencers… llevan tatuajes, e incluso las grandes marcas apuestan por personas que llevan tatuajes”. En este sentido, la sociedad lo ha normalizado, al igual que pasa en muchos sectores profesionales que trabajan de cara al público “en donde antes estaba mal visto, y ahora las personas llevan tatuajes a sus trabajos y no pasa nada, no es algo que te impida hacer tu labor o tu trabajo. Por tanto, eso ha hecho también que se hayan abierto mucho las puertas a este mundo del tatuaje”, afirma Tabasco.


Asimismo, a la hora de realizarnos un tattoo los estilos han cambiado respecto a hace algunas décadas. “Antes era todo un poco más rudimentario, se veían muchos tribales y dibujos muy básicos, pero conforme hemos ido avanzando con todo el tema de la tecnología, la innovación, la formación, las nuevas técnicas… se ha abierto un abanico de posibilidades enorme que antes eran impensables”.


Este cambio ha venido propulsado por unas mejores máquinas, pigmentos de altísima calidad o agujas con configuraciones que antes no veíamos que dan lugar a poder desarrollar una gran variedad de estilos. “Todo esto ha conseguido una auténtica revolución en el mundo del tattoo, donde se pueden hacer auténticas obras de arte”, indica Juan Tabasco.


En cuanto a esos estilos y nuevas técnicas existe una inmensa variedad, desde los estilos más clásicos como el Old School o Tradicional, Maorí, Polinesio, Japonés… hasta nuevas tendencias como Fine Line, Blackwork, Realismo -que está en auge-, o el estilo Acuarela que está ganando cada vez más fama.


Pero, ¿es mejor tatuador el que se enfoca solamente a un estilo o el que abarca varios? Probablemente cada tatuador tendrá su propia opinión, y por supuesto, todas siempre son respetables. En opinión de Juan Tabasco, un tatuador que abarca un mayor número de estilos, que no significa que sea ni mejor ni peor, es simplemente más completo. Pero, “es muy importante, siempre lo digo, y desde mi punto de vista, que si te dedicas a trabajar varios estilos es fundamental que cada uno de ellos los controles bien. Por eso, creo que un profesional que controla a la perfección diversos estilos es mucho más ‘tattoo’ que alguien que se dedica solamente a un estilo”.

¿En qué parte de mi cuerpo me puedo tatuar?.- La gente normalmente tiende a hacerse tatuajes donde se le ven. Pero prácticamente en cualquier parte del cuerpo se puede realizar un tatuaje. A la hora de hacernos un tatuaje hay muchos factores a tener en cuenta, como, por ejemplo, si es viable, si va a quedar bien y si el cliente va a obtener un buen resultado. No cualquier cosa vale, “al final es una técnica que tiene que ir aplicada al tatuaje y hay personas que a veces traen diseños que no son viables en un tattoo, por lo que, hay que asesorarles de cómo puede quedar mejor o en que parte del cuerpo iría mejor” apunta Tabasco. Al fin y al cabo, el tatuaje tiene un componente estético muy importante y tiene que acompañar la forma del cuerpo donde se vaya a colocar.


Y, ¿por qué la gente se hace un tatuaje? Hay un porcentaje alto de hacérselo por algún motivo personal, ya sea por alguna vivencia en su vida cotidiana, por un motivo de superación, por querer recordar algo… pero también existe un porcentaje cada vez mayor de hacerse un tattoo por el simple hecho de que les gusta. “Hay gente que se ve bien con tattoos y se hace tattoos, es una temática que les identifica. Un poco al igual que al que le gusta llevar barba, o al que le gusta llevar pendientes, o al que le gusta llevar la cabeza rapada. En definitiva, hay tanto personas que se tatúan por algo emocional como personas que lo hacen porque sí, porque les apetece”, manifiesta Tabasco.


Asimismo, la variedad en cuanto a colores a la hora de hacernos un tatuaje cuenta con un gran abanico, hay una gama cromática inmensa. El mundo del tattoo está en auge, por lo que hay gran cantidad de fabricantes que cuentan con una enorme diversidad de pigmentos de colores increíbles y de una calidad muy buena. Hoy en día el tema de los colores no es como antes, “donde los pigmentos eran más rudimentarios y había unos pigmentos base que eran con los que uno mismo tenía que hacer mezclas y sacar colores. Con la tecnología que existe a día de hoy se puede adquirir cualquier tipo de pigmento”, indica Juan Tabasco.

