Adaptando un famoso verso de Quevedo, se podría decir que érase una mujer a un portátil pegada, érase una mujer superlativa por su defensa de la profesión periodística tras más de 30 años de ejercicio. Ahora, al frente de la Asociación, Mar Gómez Torrijos reconoce que hay muchos frentes abiertos: la precariedad laboral o el intrusismo “generalizado” de quien se cree periodista en las redes sociales. A los jóvenes periodistas que empiezan les da un consejo: máster, sí, pero también trabajo de calle.
“Olvidamos que el periodista está formado para contar un hecho veraz”
Pregunta.- Fuera de nuestro círculo quizá pocos conozcan que los periodistas tienen una asociación profesional en Ciudad Real, ¿cuándo se fundó y cuáles son sus objetivos?
Respuesta.- Se creó en 1918 pero, como consecuencia de los periodos históricos en los que la libertad de prensa ha estado amenazada, la Asociación ha pasado por etapas inactivas a lo largo de su historia, aunque siempre ha estado constituida, durante mucho tiempo como gremio profesional. En los últimos años, hasta abril de 2018, ha habido una gestora desde la que trabajamos para que la asociación no desapareciera.
El principal objetivo es defender la profesión, a los profesionales del periodismo y a los comunicólogos. Hoy en día se ha abierto mucho el abanico de los que son tratadores profesionales de noticias porque hay nuevas titulaciones con el plan Bolonia y nos hemos adaptado a ello.
P.- Un abogado defiende al reo, un arquitecto diseña casas, un médico cura y salva vidas ¿qué hace un periodista? ¿Por qué es necesaria su labor en la actualidad?
R.- Ahora cualquiera, con un móvil en la mano, se convierte en un informador accidental y estamos olvidando que el periodista es el profesional que está formado y, por tanto, habilitado para transmitir de acuerdo con una deontología profesional un hecho noticiable con objetividad y veracidad. Reivindicamos la figura del periodista porque, en estos momentos, debe estar más presente que nunca. La sociedad de la información ha abierto tanto el abanico que ahora es muy difícil saber si es verdad o mentira lo que se está contando en las redes sociales o lo que se dice que está ocurriendo. De ahí el llamamiento que hemos hecho este año con motivo de nuestro patrón el pasado 24 de enero, que la ciudadanía acuda a medios de comunicación para informarse, a medios en los que trabajan periodistas y comunicólogos, donde se lleva a cabo la labor informativa con rigor. Todos sabemos cuáles son y así están reconocidos, ya sean de ámbito local, provincial, regional o nacional.
P.- Como presidenta de la asociación, ¿qué puede decir del colectivo de profesionales del periodismo en la provincia?
R.- Está muy por encima de la media en cuanto a profesionalidad se refiere, no así desde el punto de vista laboral. El alto nivel de autónomos en la profesión preocupa a la asociación, se trata de una realidad a la que debemos hacer frente como colectivo aunque sabemos de antemano que tiene difícil solución.
P.- Como profesionales de la información, las redes sociales han roto esa intermediación entre el ciudadano y los hechos noticiables y desde la Federación nacional se aboga por la necesidad de periodistas que den información de calidad y que combatan la proliferación de fake news y posverdades ¿es de la misma opinión?
R.- Por supuesto. En las reuniones de la APCR comprobamos con bastante estupor cómo circulan los bulos. En torno a la actualidad nacional la proliferación es preocupante. Vemos cómo un tuit puede desencadenar una serie de afirmaciones que dan lugar a reflexiones y conclusiones erróneas. Eso no ocurre en nuestro ámbito profesional, nosotros tenemos fuentes fiables y, sobre todo, contrastamos las informaciones. Es un problema que ocupa y preocupa muchísimo a la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y en la próxima asamblea nacional, que se celebrará los días 5 y 6 de abril en Albacete, se van a presentar varias propuestas a este respecto.
Es penoso comprobar cada día, incluso en nuestro entorno cercano, que la gente consume información por twiter y facebook, entre otras redes sociales, mediante las que se trasciende con facilidad las fronteras y no necesitan entrar en la cabecera de un periódico para saber lo que está ocurriendo. ¿Qué solución podría haber? Podríamos empezar reeducando al ciudadano, aconsejándole que se acostumbre a buscar información sobre lo que está ocurriendo en los medios de comunicación, porque en la actualidad, además de los tradicionales, siempre hay publicaciones digitales serias elaboradas por profesionales del periodismo.
