Alarcón, uno de los destinos más encantadores de Castilla-La Mancha, es una joya escondida en la provincia de Cuenca. Su Conjunto Histórico-Artístico, reconocido por su relevancia histórica y belleza arquitectónica, lo convierte en un lugar imprescindible para ver en la provincia de Cuenca.


En una pronunciada hoz del Júcar se alza sobre la llanura y la brecha del valle el peñasco que sustenta Alarcón, mirador y defensa natural donde los haya. No es de extrañar que fuera elegido desde antiguo lugar de asentamiento; su foso natural y su atalaya lo designan como estrategia en la primera mirada. Pero son los árabes los que levantan la primera fortaleza y es de su lengua de donde proviene el topónimo.


Su naturaleza, altiva per se, se acrecienta por la intervención del hombre que con su mano elevó sus miraderos y sus defensas. Desde la carretera, el castillo dibuja la roca arañando el cielo y la entrada en su recinto amurallado nos sumerge en las culturas que la poblaron y fueron corrigiendo su arquitectura y su trazado sin rebosar su muralla, que se mantiene casi íntegra y se deja invadir a través de las puertas que se conservan: la Puerta del Campo, la Puerta del Calabozo o la Puerta del bodegón.


Dentro de la villa, en nuestro recorrido nos encontraremos una nutrida representación de casi todo el arte español. Obligadas las visitas a la iglesia de Santo Domingo de Silos, la iglesia de la Santa Trinidad o la imponente iglesia de Santa María. Además de las Pinturas Murales de Jesús Mateo en la Iglesia de San Juan Bautista, esta obra de arte, patrocinada por la UNESCO en 1997, es una joya artística que refleja el talento y la creatividad de su creador, donde quedarás asombrado al explorar el espectacular lienzo de 1.500 metros cuadrados y el sueño de un joven pintor plasmado en las paredes de este antiguo templo renacentista.


Además, desde el paseo de ronda del Castillo, que actualmente funciona como Parador de Turismo, podrás disfrutar de unas vistas panorámicas impresionantes con las espectaculares hoces del río Júcar o la grandiosa fortaleza medieval de Alarcón.

Castillo de Alarcón

De origen árabe, dependió inicialmente la fortaleza del emirato de Córdoba. Tras la descomposición del califato cordobés y la formación de los reinos taifas, se subordinó al de Toledo. Durante su permanencia en poder de los musulmanes sirvió de bastión defensivo en sus pugnas internas. En 1184, Fernán Martínez de Ceballos, capitán de las tropas de Alfonso VIII, asedió la fortaleza durante nueve meses y la ganó finalmente para su rey el día de san Andrés. El castillo se asienta sobre un promontorio en un meandro que forma el río Júcar, convirtiendo el enclave en un lugar inexpugnable. Desde sus almenas la vista divisa un amplio territorio que alcanza hasta la frontera con Valencia. Sus muros albergaron al ilustre Infante Don Juan Manuel, Príncipe de Villena, quien, entre otras obras, escribió el Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio. Restaurada en varias ocasiones a lo largo de su historia. Destaca su impresionante torre del homenaje, símbolo de la majestuosidad del edificio, fue obra de don Juan Pacheco hacia 1460. Tras años de abandono, el castillo de Alarcón fue expropiado el 12 de octubre de 1963 por Manuel Fraga Iribarne a la familia Torrijos y, posteriormente, restaurado por Turespaña. En 1966 abrió sus puertas como parador de turismo. Actualmente se puede visitar a través de la visita guiada que realizan los guías locales.