La técnica del “cover up” y la eliminación de un tatuaje.- Cuando tenemos un tatuaje que ya no nos gusta, es viejo o simplemente ya no lo queremos se utiliza la técnica del “cover up” o la eliminación de este a través de máquinas láser. El “cover up” consiste en cubrir el tatuaje viejo con otro. Lo primero de todo es estudiarlo y ver que sea viable, porque el éxito de un “cover up” es que el tatuaje antiguo no se vea, es decir, “hay que superponer una imagen con la otra y hay que encontrar la manera de casarlo, de tal forma que, cuando se finalice el “cover up”, lo que tuviste ahí no se vea”, expresa Tabasco.


Pero no en todos los tatuajes se puede aplicar esta técnica, por un lado, porque hay que ver el lugar donde está, ya que se necesita entre dos y tres veces el espacio que ocupe el tatuaje antiguo para, en primer lugar, poder taparlo y, en segundo lugar, crear un diseño que tenga sentido. Y, por otro lado, porque puede que este muy mal aplicado en la piel, para ello, se recurre al láser para eliminarlo o, al menos, eliminar parte de la tinta para poder realizar el “cover up”.


Hoy en día existen muy buenas máquinas láser para eliminar tatuajes, el mayor problema reside en las características del tatuaje en cuestión que queremos eliminar. Por ejemplo, un tatuaje realizado solo en color negro será más sencillo de eliminar que uno que lleve colores rojos, azules, verdes, etc. Pero además del color, la profundidad en la que este o tatuajes con demasiada tinta y con líneas gruesas son más difíciles de eliminar. Asimismo, la antigüedad también es un factor a tener en cuenta, ya que las tintas antiguas con más metales y de inferior calidad también dificultan el borrado mediante el láser.

Intrusismo en la profesión, riesgos y medidas higiénico-sanitarias.- Al igual que sucede en otros muchos sectores, el mundo del tatuaje cuenta con un gran intrusismo en la profesión. Entrar en este mundo no es fácil, señala Tabasco, entonces muchos comienzan a iniciarse en sus casas haciendo tatuajes a pequeña escala para poder despegar. El problema viene cuando, muchos de ellos, se acomodan a esa situación y al final continúan tatuando en casa sin las medidas ni controles necesarios que conlleva tener un estudio profesional de tatuaje.


Un estudio profesional cuenta con una serie de protocolos para ejercer plenamente la actividad que en una casa es imposible tener. En condiciones no adecuadas de higiene, se puede contraer alguna infección como hepatitis, herpes simple, el virus del papiloma humano o el VIH. El tatuaje es una abertura en la piel, una herida que se va creando a través de las microagujas que depositan la tinta en las diferentes capas de la piel para que permanezcan en el tiempo, de ahí que exista el riesgo de contagiarse de una infección por vía sanguínea, reacción inflamatoria o de rechazo a la tinta. Por ello, siempre debemos elegir lugares de confianza que pasan sus exhaustivos controles, que cuentan con las condiciones de higiene adecuadas, las agujas estériles, los cuidados postatuaje… y que cuente con tatuadores profesionales y experimentados. Los médicos advierten que se ven casos, sobre todo de inflamación grave, infecciones por verrugas virales sobre los tatuajes y algunas micobacteriosis, que sucede debido a una mala técnica, agujas no estériles o tintas contaminadas.


Como indica Tabasco, “un estudio profesional tiene una serie de gastos; pago de alquiler, pago de autónomo, pago de seguridad social de los trabajadores, pago de IRPF, compra de material… y muchos de los que lo hacen desde sus casas se ahorran muchas de estas cosas, pero nosotros contamos con una serie de garantías que ellos nunca van a poder ofrecer”. Los estudios profesionales pasan controles periódicos, disponen de hojas de reclamaciones, cuentan con protocolos de seguridad… “porque si no das una serie de garantías puede existir un riesgo alto de contagio por transmisión sanguínea”. Por eso, yo siempre digo que, “si vas a realizarte un tattoo, debes hacerlo donde te ofrezcan las garantías necesarias y evitar cualquier riesgo innecesario”, concluye Tabasco.

Convenciones de Tatuaje en España y el Mundo

En España existe a lo largo del año un gran número de convenciones de tatuajes por prácticamente todo nuestro territorio. La más importante sin duda es la “Barcelona Tattoo Expo”, reconocida más allá de nuestras fronteras con más de 25 años celebrándose. En ella se reúne a más de 300 artistas de diferentes tendencias del mundo del tatuaje. Granada, Jerez, Valencia, Pamplona, Estepona, Zaragoza… son otro ejemplo de ciudades donde existen convenciones a lo largo del año.


