Genio y figura. Con más de 50 años de carrera profesional, Millán Salcedo Salcedo (Brazatortas, Ciudad Real) continúa subido al escenario, ahora con el show ‘Preguntamelón’, donde responde a las preguntas del público de forma improvisada y sin guion. No piensa jubilarse ni bajarse de los escenarios, “es una cobardía”, dice. Tampoco quiere olvidar a los grandes humoristas españoles, a los que reivindica. Ama su tierra, a la que vuelve de vez en cuando para ver a su familia y disfrutar de buenos amigos. Sobre sus raíces, nos deja esta perla: “Con La Mancha nadie puede, cada vez es más grande y no hay detergente que pueda con ella”.
“No me puedo morir sin haber actuado en el Corral de Comedias de Almagro, lo necesito”
Pregunta.- ¿Si tuvieras que definirte a ti mismo, cómo lo harías: actor, cómico, humorista, showman, cantante, payaso…?
Respuesta.- Me gusta mucho payaso, la vilipendiada expresión de payaso, ¿cómo puede ser que la persona que ha hecho reír y ha entretenido a generaciones pasadas, a abuelos, padres… cómo puede ser que se utilice como insulto? No, me encanta que me llamen payaso, de pequeño me llamaban ‘El figuritas’, porque siempre estaba haciendo el payaso.
P.- Si empezaras de nuevo, ¿te hubiese gustado trabajar en otra profesión u oficio?
R.- No, aunque fue de forma casual, como casi todo en mi vida, y es que la diosa Fortuna me protege. Nadie en mi familia se ha dedicado al mundo del espectáculo, y cómico, mucho menos, pero sí he heredado el sentido del humor de mi madre. Cuando me trasladan al Hospicio de Ciudad Real, allí es donde realmente se forja mi destino en la vida. Mi madre se queda viuda muy joven con tres niños, mi hermano con 11, yo 7 y mi hermana 1 año. En el internado salesiano se hacían muchas veladas, yo cantaba en el coro, era solista, actuaba, zarzuelas… Agradezco (de bien nacidos es ser agradecidos) a los curas salesianos que vieran en un niño tan pequeño esa predisposición al mundo del escenario, de lo demás prefiero callarme.
P.- Pero, ¿llegaste a tener algún padrino?
R.- No, no, un cura me probó y vio que tenía voz blanca. Con 17 años me fui a Madrid con el ánimo de seguir subiéndome a un escenario, fuera grande o chico. Me enteré de que había pruebas para ser actor, me matriculé en la Escuela de Arte Dramático, y a mi madre le pareció muy bien; lo cierto es que todo vino rodado.
P.- Has hecho TV, teatro, cine, pero ¿en qué medio te mueves como pez en el agua?
R.- En vivo y en directo. Con el espectáculo que tengo ahora, ‘Preguntamelón’, puedo interactuar con el público a través de las preguntas que me hacen o a través de redes sociales, no llevo guion, todo es improvisado. Todo el mundo me pregunta lo mismo, relacionado con Martes y Trece, por lo que lo hago rentable a través del escenario.
Antes me subí a un ‘Piano Verde’ que lo hice durante 12-13 años con un pianista, pero aquello terminó porque me dio un ataque de epilepsia y tuvieron que cortarme un poco la lengua. Pero no se puede estar sin trabajar y yo necesito un escenario. Antonio Vega cantaba ‘El sitio de mi recreo’; para mí el escenario es ese sitio, donde me muevo como si estuviera haciendo surfing.

P.- ¿O sea que tú no eres de los artistas o cómicos que se va a jubilar?
R.- No, no, eso es una cobardía. A poca inteligencia que tengas, por muchos ahorros que tengas, necesitas el escenario. Miguel Bosé acaba de volver otra vez, se ha rehecho, pese a la enfermedad en la que perdió la voz. Rafael, ¡pobrecito mío!, ojalá se recupere… Todos volvemos, tarde o temprano pero volvemos, como los toreros. No se puede vivir sin tu trabajo, si desde pequeño te has dedicado a una cosa tienes que seguir en eso, sí o sí, y yo lo recomiendo.
P.- Millán, ¿ha cambiado mucho el espectáculo desde tus inicios? ¿en qué?
R.- Sí, recuerdo una foto mítica de chiquitín con el grupo ‘Los Sus’, actuamos en el antiguo Cervantes en 1968 en Ciudad Real (cuando ganó Massiel Eurovisión), cantamos la canción Congratulations con la cantante Olimpia, que era ciega, tenía mucho éxito en La Mancha. Pero ha cambiado todo, aquellos escenarios ya no existen o los han derribado y el sentido del humor también ha cambiado. Todo es generacional.
P.- ¿Pero ahora es mejor o peor que antes?
