Ya dijimos en un artículo anterior, que muchas son las compañías que obligan o condicionan a sus asegurados a tener que realizar el servicio funerario donde no desean, imponiéndoles la funeraria y el tanatorio al que deben ir, saltándose así la libre competencia y la obligación legal de libre elección del prestador del servicio, como se recoge la Ley 50/1980 de 8 de octubre, de contrato de seguro.
Pero, elegir libremente la funeraria y el tanatorio al que queremos ir debe ser primordial tengamos o no póliza de decesos.
Algunos se preguntarán la diferencia entre una sala velatorio y un tanatorio y la verdad que hay diferencias.
Un tanatorio es un establecimiento donde se realizan servicios funerarios, si, pero es también donde se realizan los tratamientos higiénico-sanitarios, los procesos de tanatopraxia, embalsamiento, restauración, tratamiento estético o conservación del fallecido, y lo importante es que un tanatorio ofrece cualquier servicio necesario para la conservación, preparación y exposición del difunto durante el sepelio, antes de proceder a su entierro o cremación.
Este establecimiento, como ya recalcamos, está capacitado para cumplir todos los requisitos de sanidad mortuoria, todo ello desarrollado en el mismo lugar donde se realiza la recepción del difunto.
La exclusividad, la comodidad, el confort, la temperatura, la amplitud, la serenidad, el paisaje, los accesos al tanatorio y la zona de aparcamiento para usuarios, entre otras muchas cosas, deben ser prioridad absoluta ante de elegir el tanatorio donde queremos velar a nuestro ser querido.
La principal misión de un tanatorio es garantizar la mayor comodidad a los allegados que sobrellevan el duelo.
En España, estos establecimientos no existían hasta el año 1970. Hasta entonces, las familias velaban al difunto en sus propias casas, lo cual era, además de incómodo (por la falta de espacio), antihigiénico, ya que el proceso de descomposición natural del fallecido podría provocar enfermedades entre los asistentes.
El velatorio, por el contrario, es una sala especial que está acondicionada para velar a difuntos y donde familiares asisten para su despedida, pero en ella no se desarrollan los tratamientos higiénico-sanitarios o de conservación necesarios.