P.- ¿Y cómo afecta esta difusión de fake news a la imagen del periodista?
R.- Interviene muy negativamente, se desvanece ese halo de profesionalidad. Pero no todo son amenazas en las nuevas tecnologías, también tienen fortalezas. La inmediatez es muy valorada, puedes informar casi en tiempo real. El problema radica cuando la información no la maneja un profesional. Nosotros no denostamos las redes sociales, la Asociación de Periodistas denuncia la difusión de bulos con absoluto desprecio a una deontología que sólo aplican los profesionales. Los médicos, por ejemplo, aprenden a curar en las Facultades de Medicina y después ejercen, son reconocidos y no son suplantados salvo en casos contados; sin embargo, los periodistas y comunicólogos, aunque también tienen formación universitaria, encuentran a cada paso a quienes tratan de hacer su trabajo despreciando la praxis que es imprescindible seguir para informar con rigor. Siempre ha habido intrusismo en el mundo del periodismo pero es que ahora se ha generalizado y entraña riesgos importantes.
P.- Muy cercanas están dos citas electorales, ¿qué recomendación da a sus compañeros y qué mensaje quiere transmitir a los candidatos?
R.- A mis compañeros les recomiendo que entre la vorágine informativa que se avecina intenten extraer lo que verdaderamente es noticia y que la difundan de manera que los ciudadanos puedan votar lo más informados posible.
A los políticos, que piensen que cada vez que convocan a los medios de comunicación, los profesionales que acuden quieren sentirse útiles y con margen para realizar su trabajo, no utilizados. Que exista respeto a la profesión y a quien la ejerce. Y, si se puede colaborar de alguna manera para conciliar la vida profesional y personal con el horario de los actos electorales, estoy segura de que todos los periodistas y comunicólogos, así como nuestros compañeros fotógrafos y cámaras, estarán encantados. Siempre hemos dicho que nos gustaría que la pegada de carteles, que afortunadamente ya no se hace, fuera a las 12 de la mañana (sonríe). Que piensen siempre que intentamos transmitir con objetividad y veracidad lo que nos cuentan y que respeten las líneas editoriales de todos los medios de comunicación. Si a lo largo de las dos próximas campañas electorales los candidatos ven algo que no les gusta, siempre hay posibilidad de réplica, que no opten por “matar al mensajero”, porque creo que ningún profesional de la información de la provincia merece este tipo de ataques.
P.- ¿Cuál es la noticia en general que le gustaría dar, leer o escuchar?
R.- A nivel local me gustaría escribir o ver que se han eliminado de los presupuestos los planes de empleo y el plan de emergencia social de la Diputación ante la previsible ausencia de usuarios, porque ya no son necesarios. Eso significaría que los dramas que aún viven muchas personas, aunque no tantas como durante la crisis, habrían terminado. Sería feliz informando sobre que se ha alcanzado el pleno empleo y que ya no son necesarias las ayudas para cubrir necesidades básicas.
P.- ¿Y cuál sería la noticia que no le gustaría ver más?
R.- No me gustan muchas cosas, entre ellas que ha muerto una mujer a manos de su marido o pareja. O que han perdido la vida menores por causa de la violencia machista. O cualquier tipo de maltrato en el ámbito familiar, me produce un desasosiego difícil de describir.
P.- ¿Cree que el papel como soporte de comunicación tiene recorrido?
R.- Creo que a corto-medio plazo va a tener una presencia cada vez más residual, pero soy una gran defensora del soporte tradicional de prensa. Esta reflexión no es aplicable a las revistas de difusión masiva como la vuestra, Ayer&hoy; me refiero a la prensa generalista, que cada vez es más consultada por el móvil y nos estamos olvidando de ir al kiosco. En mis tiempos de estudiante he llegado a hacer la tontería de ir al Vips a las 4 de la mañana, comprar el periódico, doblarlo para no ver la primera, meterlo debajo de la cama y al despertar comenzar la lectura. Era el mayor placer, sigo pensándolo, a veces lo añoro, pero tengo que reconocer que ya no compro el periódico. Me informo por el móvil, pero a través de cabeceras digitales acreditadas y elaboradas por profesionales. Los periódicos y publicaciones que están en la calle tienen que intentar seguir en el kiosco, pero el futuro, ¿qué digo el futuro?, el presente ya no va por ahí, lo tenemos que asumir todos, los periodistas y los lectores.
Texto: Oliva Carretero Ruiz. Foto: Juan Diego García-Abadillo