A nivel mundial existen asimismo grandes convenciones. Una de ellas, la “London Tattoo Convention”, celebrada en un entorno único como es el emblemático edificio de Londres “Tobacco Dock”, una de las convenciones de tatuajes más icónicas y un gran evento en el calendario de todos. Desafortunadamente, debido a la pandemia de la Covid-19, cerró sus puertas definitivamente. Sin embargo, una ciudad como Londres no podía quedarse sin un evento como este, por ello, se creó la “Big London Tattoo Show” que contó en 2022 con su primera edición. Otra de las grandes, la “Mondial du Tatouage” de París, también tuvo que cerrar sus puertas debido a la pandemia. Pero al igual Londres, París no podía quedarse sin un certamen tan importante como este, por lo que, también en 2022, se celebró por primera vez el Salón Internacional “Tattoo Planetarium”. En Bélgica, la “Brussels Tattoo Convention” de Bruselas, y en Italia, la “Milano Tattoo Convention” de Milán, son otros dos grandes eventos cargados de espectáculo, mucha tinta, cientos de tatuadores y miles de personas tatuadas. Y por supuesto, alrededor el mundo en importantes ciudades como Nueva York, Las Vegas, Estambul, Buenos Aires y un largo etcétera.

Tatuajes terapéuticos

Los tatuajes también pueden servir para disimular imperfecciones en la piel y mejorar partes de nuestro cuerpo que han sido modificadas por varios motivos. El término de tatuaje terapéutico hace referencia al uso del tatuaje que tiene la finalidad de mejorar esas imperfecciones.


Uno de los ejemplos de tatuaje terapéutico se encuentra en los casos de muchas mujeres que han perdido la areola o el pezón por diferentes razones, ya sea por una reconstrucción estética o una mastectomía al haber sufrido un cáncer de mama, donde las secuelas físicas y psicológicas están ahí. En muchos casos se encuentra una salida artística a esta situación componiendo la totalidad de la areola, la recreación del pezón perdido u ocultando las cicatrices mediante el tatuaje, una práctica que cada vez se extiende más y que les devuelve la autoestima y las fortalece psicológicamente.


Asimismo, las personas a las que les han quedado huellas o secuelas de una enfermedad a nivel físico y psicológico, el tatuaje es una herramienta terapéutica que, no solamente puede devolver a su cuerpo un aspecto parecido al anterior, sino que también se puede reinventar artísticamente su nuevo aspecto. Los tatuajes terapéuticos ayudan a recuperar la belleza de la piel, ya sea con un bonito diseño artístico, reconstruyendo el color de la misma o eliminando o camuflando cicatrices, estrías, varices, marcas, manchas… para que las personas recuperen su bienestar personal y emocional.

Breve historia del origen del tatuaje

Podríamos pensar que el mundo del tatuaje es algo moderno, algo que lleva entre nosotros poco tiempo, pero nada más lejos de la realidad. Es una costumbre milenaria, practicada por diferentes culturas y, quizá, una de las primeras desde que surgió el ser humano moderno.


En el año 1991 se encontró en un glaciar de los Alpes de Ötztal un cazador neolítico congelado de hace más de 5.200 años que es conocido como Ötzi -también como “Hombre de Hielo”- que tenía las muñecas, la espalda y las piernas tatuadas. Otro hombre de hace 2.600 años fue encontrado en Siberia con tatuaje en el hombro. En la Cultura Chinchorro, en la costa de Chile, se han encontrado momias datadas en el año 2.000 a. C. con tatuajes en forma de bigote delgado sobre el labio superior. Inclusive, en la misma zona, se ha encontrado evidencia arqueológica que data de hasta 6.000 años de antigüedad que podrían representar herramientas para el tatuaje. Asimismo, en la costa norte de Perú, se descubrió en el año 2006 una momia de hace 1.500 años en el Complejo Arqueológico El Brujo conocida como la Dama de Cao, cuyos brazos y manos aún se conservaban tatuajes de serpientes, arañas, cocodrilos, monos y leopardos.
Según creencias religiosas, el origen de este arte en la antigüedad estaba dedicado al culto hacia los muertos, ya que en muchos casos la tinta era en realidad cenizas de una cremación. Sin embargo, las distintas culturas que utilizaron el tatuaje lo hicieron de distintas maneras.

Texto: Juan Diego García-Abadillo.
Fotos: Ayer&hoy/Juan Tabasco/Pixabay