Otto von Bismarck fue un estadista, burócrata, militar y político alemán, considerado el fundador del Estado alemán moderno. En 1862, tras ser nombrado primer ministro de Prusia, emprendió una importante reforma militar que le permitió disponer de un poderoso ejército de 800.000 soldados para llevar a cabo su gran proyecto… la unificación alemana. En 1864 consiguió arrebatar a Dinamarca los ducados de Lauenburgo, Schleswig y Holstein; dos años más tarde, después de conseguir la neutralidad de Napoleón III de Francia y en alianza con Víctor Manuel II de Italia, declaró la guerra a Austria y tras derrotarla en la batalla de Sadowa (1866) se hizo con Hesse, Fráncfort y el reino de Hannover. En 1871 el poderoso ejército prusiano entraba en París y por el Tratado de Fráncfort los franceses cedían Alsacia y Lorena. En una visita de Otto von Bismarck a un pueblo del estado de Turingia -que ya formaba parte de la Confederación Germánica antes de la guerra contra Austria- los próceres de la pequeña población decidieron agasajar al primer ministro con productos locales y para ello dispusieron a un grupo de niños. Una vez entregados los presentes, una niña cogió de la mano a Bismarck y le dijo:
¿Puedo hacerle una pregunta que es muy importante para nosotros? Es que tenemos mucha prisa.
Bismarck, intrigado, le dijo que le preguntase lo que quisiese…
En el colegio queremos comprar un atlas nuevo, y quisiera saber si ya están trazadas las nuevas fronteras de Alemania… o esperamos.