Restaurante típico Manchego ubicado en el corazón de Valdepeñas, en un entorno admirable dentro de la Plaza de España (número 8) frente a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. La dirección del restaurante a cargo de Antonio López Sánchez-Morago, desde enero de 2017, ofrece una cocina tradicional con toques innovadores, que no deja indiferente a su clientela que celebra momentos inolvidables cuyas esencias siguen forjando el caudal afectivo de décadas de tradición gastronómica.
Su carta nos lleva desde los exquisitos entrantes del día a una sabrosísima oferta de pescados y de carnes completada con una selecta oferta de postres de calidad; a todo ello hay que añadir una amplia carta de vinos elaborada con la inquietud de satisfacer la demanda de la clientela cosmopolita y cada vez más culturizada en el mundo del vino.
Aunque especialistas en “carnes a la piedra (de barro al fuego)” donde el cliente marca el punto de la carne a su gusto en la mesa, dentro de la propuesta culinaria podemos decantarnos por las ensaladas de perdiz, ventresca o ahumados; por un delicioso risotto aderezado con champiñón y queso manchego; o los exquisitos pimientos de piquillo, el paté de perdiz, el foie de pato y, cómo no, destacar sus tomatitos rellenos gratinados.
O deleitarnos con exquisiteces de la cocina manchega como son sus gachas, las croquetas de jamón ibérico, los huevos rotos con jamón o con gulas, el tiznao con bacalao y, por supuesto, las imprescindibles migas del pastor o el pisto.
De su selección de pescados y mariscos hay que destacar su sabrosa fritura, sus carabineros, gambas al ajillo, bacalao confitado, el atún asado, el pulpo a la parrilla, el salmón hojaldrado, la merluza, la lubina…; y en cuanto a las carnes, con una exquisita preparación para paladares exigentes, nos podemos deleitar con sus solomillos de ternera o cerdo, el chuletón de vaca vieja, las chuletillas o la pierna de cordero, el confit o las mollejas de pato, el ciervo o el cochinillo, a los que unir la carrillada, el codillo gratinado, el entrecot o el cachopo.
Como colofón gastronómico podemos optar por un delicioso postre que nos permite saborear unas magníficas tartas de queso o de manzana, un couland de chocolate o un crepe de nutella, los tradicionales helados y, por supuesto, las apetitosas torrijas.
Restaurante San Antonio, con un aforo de 120 personas, se ha convertido también en el centro de eventos gastronómicos como catas de vino, degustaciones o jornadas culinarias.