Ha llegado el mes de noviembre y con él, los primeros partidos de baloncesto de competición. ¡Qué emoción!
La competición forma parte del deporte, y también lo hace del baloncesto, por ello es importante enseñar a competir, y es una ardua tarea para los entrenadores.
Primeramente, necesitamos entender que hay que competir con uno mismo, no con el rival; hay que saber plantear retos a los jugadores a nivel individual para que provoquen el esfuerzo constante durante el juego. En este primer nivel de competición tenemos dos capacidades: física y mental. Y una es tan importante como la otra, si no comprendemos los conceptos que se han entrenado, no podrán trabajarse, habrá que ayudar a los jugadores a ganar confianza para generar una buena autoestima y puedan disfrutar de sí mismos y del deporte.
Es importante saber que no somos todos iguales, cada jugador tiene un nivel diferente al de sus compañeros, y resulta vital saber ubicar las habilidades de cada uno y entender que el baloncesto es un deporte colectivo, se juega en equipo, por lo que estará claro que el partido deberá competirse en conjunto.
Así, lo siguiente que trabajaremos en la competición será contra otro equipo, desde el sentimiento de pertenencia a un grupo, para poder trabajar unidos para conseguir los objetivos fijados por el entrenador o entrenadora. La aportación a nivel individual es básica, pero vayamos un paso más allá, aportemos en colectivo.
El respeto en la competición es un valor indispensable, ni el equipo rival ni el árbitro son enemigos. Se trata de mantener claros los objetivos, está claro que ganar será uno de ellos, pero no por encima de todas las cosas. Competimos contra un oponente al que hay que respetar y siempre con actitud deportiva.
Así, llevamos apenas un par de partidos en la competición federada, y es de vital importancia entender el concepto de la competición. Hemos podido ver cómo las categorías más benjaminas disfrutan de sus primeros partidos, donde corre el balón por un lado, y los jugadores por otro, la grada totalmente exaltada ante las primeras muestras de los futuros Pau Gasol, Sergio Llull, y futuras Amaya Valdemoro o Marta Xargay.
Y también hemos visto cómo el trabajo de varios años con los equipos veteranos empieza a dar sus frutos en las categorías Cadete, Junior, Senior, y cómo las jugadas ensayadas durante tanto tiempo finalizan en canasta, los conceptos defensivos están totalmente impregnados en los jugadores, pudiendo jugar un partido totalmente competido.
En los clubs todas las categorías son importantes, y por eso nos resulta tan bonito este deporte, ver cómo unos equipos apoyan a otros al finalizar el partido en juego antes de que comience el siguiente, cómo se apoyan en la cancha, y sobre todo, la deportividad con la que tratan a los rivales independientemente del resultado.
Si enseñamos a competir desde los valores positivos del deporte, mejoraremos las posibilidades de ganar partidos, pero sobre todo obtendremos pequeñas victorias individuales, interiores, que son las que forman auténticos jugadores de baloncesto.