Carlos Peña Sánchez / Agente de Helvetia Seguros

Según el Reglamento de Circulación General, “el conductor es el total responsable de la seguridad de cualquier pasajero que viaje con él, ya sea una persona, un objeto o una mascota”. Por tanto, antes de emprender la marcha, éste debe asegurarse de estar en plenas condiciones para hacerlo, asegurándose de que nada le impida su visión, limite su libertad de movimiento o suponga un riesgo para los demás usuarios de la vía pública, por lo que deberá “colocar correctamente cualquier objeto o animal que transporte, para que no se produzca ninguna interferencia entre ellos y el conductor”. Así que para garantizar que esto se cumpla, lo primero que debes hacer antes de viajar con tu perro en moto es elegir un medio de transporte adecuado para ella, que cumpla con todas las medidas de seguridad. Dependiendo de las características del animal, puedes elegir alguna de las siguientes opciones.

Mochila homologada.- Es la alternativa más utilizada. Está indicada especialmente para transportar animales de entre 10 y 12 kilos. Se puede llevar de dos formas: a la espalda, como las mochilas convencionales, o entre las piernas del conductor si éste viaja en un escúter.

Bolsa sobredepósito.- Si tu perro es pequeño y pesa menos de 8 kilos, puedes optar por llevarla en una de estas bolsas que han sido específicamente diseñadas para el transporte de mascotas que van sujetas al depósito de la gasolina de la moto.

Transportín.- Es recomendable para los perros de mayor tamaño que no caben en las bolsas ni mochilas. Se instala en la parte trasera de la moto, como si se tratara de un suplemento más del vehículo.

Sidecar.- Es el sistema más adecuado para transportar con seguridad a animales de más de 12 kilos, aunque en España no es muy frecuente. Para poder utilizarlo es fundamental que la mascota esté bien adiestrada para viajar ahí, pues si no es así, pueden llegar a provocar algún accidente.

Algunos consejos para poner en práctica.- Es importante que tu mascota esté tranquila antes de iniciar el viaje y que se sienta cómoda en el habitáculo.

Si el viaje es largo, realiza paradas cada cierto tiempo para que pueda hacer sus necesidades y moverse libremente y, si es invierno, protégela del viento y el frío.

En estas circunstancias, es fundamental que conduzcas con prudencia, respetes las señales y evites realizar movimientos bruscos que puedan marearla o alterarla.