R.- ¡Ya estamos con lo de cualquier tiempo pasado fue mejor! Viniendo de donde vengo, con una terrible estancia en el internado, donde me hicieron bullying, aunque supe salir adelante… No, me quedo con el presente, con la tecnología, hay que seguir aprendiendo y avanzar, sigo siendo igual de curioso que siempre. Si hoy en día no te alías con las ciencias te abocas a un desencuentro total y absoluto, te quedas parado; y aunque no las entiendas, ¡coño!, pregunta.
P.- ¿Quiénes han sido tus referentes?
R.- Como ‘Martes y Trece’, nuestros referentes fueron Tip y Coll. Tengo una foto que es una joya para mí, en la que Josema Yuste y yo estamos de rodillas mirando a cámara y ellos están detrás ‘bautizándonos’ con agua en recuerdo de aquel sketch de cómo llenar un vaso de agua. También son mis ídolos Gila, Tony Leblanc, Pajares, Esteso… a todos los veía en la tele en blanco y negro y yo quería ser como ellos. Lo que no entiendo es por qué a algunos cómicos se les hace esta misma pregunta y salen por peteneras, no pasa nada por decir que te gustaba fulanito o ‘Martes y Trece’, pero no te ocultes, porque es evidente que estás haciendo lo mismo. No pasa nada por dar las fuentes de referencia, es más, te ennoblece.
P.- ¿Te refieres a otros humoristas que eluden mencionar a sus referentes?
R.- Sí, hay muchos jóvenes que se creen que lo han inventado todo, que han inventado los monólogos. El club de la comedia está muy bien, pero los monólogos ya los hicieron Gila, Quique Camoiras, Esteso, Luis Cuenca, etcétera, etcétera terapeuta. Mari Carmen y sus muñecos, por favor, era divina, ni se planteaba si era mejor que José Luis Moreno o viceversa, técnicamente quizá era mejor Moreno, pero ella era divina; con un muñeco como doña Rogelia consiguió que pareciera nuestra yaya.
P.- ¿Por qué todo el mundo anda empeñado en enfrentaros a Josema Yuste y a ti?
R.- Porque hay mucha envidia. Primero, La relación que tengamos no le importa a nadie; segundo, la separación pasa en las mejores familias, si no hablamos tanto como antes es lógico, se nos murió el humor de tanto usarlo, hay gente casada que tienen hijos y se separan y no sólo eso, se llevan a matar incluso. Para nosotros ya pasó nuestro tiempo, yo fui el detonante, el que cortó, vi que nuestra relación no era muy buena, al principio nadie me creyó, pero lo hice y ahí estoy, sigo en mis trece, nunca mejor dicho.
P.- Estarás hasta la coronilla de la empanadilla de Móstoles…
R.- No, como he dicho antes, de bien nacidos es ser agradecidos. Gracias a eso he podido ser selectivo. El espectáculo de ahora de podcasts es un capricho, elijo los sitios, no quiero lugares grandes, algún bolo de vez en cuando, pero los lenguaraces y las lenguaraces harán el agravio comparativo de que Josema está haciendo teatro y yo no, pero me da lo mismo. Además, en el espectáculo, como novedad, salgo del armario y digo públicamente mi orientación sexual que todo el mundo ya podía sospechar. La gente me ha preguntado que qué necesidad tenía, pues mira ninguna; mi familia es muy creyente, pero he querido compartir con el público determinadas anécdotas relacionadas con ese tema. Y se mean de risa porque no dan crédito. La frase del podcast es ‘Juro decir toda la verdad, aunque toda la verdad os parezca mentira’, ya que hay anécdotas que la gente sospecha que son inventadas, pero no, son totalmente ciertas.
P.- ¿Vas a actuar en Ciudad Real?
R.- ¡Llamadme! El Quijano es un poco grande, mejor en otro lugar más pequeño. Estaré encantado de ir, como no voy a querer ir a mi tierra. Mira, actuar en el Corral de Almagro sería mi sueño. Es una daga que horada mi pecho, como la poesía de la Venganza de Don Mendo. Con ‘Martes y Trece’ íbamos a ir al Corral pero se desorbitó la demanda y nos cambiaron a la plaza de toros, fíjate qué putada; el espectáculo fue maravilloso, se llenó, pero me he quedado con las ganas de actuar en el Corral; si me lee alguien, voy gratis, gratis. No me puedo morir sin actuar en el Corral de Comedias de Almagro, lo necesito.
P.- Millán, hablando de empanadillas, ¿qué plato manchego te gusta más?
R.- Toda mi vida he sido un tirillas, no me gustaba nada, no entendía cómo a las gachas se le echaba de todo. Ahora me encantan, también las migas, el pisto manchego, las berenjenas y el queso, aunque lo tengo prohibido, pero de vez en cuando como un trozo de un buen queso manchego.
Texto: Oliva Carretero Ruiz Fotos: Cedidas por el entrevistado